lunes, 12 de octubre de 2015

La cultura como expresión y su proyección en el trabajo escolar

1. Riesgo y posibilidades de la educación en la sociedad actual
El hombre de hoy, el joven, se siente implicado como miembro activo, es decir, como persona, como sujeto con libertad personal, en el desarrollo de la sociedad, y cada vez con más fuerza rechaza el ser poseído por ésta. La libertad ha de ser considerada como objetivo y medio de educación.
Quizá nunca como ahora el peligro del hombre se sitúa no sólo en el área de las necesidades materiales, sino, y principalmente, en la posible pérdida de su condición de hombre por dejarse anegar en las corrientes masificadoras hoy más fuertes que nunca (acciones políticas totalitarias, influencia de los medios de comunicación de masas, dirigismo, masificación de la comunidad, cosificación del hombre).

2. Educación y técnica
Puede la técnica liberar al hombre de la servidumbre de muchas tareas puramente mecánicas, repetitivas, tediosas. Pero al mismo tiempo, la técnica puede generar miedo, porque puede acabar por mecanizar la vida sustituyendo las actividades y producciones humanas por actividades predeterminadas en una programación extraña y por producciones seriadas en las que no cabe el más pequeño rasgo diferenciador.

3. La encrucijada de la educación actual
Los cambios tecnológicos implican una modificación en el contenido de las enseñanzas, pero también en las actitudes y hábitos que la escuela debe desarrollar. La tarea de la educación es ayudar al hombre a vivir en este mundo, a encontrar su camino y formar los hábitos y actitudes que le hagan capaz de dominar las situaciones. Y está claro que el dominio de las situaciones requiere su previa comprensión.
Como es difícil conocer y encauzar el progreso intelectual, interior, de cada uno de los alumnos y reforzarle con la actividad adecuada, las escuelas, generalmente, siguen el camino más fácil, el de presentar unos cuantos conocimientos que, en muchas ocasiones, no tienen otro enlace que el puramente secuencial del tiempo en que han sido impartidos. Los resultados no pueden ser más desalentadores: los profesores de la universidad se quejan de que los alumnos que llegan a ella, es decir, los "seleccionados· entre los que cursaron la enseñanza secundaria, poseen una formación cultural que está muy lejos de ser satisfactoria.
Entre las deficiencias que más frecuentemente se mencionan están la acumulación de conocimientos no estructurados ni interrelacionados ordenadamente, la carencia de métodos de estudio y de técnicas para la organización del propio trabajo intelectual y la deficiente capacidad de expresión oral y escrita de los estudiantes.
Las deficiencias apuntadas señalan con claridad la debilidad fundamental de cualquier plan de estudios basado en una división de la cultura en asignaturas o materias porque inevitablemente lleva a concentrar la atención en el contenido de cada materia apartándola de las relaciones que ligan a todos los conocimientos humanos entre sí.
La necesidad de una formación cultural fundamentada en las técnicas de trabajo de los escolares y la capacidad de comunicación (expresión y comprensión) se apunta igualmente aunque sea también por vía negativa.
La división de un plan de estudios en asignaturas tiene su sentido si éstas se consideran como elementos que han de ser utilizados para el trabajo intelectual. Pero de hecho, se han convertido en adquisiciones estáticas llamadas a dormir en la mente hasta que una pregunta académica exija que salgan expresadas de la misma manera que se incorporaron. Las escuelas han venido a caer en un puro conductismo positivista, inútil y superficial, en el cual los estímulos y las respuestas se fabrican dentro de la escuela y todo sirve únicamente para la escuela.

4. La paradoja de la educación actual. La unificación de la cultura
La paradoja de la educación en nuestros días está en que la especialización que dispersa ha dado origen a una urgente preocupación por la generalización que unifica.
El problema es el de promover una educación básica, unificada, general, convergente, cuando por otra parte cada ciencia va profundizando en su propio contenido. Además, no sólo es necesaria una formación básica, sino comprensiva, sintetizadora, que proporcione al hombre la capacidad de comprender cualquier problema científico en el conjunto de la cultura humana.
El peculiar matiz de la situación actual es el de que una formación científica no se logra sólo a través de la especialización porque hoy los problemas de la ciencia son, paradójicamente, especializados e interdisciplinares, fruto de la especialización que es divergente y de la síntesis que es convergente.


5. La actividad educativa en la época de la comunicación
Si el fenómeno básico de la sociedad post-industrial es la comunicación y la información, parece claro que la educación deberá desarrollar en el hombre primordialmente su capacidad de comunicación, es decir, su capacidad expresiva y comprensiva. Dicho de otro modo, las diversas formas de lenguaje deben constituir el núcleo fundamental de la formación cultural y científica del hombre de hoy.
En el terreno estrictamente científico, la importancia que está cobrando el concepto de modelo en la investigación refuerza la necesidad de que la formación cultural se apoye fundamentalmente en la capacidad de expresión. Los tres tipos básicos de modelos, el icónico, el análogo y el simbólico, hacen referencia a los posibles tipos de lenguaje que se pueden utilizar la expresar la realidad.
El icónico utiliza un lenguaje plástico, pictorial o directo en el cual se percibe sensiblemente la relación entre el modelo y la realidad.
El modelo análogo utiliza también un lenguaje gráfico o plástico, pero implica ya una cierta abstracción.
El modelo simbólico es el más abstracto, y en él se utilizan los lenguajes matemáticos y verbal. Si el uso de modelos simbólicos implica un mayor riesgo de formalismo docentes es, sin embargo, el que exige una mayor actividad intelectual para ser empleado correctamente, al mismo tiempo que ofrece mayores posibilidades expresivas.
El lenguaje verbal y el matemático son especialmente aptos para expresar la vida intelectual. El lenguaje verbal tiene muchas más posibilidades, mientras que el lenguaje matemático tiene más precisión. Uno y otro son necesarios para la expresión científica.
Sin embargo, si se tienen en cuenta otras manifestaciones de la vida humana, entonces los lenguajes plástico y dinámico resultan de más valor incluso que el verbal y el matemático. Así, el lenguaje plástico es la expresión común a todo el mundo de manifestaciones estéticas que se proyectan en las artes plásticas. El lenguaje dinámico, más complejo y más difícil de definir que cualquiera de los otros tipos de lenguaje, es también un lenguaje particularmente adecuado para la expresión de las vivencias estéticas, artísticas y afectivas. De algún modo, el lenguaje dinámico, gesto, movimiento, danza, parece que expresa más intuitiva y directamente lo que es la persona, los factores subjetivos de la vida, mientras que el lenguaje verbal y el matemático son vías más adecuadas para expresar la realidad del mundo objetivo tal como es o puede ser conocido por el hombre.
Por otro lado, teniendo en cuenta que todo lenguaje utiliza un sistema o conjunto de signos, los signos de los lenguajes verbal, matemático y plástico son algo exterior al sujeto que los utiliza, mientras que en la expresión dinámica, el sistema de signos utilizado está constituido en gran parte por el propio organismo del sujeto que se expresa.
Los lenguajes verbal, matemático y plástico tienen un interés fundamental en la enseñanza y en la vida intelectual mientras que el lenguaje dinámico y, en cierto modo el plástico también, tiene un mayor interés en las manifestaciones de la vida afectiva.
La educación actual debe tener por tanto como objetivo el desarrollo de la capacidad de expresión y comprensión verbal, matemática, plástica y dinámica.

6. Expresión, trabajo intelectual y mundo circundante. La actividad expresiva como centro de los trabajos escolares
El estudio y el dominio de las diversas formas de lenguaje constituyen el elemento necesario y obligatorio, general y socializador de la enseñanza, mientas que el mundo circundante junto con las materias científicas y técnicas constituyen el contenido opcional o libre, profesional e individualizador.
Cualquier tipo de aprendizaje implica un movimiento de doble sentido: de interiorización cuando el sujeto aprehende y de exteriorización cuando el sujeto expresa lo aprendido. La expresión sintetiza el proceso de aprendizaje, es su manifestación externa y, por tanto, sólo ella puede revelar la marcha del proceso educativo. Un trabajo eficaz se manifiesta en una expresión correcta y suficiente. Volviendo los términos, una expresión aceptable necesita previamente un trabajo eficaz.
Expresión y trabajo intelectual constituyen el núcleo de la formación cultural exigida por el tipo de sociedad en que nos movemos, y por el tipo de hombre capaz de utilizar las nuevas posibilidades que se le ofrecen.

7. Implicaciones en el plan de actividades escolares
En los planes tradicionales la cultura se fragmentaba en una serie de asignaturas a cada una de las cuales se les asigna un tiempo determinado. El aprendizaje de los estudiantes se deslizaba por una serie de caminos paralelos sin comunicación entre sí.
En una educación personalizada, centrada en la actividad expresiva, la educación general se entiende como un camino que arranca de la experiencia del escolar, y termina en una cultura general sistemática.
Los núcleos experienciales que deban ser utilizados quedan a la elección de los profesores, porque en estos años no tanto importan los conocimientos que se han de adquirir cuanto los hábitos y la capacidad de expresión que deben desarrollarse.
Las formas de expresión siguen siendo lo fundamental en la actividad escolar, pero se irá prestando cada vez mayor atención a las áreas culturales. En el bachillerato, el plan de actividades tendrá que incluir las áreas culturales o de conocimientos, además de desarrollar la capacidad de expresión, que tendrá ya un carácter crítico.