martes, 4 de abril de 2023

Ibn Tufail: Teoría pedagógica

Ibn Tufail (1105-1185)

Médico, Filósofo, Matemático y Poeta

Nacido en el sudeste de la península ibérica, en los años anteriores a la incorporación de los reinos independientes de Guadix y Baza al Imperio Almohade.


1. Introducción a su teoría educativa

El pensamiento pedagógico de Ibn Tufail es una consecuencia inmediata de su teoría del hombre: el hombre es un ser que camina hacia Dios por la vía intelectual hasta la unión mística con Él. La educación es un proceso perfectivo, según el cual el hombre, a partir de su yo implantado en el mundo, "se instala", anhelante, en Dios. El filósofo autodidacta, Havy, no es sino el hombre que encuentra su propia esencia, su "sé el que eres", pendiente en definitiva de la existencia divina, que estima como único fin al que conformar su conducta; el entusiasmo, anticipo de la fruición de Dios, es forma genuina de sentimiento del que escucha la llamada de Dios. La obra de Ibn Tufail -Havy vive solitario en una isla- no significa como se ha venido estimando la negación de la comunicación pedagógica, sino la sublimación del diálogo del hombre con Dios, o, en otras palabras, la relación personal y perfectiva por excelencia del hombre. La pedagogía de Ibn Tufail es la del esfuerzo de la voluntad del hombre, de la perseverancia, de la lucha ascética, de la continua superación de lo sensible o lo espiritual, de la sublimación del propio yo en la unión íntima con Dios, que es la Verdad.

El hombre -manos y alma- es educable. El primer momento de la educación de Havy adviene con la aparición de la conciencia del yo, o ruptura umbilical con la naturaleza y con la gacela que lo ha criado, es feliz en este estado de animalidad hasta que un día comienza a dolerle su convivencia con los animales a los que imita con desventaja, viviendo una existencia anodina e impersonal. La conciencia de su inferioridad física con respecto a ellos se difumina al intuir, sin embargo, su superioridad sobre ellos conforme va usando racionalmente sus manos o manejándolas con habilidad. La educabilidad, como posibilidad de perfección, se halla en la intersección de la razón rectora -alma- con el cuerpo, significado aquí por las manos. Luego la educabilidad anida no en las manos de Havy, sino en la capacidad racional de su manejo. Pero, ¿qué sentido tiene la razón, o el alma, en Ibn Tufail? A través de la observación de la vida y de la muerte de los animales que rodean a Havy, piensa en la necesidad de un principio vital, que dé cumplida razón, única y causal, de todos los actos, plurales, de los seres vivos: tal principio ha de ser forma del cuerpo, es decir, lo que hace que el cuerpo sea en realidad cuerpo, y por el que surge la vida -vegetativa, animal y humana- o adviene con su ausencia la muerte. El alma es inmortal y eterna, lo primero porque ni puede corromperse ni descomponerse, lo segundo porque por naturaleza y vocación personal está destinada a la contemplación de Dios. Por ello, la perfección última del hombre, como ser educable que corona el proceso educativo, consiste en la visión íntima de Dios.


2. La circunstancia educativa: el mundo

Cuando Havy es consciente de su yo, primera verdad fundamental a la que llega, busca la verdad inmediata de su no-yo, la verdad de las cosas, que constituyen su "circunstancia"; y esta circunstancia en Havy, como en cualquier otro, es motivo extrínseco de su aprendizaje y educación. El mundo es para él ocasión de un continuo y progresivo proceso de abstracción, desde la mera experiencia a la intuición más sublime, desde la abstracción física a la metafísica.

Havy convierte el mundo en circunstancia por un proceso cognitivo a niveles diferentes:

- El conocimiento empírico de las cosas responde primariamente a la necesidad vital de estar entre ellas. Aprende a nominar las cosas y se inquieta por el modo de hacerlas, de satisfacer sus necesidades vitales, de utilizar instrumentos...

- El conocimiento técnico, que aparece al final del tercer septenio de su vida, es el resultante de aplicar unos principios generales inducidos de la experiencia a unas situaciones concretas, constituye el saber hacer, e implica el manejo con una mayor rentabilidad y un menor esfuerzo.

- El conocimiento especulativo, propiamente teórico, o por abstracción, presenta los grados, clásicos, de abstracción física, matemática y metafísica. A nivel de abstracción física, Havy analiza las cualidades que son comunes y propias de cada especie de "cosas"; sus propiedades, sus funciones, las clases de almas en los seres orgánicos, remontándose a la composición última de los cuerpos a partir de los cuatro elementos fundamentales y primigenios, fuego, tierra, agua y aire.

Por abstracción matemática las cosas quedan reducidas a su versión cuantitativa, prescindiendo de la materia, en cuanto principio de individuación; Havy pasa del estudio de los individuos al de las especies, que unifican de alguna manera la multiplicidad de los individuos:


... a la manera como una sola agua y un solo licor que se distribuyesen en varios vasos, y se juntan luego en uno solo son una sola y misma cosa en ambos estados, de separación y de unión, sobreviniéndoles o atribuyéndoseles la multiplicidad por cierto accidente (per accidens) o por cierto respecto. De este modo concibió toda la especie como una, y equiparaba la multiplicidad de sus individuos con la de los miembros de una persona, los cuales en realidad no son múltiples (es decir, que son reducibles a la unidad).


Por la abstracción metafísica se contemplan los cuerpos en la posibilidad de prescindir de su materia, es decir, en cuanto formas puras, no exentas, por supuesto, de realidad; la distinción de materia y forma, la contingencia de los seres sublunares, y la necesidad de encontrar la Causa Primera de todos ellos constituyen otros tantos "lugares" de sabiduría en la meditación de Havy. 


Prosiguió luego su especulación acerca de las formas que antes había conocido, examinándolas una por una, y vio que todas ellas habían sido reproducidas de nuevo, necesitando necesariamente, por tanto, de una causa eficiente.