sábado, 22 de marzo de 2014

Las dos tendencias antinómicas de la educación: individualismo y sociologismo

Individuo y sociedad constituyen los dos términos que han dado lugar a una de las más pertinaces antinomias que aparecen en la historia de la pedagogía: educación individual versus educación social. Estamos en presencia de dos exigencias simultáneas que no se excluyen y cuya armonía es siempre difícil. Por lo general, prepondera uno de ellos a expensas del otro.

 La dirección individualista 
Su propagador fue el escritor ruso Tolstoy (1828-1910), a partir del naturalismo individualista de Rousseau, quien pregona la supresión de todo método, de toda coacción, de toda disciplina heterónoma, exaltando a límites extremos la libertad y la individualidad del alumno.
Ciertamente la personalidad del educando debe constituir el centro de toda educación auténtica. El ser debe devenir todo lo que es en potencia y llegar hasta el límite de sus posibilidades. Pero ello no significa que la individualidad sea el valor supremo y único de la vida.

 La dirección social 
Dentro de la pedagogía social pueden señalarse varias orientaciones (Natorp, Durkheim, Dewey, Mannheim...), pero todas parten del postulado de que la educación sólo es posible dentro de la sociedad.

Paul Natorp
La pedagogía social-democrática e idealista de Natorp
Natorp (1854-1924), pedagogo representante del neokantismo alemán, publicó en 1898 su Pedagogía Social, que influyó extraordinariamente en el campo pedagógico. La educación para Natorp es superación de la mera individualidad biológica. Es el tránsito del ser al deber ser, de lo biológico a lo humano. Para conquistar la formación humana, el individuo ha de salir de sí mismo, de su microcosmos, y acatar la presión de los bienes culturales, de las realidades objetivas de la comunidad.
Sostiene Natorp que la formación del hombre es formación para la comunidad: no se trata de educar para situación política determinada sino de educar para la humanidad, esto es, de lograr la formación del individuo elevándolo al máximo posible de humanidad. Ante el derecho a una formación humana general, desaparecen las diferencias de clases, partidos o confesiones. La escuela, por tanto, ha de ser única, nacional y democrática.

John Dewey
La pedagogía social-democrática y pragmática de Dewey
Dewey (1859-1952) es uno de los representantes más significativos de la pedagogía contemporánea norteamericana y uno de los principales impulsores de la pedagogía activa. Para este pedagogo, la educación significa la suma total de procesos por los cuales una comunidad o grupo social, pequeño o grande, transmite sus poderes y sus objetivos adquiridos, a fin de asegurar su propia existencia y su crecimiento continuo.
Dewey considera que el individuo es siempre un ser social. La sociedad no es sino una reunión orgánica de individuos. Si elimináramos del educando el factor social nos quedaríamos con una abstracción; de igual manera, si elimináramos de la sociedad el factor individual, nos quedaríamos con una masa sin vida.
Dewey define a la educación como una continua reconstrucción de la experiencia. Dada la importancia de la acción, toda tarea educativa debe estar fundamentada en la experiencia. El credo pedagógico de Dewey tiene como base un activismo experimental. Considera que las nuevas generaciones no reciben de las generaciones adultas sus experiencias de forma pasiva, sino que realizan una continua reconstrucción de las mismas. La educación es un continuo enriquecimiento de las experiencias presentes. Por eso, la educación formal impartida por la escuela, tiene que seleccionar aquellas experiencias actuales que puedan enlazarse de manera fructífera con experiencias venideras.
La escuela debe desarrollar todas las experiencias físicas y espirituales del individuo teniendo en cuenta su destino social. La escuela ya no puede ser considerada como un recinto en el cual se adquieren conocimientos referidos a una utilidad remota en la vida, sino que ella pasa a convertirse en una forma auténtica de vida activa en sociedad, esto es, en una comunidad en miniatura, con talleres y laboratorios donde se realicen ocupaciones activas que sean fiel reflejo de la vida social.
Otro principio que alienta a toda la pedagogía de Dewey es el ideal democrático. Una sociedad es democrática si posibilita a todos igualdad de oportunidades en la adquisición de los bienes culturales

La pedagogía sociológica de Durkheim
Émile Durkheim
Durkheim (1858-1917), sociólogo y pedagogo de la escuela activista francesa de la segunda mitad del siglo XIX, piensa que la educación es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre las que todavía no están maduras para la vida social. Tiene por objeto suscitar y desarrollar en el niño cierto número de estados físicos, intelectuales y morales, que de él exigen la sociedad política en su conjunto y el medio especial a que está particularmente destinado. El objetivo esencial de la educación es la socialización metódica de las jóvenes generaciones. El individuo no tiene valor sin su integración en la sociedad.

Los nuevos enfoques de la pedagogía social en Mannheim
La educación debe ser una alianza entre el individuo y la sociedad, entre el desarrollo individual y el desarrollo cultural de la comunidad.

Karl Mannheim
1893 - 1947
Mannheim, sociólogo formado en Budapest y Berlín, emigró a Inglaterra durante el nazismo y fue profesor en la Universidad de Londres hasta su muerte en 1947. Pone de relieve su profunda preocupación por caracterizar los desajustes y la desintegración del ser individual en la sociedad durante una época de crisis. Frente a una sociedad de masas, inevitablemente planificada, plantea la necesidad de resguardar la iniciativa y la libertad del hombre como individuo. Así, se hace necesaria una nueva conciencia en el ámbito educativo que, al mismo tiempo que acentúe la comprensión para lo social, garantice la autonomía y la libertad individuales. La socialización del hombre no debe anular nunca el proceso de individualización. Muy importante es, a este respecto, el papel que le cabe a la educación para estimular la formación de la personalidad democrática, de conducta integrada en la situación social.