domingo, 12 de abril de 2020

Necesidades básicas y sus concomitantes culturales: La higiene y otras necesidades biológicas

La higiene podríamos ligarla a todo lo referido al bienestar orgánico, y todos los dispositivos sanitarios podrían ser analizados desde el punto de vista de las creencias de los nativos con respecto a la salud y a los daños mágicos. Junto a tales consideraciones, el etnógrafo tendría que registrar también el minimum de sentido común elemental, las reglas acerca de los riesgos, la extrema fatiga, la prevención de peligros y accidentes, así como el limitado pero nunca ausente renglón de los remedios caseros. En muchas culturas primitivas, este aspecto del concomitante cultural es dominado en primer término por las creencias en la hechicería y el encantamiento, esto es, en el poder mágico de ciertas personas o agentes para infligir daños corporales en el hombre.
Las necesidades biológicas son, en nuestro análisis, claros hechos de ciencia natural. Las definimos con referencia directa a nuestro concepto de la serie vital, es decir, a un minimum de determinismo fisiológico que debe formar parte de toda cultura. Por ejemplo, hemos considerado como una necesidad biológica la incorporación de las series vitales a las actividades de todos los individuos, o con respecto a la mayor parte de ellos, así como la reproducción de un número suficiente para mantener la densidad normal de la población. Aquellas necesidades pueden ser consideradas, por cierto, desde el punto de vista de los hechos fisiológicos y ecológicos solamente o con referencia a la comunidad en conjunto y a su cultura. La afirmación de que, bajo cualquier sistema de organización, con cualquier patrimonio cultural, las necesidades biológicas deben ser satisfechas, significa que en cualquier ambiente, en el polo o en el trópico, en el desierto o en la estepa, en la isla diminuta o en la jungla impenetrable, los seres humanos deben protegerse contra influencias físicas que perjudicarían permanentemente al organismo humano o minarían sin cesar sus energías; que ellos deben mantenerse dentro de un definido grado de temperatura; que necesitan aire para respirar, alimento para nutrirse y agua para apagar la sed.

Examinando el carácter de los concomitantes culturales de cada necesidad biológica, no hemos encontrado un patrimonio cultural simple u orientado exclusivamente en un sentido, de moco que tienda sólo a satisfacer la necesidad de alimento, reproducción, seguridad o conservación de la salud. Lo que realmente ocurre es una encadenada serie de instituciones vinculadas entre sí y presentes en cada uno de los aspectos particulares señalados.
Encontramos también que las actividades humanas pueden ser clasificadas de acuerdo con el tipo, el contenido y el fin específico. Hallamos dondequiera un reflejo de interés económico y de organización, de influencia educacional, de constricción consuetudinaria o legal y de autoridad política. Estas cuatro necesidades aparecen como otros tantos tipos principales de actividad, presentes bajo el régimen de la familia, los grupos de edad, el clan, los equipos cooperativos o las sociedades secretas. No sería difícil mostrar, sin embargo, que los dos tipos de análisis, funcional e institucional, están íntimimamente ligados.
Si nuestro análisis es correcto, deben considerarse concomitantes colaterales de todos los sistemas de actividades organizadas, tanto la conservación y funcionamiento del patrimonio material, como las reglas de propiedad y las técnicas de su producción y manejo. Es igualmente claro que los individuos deben ser reemplazados, tanto como los utensilios mismos. De aquí que la enseñanza práctica, bajo la forma de preceptos fisiológicos, instrucción general y aprendizaje, es un proceso implícito en la estructura de una institución.
El concepto de normas significa también codificación, así como factores coercitivos que inducen a las personas a respetar a aquéllas y a evitar que sean violadas. Los conceptos esenciales de organización y de penalidad, tanto como el distingo entre servicios y prerrogativas, constituyen la idea de autoridad. Por lo tanto, la estructura política es también un hecho que podría ser deducido del análisis de nuestro diagrama.
Ninguna institución puede ser funcionalmente relacionada con sólo una necesidad básica, ni tampoco, como regla general, con una simple necesidad cultural. La cultura no es, ni podría ser, una réplica de las necesidades biológicas en términos de concomitantes específicos. La sola circunstancia de que éstos abarcan un número de instrumentalidades adicionales, resultaría suficiente para mostrar que su producción y mantenimiento sería lo que más conviene para la satisfacción integral de una serie de necesidades.
Esto se puede ejemplificar claramente si consideramos la familia. En primer término la relacionamos con las necesidades reproductivas de la comunidad. Aun partiendo de la simple consideración biológica de que el infante depende enteramente de su medio social originario y de que su dependencia subsiste por largo tiempo, llegaríamos a la conclusión de que el grupo bisexual de hombres y mujeres que se organizan para unirse y multiplicarse, deben organizarse también para la prolongada atención y gobierno del recién nacido. Desde que ellos deben llevar a cabo, evidentemente, estas actividades biológicas, o parcialmente biológicas, en estrecho contacto con y dentro del mismo ámbito espacial, las necesidades corporales de seguridad, bienestar y movimiento serán satisfechas por el mismo patrimonio físico y el mismo sistema de hábitos y reglas que establecen el ámbito básico para la reproducción. Así la familia será siempre integrada por la reproducción, pero debido al principio de la proximidad, una serie completa de necesidades, ya nutritivas, ya relacionadas con la salud, el aseo y el bienestar corporal, deben ser satisfechas conjuntamente dentro de la organización doméstica. Por eso encontraremos en cada hogar, por una parte, un sistema de activiades económicas y una distribución de la autoridad, y por otra, el proceso de enseñanza de los jóvenes, que no es sino un aspecto de la satisfacción de sus necesidades primarias, puesto que se les protege y se les guía en las primeras etapas de su desarrollo. Es claro también que el grupo de vecinos organizados en un municipio tendrán interés común en el aspecto legal de la reproducción, y en especial en cuanto respecta al noviazgo y al manetenimiento de reglas morales, como las abstinencias mágicamente impuestas, el incesto o el adulterio.
En muchos casos también, el abastecimiento de víveres no puede ser considerado como asunto puramente doméstico, aun en las primitivas etnicas, puesto que implica la organización municipal y a veces grupos más amplios. Sería fácil mostrar que agrupaciones como el clan o la tribu, en el sentido político, no pueden correlacionarse punto por punto con una necesidad, sea básica o instrumental. La organización política de actividades como la defensa, la agresión o las grandes asambleas tribales demandan por cierto alguna forma de alimentación, alojamiento y protección climática. Por lo tanto, ya consideremos el clan, el grupo de edad, la fuerza militar o el concejo deliberativo del grupo, tendríamos que determinar el conjunto total de las necesidades o imperativos que deben ser satisfechos en el curso de una empresa exitosa. Aun considerando instituciones ya cristalizadas en altos niveles de cultura, esto es, instituciones con base profesional, comprobaríamos que muy raramente pueden ser definidas en términos de una simple y específica función. Al sistema bancario concierne, como es obvio, en primer término, el otorgamiento del crédito, manejo de las inversiones y capitalización de la empresa. Al mismo tiempo, sin embargo, es también una institución educativa, pues el aprendizaje interviene, en toda cultura, como parte de cualquier institución.
Por otra parte, si consideramos cualquier necesidad específica, hallamos indefectiblemente una variedad de grupos organizados, ninguno de los cuales puede satisfacer exclusivamente aquella necesidad. El cuidado de la salud, aun en nuestro medio, está a cargo de hospitales, doctores y nurses, quienes integran la profesión médica, organizada de acuerdo con las normas de la medicina científica. Y existen también otros remedios alternativos, ofrecidos por "curanderos" partidarios de las curaciones por medio del aire puro, el agua fría, la comida cruda o la luz solar, resueltos a tratar cualquier dolencia por sus exclusivos remedios.
¿Significa todo esto que la función de una institución no puede en modo alguno ser definida? De ninguna manera. Es siempre necesario al definir la función, al considerar un sistema de actividades organizado y establecido, determinar su naturaleza esencial y relacionarla con las otras funciones subsidiarias. La familia, como ya hemos dicho anteriormente, es una unidad reproductiva. Desde el punto de vista cultural, sin embargo, la reproducción incluye la enseñanza de los jóvenes, para la cual, en el hogar organizado, se debe proveer las bases económicas y las físicas. Podemos, por lo tanto, establecer que la generación, el desarrollo ontogénico y cultural de la juventud y su preparación para la vida, es la función de la institución doméstica. Podemos expresarlo aun más brevemente: la familia transforma la materia prima de los nuevos organismos en verdaderos ciudadanos del grupo o de la nación. Esta definición comprende a todas las sociedades humanas.