viernes, 3 de abril de 2020

El inicio de la Academia de Platón

Platón (427-347 a.C.)
Platón nació en el año 427 a.C. dentro de una familia de grandes linajes aristocráticos, de la cual varios miembros desempeñaron en su tiempo cargos importantes. Recibió la escolarización habitual de los muchachos atenienses. Cultivó con éxito la gimnasia, la música y la poesía, hasta que, a los 18 años, alistado en las filas de la caballería, como todos los miembros de la aristocracia, cumplió el servicio militar como ephebos. Fue sobre el año 407 cuando conoció a Sócrates y comenzaron así ocho años en que Platón gozó del magisterio socrático, donde la calidad de discípulo incluía la categoría de amigo. Este encuentro suscitó su vocación por la filosofía.
El proceso y la muerte de Sócrates, bajo el régimen de la democracia, determinaron su hastío por la política y le inspiraron el famoso principio de que “no cesarán las calamidades humanas mientras no gobiernen los verdaderos filósofos o se hagan filósofos los gobernantes”. El trágico fin de Sócrates le indujo a apartarse de la vida pública, y durante la década siguiente (399-389 a.C.), se mantuvo totalmente alejado de ella. Parece ser que para Platón fueron éstos los años de sus grandes viajes. En Italia meridional entró en contacto directo con los pitagóricos. Durante toda su vida, Platón permaneció sometido a su influencia. Durante sus viajes abandonó definitivamente la intención de emprender una carrera política.
En torno al año 389 regresó a Atenas y empezó a enseñar en o cerca del gymnasion. El gymnasion era popularmente conocido por el nombre de academia, y la escuela de Platón, fundada probablemente en los inicios de su carrera docente en Atenas, recibió la misma denominación.
La decisión de Platón de convertirse en maestro se debió, en parte al menos, a su creciente insatisfacción por el régimen de la democracia popular; su oposición al sistema venía motivada por unas innegables simpatías aristocráticas. Basándose en su creencia en un bien superior al de la voluntad popular, y rechazando el humanismo de Protágoras (el hombre como medida de todas las cosas), Platón afirma su fe en la medida absoluta, la justicia, fuera del alcance de toda manipulación humana. El mejor de todos los mundos posibles es aquel en el que impera la armonía social y política, gracias a la actuación de la justicia. Pero no es posible llegar a ello sin que el gobierno se base en la regla suprema de la justicia, administrada por hombres ilustrados. Parece claro que estos hombres ilustrados no pueden ser más que los aristócratas.
Platón empieza a elaborar una teoría sistemática de la educación que llegue a englobar la totalidad de las relaciones individuales con el Estado. Pero esta teoría no estaba necesariamente concebida para ser aplicada de forma inmediata; se trataba más bien de un ideal a tener constantemente presente, lo cual suscita en definitiva una distinción importante que es preciso hacer entre los dos medios de que disponía Platón para la difusión de sus pensamientos. Consistían en la enseñanza formal de la Academia, por una parte, y en sus diálogos escritos por otra.
Platón presenta la dialéctica como la forma suprema de la actividad pedagógica. Todos sus diálogos se refieren de alguna manera a la dialéctica, y por otra parte muchos de ellos tratan de la educación. Y algunos, especialmente La República y Las leyes, se ocupan de la educación en tanto que actividad dialéctica.
Su muerte ocurrió en el 347 a.C., y fue enterrado en el jardín de la Academia. Sus trece últimos años fueron serenos y dedicados a la reflexión y al estudio.