viernes, 5 de abril de 2013

Cultura y arte en Al-Andalus

La islamización de las tierras hispanas ha sido objeto de un amplio debate. Algunos autores han minimizado la influencia islámica, pensando que los orientales que vinieron a la Península básicamente se hizpanizaron. Otros, por el contrario, opinan que la llegada de los musulmanes supuso una orientalización de España. Esta última postura parece la más acertada.
El legado cultural y artístico de Al-Andalus no se limita a la época de máximo esplendor político, pues buena parte de sus intelectuales y muchas de sus más importantes manifestaciones artísticas proceden del período posterior a la caída del Califato. No obstante, los cimientos se pusieron en la etapa cordobesa.

1. La cultura hispanomusulmana
En el Islam, sociedad formada por la comunidad de los creyentes, el pensamiento estaba estrechamente vinculado con las creencias religiosas. La introducción en Al-Andalus, a finales del siglo VIII, de la doctrina malequí, notoria por su rigidez y su ortodoxia y que confería a los alfaquíes, especie de juristas-teólogos, un papel de censores de la vida del espíritu, supuso un obstáculo prácticamente insalvable para la creación de un pensamiento de cierta originalidad. El florecimiento cultural de Al-Andalus, comparado con el de otras regiones del mundo islámico, fue tardío. No obstante se mantuvieron contactos con Oriente, especialmente a partir de Abd al-Rahman II.
En el campo de la creación literaria cabe recordar la obra poética de al-Gazal (siglo IX) y las composiciones populares que aparecieron en el siglo X (el zéjel y la muasaja). También se desarrollaron en la Córdoba omeya ciencias como la medicina o la astronomía. Por lo que respecta a las matemáticas, el sistema de numeración de origen indio fue conocido en Al-Andalus a fines del siglo IX, desde donde pasaría posteriormente al mundo cristiano.

2. El arte hispanomusulmán: el período cordobés
En tierras hispanas se desarrolló una de las escuelas artísticas más florecientes de todo el mundo musulmán. En la península Ibérica había una importante tradición romana y visigoda, que fue hábilmente utilizada por los musulmanes, incluso desde el punto de vista material (era frecuente el empleo de columnas aprovechadas de edificios antiguos). Al-Andalus fue, por otra parte, un excelente lugar de contacto entre el arte musulmán y el cristiano, sirviendo de vehículo para el intercambio de experiencias artísticas entre ambos mundos.

Una de las cúpulas de la zona más antigua de la Mezquita de Córdoba
La cúpula de nervios anticipa las soluciones adoptadas más tarde por los cristianos.
El primer período del arte hispanomusulmán se denomina cordobés, no sólo por el lugar en donde estaba la residencia de emires y califas, sino también porque fue en Córdoba donde se levantaron los más importantes monumentos. En el arte musulmán lo importante es la arquitectura. Sus principales elementos constructivos son el empleo de la sillería, la utilización predominante de un tipo de arco de herradura más cerrado que el visigodo y que suele aparecer encuadrado por un alfiz, y el uso alternativo de cubiertas de madera o de bóvedas de muy diversa gama. Con el tiempo aparecieron otros tipos de arco, como el lobulado. La ornamentación, ausente la representación humana, se limita a motivos de carácter geométrico, vegetal o epigráfico, en los que suele desbordarse la fantasía.

Mihrab de la Mezquita de Córdoba
El edificio más importante de este período y acaso de todo el arte hispanomusulmán es la Mezquita de Córdoba. Obra realizada a lo largo de un amplio período (fines del siglo VIII - fines del siglo X), la mezquita cordobesa era el símbolo de la fortaleza y de la independencia de los Omeyas hispanos. Los trabajos se iniciaron en tiempos de Abd al-Rahman I, a base de transformar la antigua iglesia cristiana de San Vicente. La mezquita tenía en aquel momento 11 naves. La insuficiencia del tempo hizo necesaria a mediados del siglo IX, siendo emir Abd al-Rahman II, una ampliación, en dirección sur, hacia el río Guadalquivir. Con el califa Abd al-Rahman III se levantó el minarete. Una nueva ampliación, de gran interés arquitectónico, se efectuó en la época del califa Al-Hakam II, a mediados del siglo X. Entonces se edificó el mihrab que hoy podemos contemplar y que tenía unas originales bóvedas de nervios. El mihrab, en el que se desplegaba una exuberancia decorativa sin par. contaba con una gran riqueza de materiales, como losas de mármol y mosaicos de vidrio. Todavía se realizó otra ampliación de la mezquita en la época de Almanzor, esta vez en dirección lateral, edificando otras ocho naves.
Abd al-Rahman III erigió, en las proximidades de Córdoba, el Palacio de Medina Azahra, que serviría a la vez de residencia suya y de sede del gobierno central. Obra de grandes pretensiones, el palacio fue destruido con posterioridad, por lo que sólo lo conocemos a través de sus ruinas.

Mezquita toledana de Bib-al-Mardum, transformada
en Iglesia del Cristo de la Luz
Fuera de Córdoba, un edificio notable es la mezquita toledana de Bib-al-Mardom, hoy iglesia del Cristo de la Luz.