miércoles, 13 de agosto de 2014

La escuela como centro de la acción educativa sistematizada

1. Concepto de escuela
La escuela es la institución social organizada, constituida por el agrupamiento de alumnos y maestros y profesores que forman una comunidad de trabajo, cuya misión es la educación consciente y sistemática de las nuevas generaciones. Abarca, por consiguiente, todos los centros de sistematización de la acción educativa, de cualquier grado o especialidad, desde el jardín de infantes hasta la universidad, sin excluir a los establecimientos que imparten una enseñanza específica.


2. Orígenes y evolución de la escuela
La escuela surge cuando el hombre se da cuenta de la importancia y la necesidad de la acción educativa sistemática. En los pueblos del Antiguo Oriente (India, China, Egipto, etc.), la escuela surgió unida sobre todo a necesidades rituales, de formación del sacerdocio, de difusión de textos religiosos, de capacitación de funcionarios o de preparación técnico-profesional. Estas escuelas eran destinadas a minorías, o sea, a castas o clases superiores que ejercían una función directiva en la comunidad.
Con Grecia fue organizada en sus ciclos, elemental, medio y superior, y adquirió, con Sócrates, Platón y Aristóteles, sus primeras sistematizaciones didácticas con fundamentos filosóficos. En Roma, durante el período de la República, la educación tuvo carácter privado, organizándose las escuelas del magister, del gramático y del retor para los tres ciclos de enseñanza. Durante el Imperio adquirió carácter público. Como en Grecia, sólo los hombres libres gozaron de los beneficios de la educación escolar.
El advenimiento del Cristianismo trajo como resultado un largo y profundo proceso de transformación de la escuela. En los primeros tiempos, los cristianos se limitaron exclusivamente al aspecto religioso y moral en la formación humana, creando las escuelas catecúmenas, destinadas a instruir en el nuevo credo y a preparar para recibir el bautismo. Con el andar del tiempo, estas escuelas se fueron difundiendo, lo que trajo como consecuencia la necesidad de crear institutos para la formación de maestros cristianos. Fue así como se desarrollaron centros superiores de instrucción teológica denominadas escuelas catequísticas, que se transformaron en centros de intensos debates sobre asuntos de teología y de profunda actividad intelectual. Después de la caída del Imperio y de las invasiones de los bárbaros, la Iglesia Católica tomó a su cargo la orientación de la escuela.
Cada uno de los sectores o clases de la sociedad tuvo su tipo peculiar de educación: los caballeros la tuvieron en los castillos; los clérigos en los monasterios y catedrales; el pueblo en las escuelas parroquiales. Posteriormente surgieron nuevos tipos de escuelas: las municipales y gremiales, destinadas a satisfacer las exigencias de la vida comunal. Se desarrollaron además las primeras instituciones educativas de carácter autónomo: las Universidades.
El Renacimiento, la Reforma y la Contrarreforma suscitaron grandes innovaciones en los contenidos y métodos escolares, dando lugar a importantísimas organizaciones de educación sistemática con distintos grados y orientaciones.
La secularización de la educación y el sometimiento de la escuela a los fines del Estado se desarrolló en el siglo XVIII, en la "época de las luces" y del "despotismo ilustrado". Este carácter estatal de la escuela pública culmina a fines de ese siglo con la Revolución Francesa, que dio las bases de la escuela pública nacional. Ésta se difundió y acrecentó en el siglo XIX, y en el siglo XX con sus caracteres de obligatoriedad y de gratuidad.

3. Funciones de la escuela
La primera función de la escuela parece haber sido la profesional. Por supuesto que no podemos hablar aún de escuela como institución social organizada. La generalización de la escuela para todas las clases, con otros fines, es producto de una lenta conquista de la humanidad.
¿Cuál es la misión de la escuela? La mayoría de los autores consideran, como sus funciones principales, la transmisión y renovación de la cultura. La escuela siempre ha sido mirada, desde Platón y Aristóteles, como medio para el perfeccionamiento de la sociedad. Por eso, si bien la escuela es el reflejo del régimen social, político, económico, etc., del que forma parte, la escuela, a su vez, contribuye al perfeccionamiento y progreso de la sociedad. La escuela no transmite al ser joven todos los contenidos culturales de la sociedad; ella selecciona y jerarquiza los estímulos considerados positivos y valiosos que ha de transferir al educando, adaptados a sus características y necesidades y a los fines educativos que se persiguen. De ahí que la escuela, en todos sus ciclos, tenga como misión fundamental estimular el proceso de formación del hombre, de conformidad con las aspiraciones y necesidades de la comunidad.


Considera Dewey que la primera misión de la escuela será ofrecer un ambiente simplificado, comenzando por seleccionar aquellos elementos más fundamentales y valiosos. La escuela debe asimismo eliminar todos aquellos rasgos nocivos del medio ambiente en el que está sumergida.
La escuela, además, tiene la función de amplificar el ambiente social, logrando que todo individuo obtenga las oportunidades necesarias para poder superar las limitaciones del grupo social en que ha nacido. La escuela no ha de olvidar su misión estabilizadora e integradora.

4. Limitaciones de la escuela
La escuela tiene una acción limitada en el proceso de estimulación de la formación humana. Complementa, eleva, perfecciona y sistematiza la educación espontánea de la comunidad. Pero no puede esperarse de ella que forme totalmente al hombre.
Como centro mandatario de los agentes educadores (familia, comunidad, Estado), actúa en función de los fines por ellos determinados. La escuela no puede ejercer sus funciones aislada de los distintos agentes de socialización. Ella ha de sufrir permanentes presiones para adaptarse a las exigencias de cada sociedad.

5. La escuela y la familia
La educación de la familia, por su misma naturaleza, es una educación básica que imprime un carácter indeleble a todas las edades de la vida del hombre. En consecuencia, si la escuela aspira a que su acción sea efectiva, ha de establecer una estrecha colaboración con la familia en todas aquellas cuestiones comunes que interesan a la educación de los niños y los jóvenes. La obra educativa debe ser el resultado de la acción conjunta de los padres, los maestros y la comunidad.
El tiempo que el educando está en la escuela es muy breve si lo comparamos con el tiempo que permanece ausente de ella. Sin embargo, la escuela lleva a cabo una profunda labor de transformación espiritual. La influencia de la acción de la escuela en el educando es intensa por varios motivos: primero, porque la acción educativa escolar se lleva a cabo en las etapas de la vida humana de mayor plasticidad; segundo, porque su acción educadora es de tipo sistemático, siendo realizada mediante planes previamente estudiados, con métodos especiales, con recursos técnicos y materiales apropiados, en lugares destinados a ese objeto y por personal preparado específicamente para cumplir tal tarea.
La colaboración entre la escuela y la familia puede obtenerse no sólo mediante la participación y representación de los padres en las asociaciones, sino también mediante su intervención activa y directa en la vida escolar, en las festividades escolares, etc. Pero también es conveniente obtener la cooperación de los padres en el sentido de que aporten sugerencias e informaciones con respecto al comportamiento y educación de sus hijos.

6. La escuela y la comunidad
La escuela tiene como una de sus funciones esenciales la de socializar al ser joven, esto es, prepararlo en todos aquellos aspectos de la formación humana que contribuyan a convertirlo en miembro consciente y útil de la comunidad a la que pertenece. Esta preparación, aunque importantísima, no es completa, ya que la formación integral del hombre exige, evidentemente, una actividad vital plena en el seno de la comunidad misma.
La escuela ha de orientar su acción educativa en relación directa con el medio en que actúa, es decir, de conformidad con la comunidad local, con la comunidad nacional y con la comunidad humana, dentro de la época histórica en que se vive.
Debe existir una constante interacción entre las instituciones escolares y la comunidad en las que están inmersas. La escuela debe adaptarse, constantemente, a las exigencias de la estructura social. Su finalidad será el desarrollo de todas las capacidades y disposiciones del educando, pero no desde un punto de vista puramente abstracto y artificial, sino teniendo en cuenta su anclaje en la realidad sociocultural.
Veamos, con respecto a esta cuestión, algunas de las posiciones que han surgido:

 1º)  La escuela como aislante tradicional
Hasta nuestros días, como dice Spranger, la escuela ha conservado algo de esa característica aislante, de proteger a las generaciones jóvenes contra la temprana interferencia con la vida real. La función que se atribuye a la escuela, dentro de esta dirección, es la de transmitir conocimientos y enseñar habilidades que sólo más tarde tendrán aplicación, y crear celosamente una especie de "templo del saber" que resguarde contra todo contacto exterior.

 2º)  La escuela como una comunidad en miniatura
La escuela pasa a contribuir, según esta modalidad, una verdadera parte real de la vida activa, una parte integral, una comunidad embrionaria en pequeño.
¿Qué se espera de una escuela de este tipo? Que el niño y el adolescente vivan en la escuela un conjunto de experiencias que vivirán como adultos en el seno de la comunidad.
Sin embargo, dentro del ámbito escolar, los niños no se ejercitan para vivir como adultos. La vida concreta y plena en la comunidad requiere capacitaciones, responsabilidades y valoraciones que los niños y adolescentes no se hallan aún en condiciones de poseer en su grado necesario.

 3º)  La escuela de la comunidad
Esta modalidad, desarrollada en Estados Unidos a partir de 1940, es la que procura una íntima interacción funcional entre la escuela y la vida global de la comunidad de la que forma parte integrante. Busca una relación directa con todos los aspectos vitales de la comunidad. Pero no sólo eso, la escuela de la comunidad pasa a ser un instrumento para el mejoramiento de la comunidad entera.
Podemos considerar, siguiendo a Olsen, cinco preceptos fundamentales en estas relaciones entre la escuela y la comunidad:
1.- La escuela debe actuar como centro educativo y cultural para los adultos. Desde el momento que la educación supone un proceso permanente en la vida del hombre, los adultos han de encontrar en la escuela un centro educativo y sociocultural.
2.- La escuela debe utilizar los recursos de la comunidad para dar nueva vida a los programas y métodos de enseñanza. La comunidad es un verdadero laboratorio que ofrece recursos educativos y experiencias directas de aprendizaje que la escuela debe aprovechar para vigorizar su enseñanza.
3.- La escuela debe organizar su curriculum en torno a los fundamentales procesos y problemas de la comunidad.
4.- La escuela debe contribuir al mejoramiento de la comunidad mediante la cooperación en sus actividades y la ejecución de proyectos de interés común para el grupo.
5.- La escuela debe servir de agente coordinador de los esfuerzos educativos de la comunidad. La escuela, como centro de educación sistemática, debe guiar todos los esfuerzos educativos de la comunidad mediante un programa organizado en colaboración.
En general, este sistema supone un planeamiento de elevación del nivel de vida de las poblaciones que viven en ambientes rurales o niveles socioculturales atrasados, donde la escuela primaria llega materialmente a constituirse en el centro cultural de la comunidad y en elemento principal de su progreso.

lunes, 11 de agosto de 2014

La religión en la Roma antigua

1. Los dioses romanos
Los romanos creían en la existencia de numeroso dioses. Cuando sometían a otros pueblos, adoptaban el culto a sus divinidades; así, por ejemplo, la mayor parte de los dioses romanos eran de origen griego.
En Roma existían dos tipos de divinidades: los dioses del Estado y los dioses familiares o domésticos.
Los dioses del Estado eran numerosos; se les rendía culto y se les ofrecían sacrificios en ceremonias religiosa. Éstas se realizaban en el exterior de los templos. Las divinidades principales eran Júpiter, dios del cielo; Juno, diosa protectora de la mujer y el matrimonio, y Minerva, diosa de la sabiduría, las artes y las ciencias. Además, se adoraba a otros dioses como Marte, Mercurio, Neptuno, Venus, Diana, etc.
Los dioses domésticos (lares, manes y penates) eran los protectores del hogar. El padre, cabeza de familia, oficiaba ceremonias religiosas en las viviendas, en las que se rendía culto a estas divinidades y se les hacían ofrendas.
Por otro lado, algunos emperadores fueron divinizados y objeto de culto por parte de todos los habitantes del Imperio, que expresaban así su lealtad al emperador.


Los augures eran sacerdotes encargados de averiguar el parecer de los dioses sobre las actividades importantes de Roma: convocar la Asamblea Popular, emprender una batalla, fundar una nueva colonia, etc.
La adivinación de los augures se basaba sobre todo en la observación del vuelo de las aves. Las aves más estrechamente ligadas a este ritual eran los cuervos, las cornejas y los buitres.

2. El cristianismo
En los primeros tiempos del Imperio surgió una nueva religión, el cristianismo, fundada por Jesús de Nazaret. Esta religión propugnaba la existencia de un único dios (monoteísmo), ante el cual todos los seres humanos eran iguales, y la promesa de una vida después de la muerte.
Relieve que representa el crismón,
símbolo de Jesucristo, presente en
las paredes de las catacumbas.
El aumento del número de cristianos y su negativa a rendir culto al emperador hicieron que el nuevo credo religioso fuera una amenaza para el orden establecido por Roma. Jesús de Nazaret fue condenado a morir en la cruz, y su religión fue prohibida. Los cristianos fueron perseguidos por distintos emperadores (Nerón, Domiciano, Trajano) y se vieron obligados a refugiarse en galerías subterráneas, llamadas catacumbas, para celebrar sus ceremonias religiosas y enterrar a sus muertos de forma secreta.
En el año 313, el emperador Constantino publicó un edicto (Edicto de Milán) por el que se establecía la libertad religiosa en el Imperio, y después él mismo se convirtió al cristianismo.
Posteriormente, en el año 380, el emperador Teodosio proclamó el cristianismo como la religión oficial del Imperio romano.

3. La organización de las comunidades cristianas
Las primeras comunidades cristianas recibieron el nombre de iglesias ("iglesia" procede del griego ekklèsia, que significa asamblea) y tenían una estructura muy sencilla. A medida que fue aumentando el número de cristianos, se hizo necesaria una organización más compleja. Durante el siglo II d.C. se adoptaron acuerdos sobre distintas materias (la fe, el bautismo y las escrituras) y apareció la figura del obispo, que estaba al frente de cada comunidad.


Imagen que representa a la Virgen con el Niño, flanqueada por los emperadores Justiniano y Constantino (mosaico de Santa Sofía de Estambul)