domingo, 8 de abril de 2012

La vida en el Paleolítico

Los seres humanos del Paleolítico lograron subsistir gracias a que vivían en grupo y a que poseían un grado de inteligencia que les permitió fabricar instrumentos y dominar el fuego.


Los cazadores del Paleolítico desarrollaron técnicas de
caza en grupo: acorralaban a los animales, y los empujaban
de modo que cayesen en trampas o se precipitasen
en barrancos.
1. Economía y sociedad
Estas comunidades humanas se dedicaban a la caza y a la recolección, pues no conocían aún la agricultura ni la ganadería. También pescaban peces, crustáceos y moluscos. Eran depredadores, es decir, consumían lo que les ofrecía la naturaleza sin preocuparse de reponer los recursos o alimentos: frutas silvestres, huevos, miel, insectos... Cuando los recursos se agotaban en un lugar, se desplazaban a otro en busca de comida; por lo tanto, eran nómadas. De los animales que cazaban para comer aprovechaban todo: carne, grasa, leche, huesos, sangre y piel.
Los grupos humanos estaban formados por unos 20 ó 30 individuos (ya que si eran demasiados, resultaba difícil conseguir alimentos para todos) que vivían en el mismo espacio: una cueva, algún lugar protegido o un campamento. Estas comunidades, cuyos miembros estaban unidos entre sí por lazos familiares, reciben el nombre de hordas. La esperanza de vida era de entre 20 y 40 años. En ocasiones, varias hordas se reunían en un lugar determinado para cazar. Esta asociación de hordas se conoce como tribu.
Dentro del grupo, el trabajo fue especializándose poco a poco según las necesidades: la mujer se encargaba del cuidado de los hijos, la recolección de frutos y la captura de animales pequeños, el mantenimiento del fuego y el curtido de pieles, mientras que el hombre se dedicaba a la caza, a la fabricación de útiles y a la defensa del campamento.
Existía una cierta jerarquía dentro de cada grupo, es decir, algunos individuos tenían más importancia que otros: el guerrero más fuerte, el anciano más sabio y el hechicero o curandero.
El hechicero conocía las propiedades medicinales y curativas de ciertas plantas: algunas eran hervidas, otras se aplicaban directamente sobre las heridas y otras se masticaban. El hechicero no salía de caza, sino que permanecía en la cueva o campamento, donde mantenía el fuego, recogía plantas y cortezas de árboles, y cuidaba de los enfermos.


2. Técnicas
Durante la Prehistoria se produjeron varias técnicas e innovaciones, algunas de las cuales fueron las siguientes:
  • El trabajo de la piedra: Los primeros homínidos utilizaron materiales que encontraban en la naturaleza, como piedras, palos y huesos, para cavar, golpear o arrojar. Desarrollaron técnicas para hacer útiles de piedra; así, eran capaces de tallar un tosco filo en una piedra golpeándola con otra para emplearla como un hacha de mano. Usaban las piezas desprendidas o lascas como cuchillas para cortar y limpiar las pieles de los animales.
  • El control del fuego: Era indispensable para la supervivencia de los seres del Paleolítico. Al principio sólo eran capaces de mantenerlo; posteriormente aprendieron a producirlo por percusión (golpeando una piedra contra otra hasta hacer saltar una chispa) y por fricción (frotando un palo contra otro). El fuego lo utilizaban para iluminar y calentarse, asar la carne, reblandecer las pieles, cocer verduras, ahuyentar e incluso acorralar a animales de gran tamaño para cazarlos.
  • La generalización y uso del fuego, con lo que ello
    supone (protección, calor, luz) se produjo
    hace algo menos de 200.000 años. En ese momento,
    los humanos que viven en Europa, los autores
    del fuego, son los neanderthales.
  • El trabajo de las pieles: Constituía una de las técnicas más destacadas y exigía cierta destreza para que no se estropearan. Las pieles de los animales se utilizaron para hacer vestidos, calzado, bolsas, cubiertas de cabañas, correas, etc. Servían, además, para dormir sobre ellas y, puesto que los grupos humanos se desplazaban con frecuencia, las empleaban como recipientes para transportar alimentos, agua, hierbas medicinales y armas para cazar, etc. Por todo ello, el cuidado de las pieles era muy importante: tenían que engrasarlas a menudo para mantener su flexibilidad e impermeabilidad.




3. La religión y el arte

Los animales se representaban de manera individual
(no formaban una escena)
 y eran dibujados con gran realismo.
Los individuos del Paleolítico tenían un concepto mágico de la vida y ciertas creencias religiosas, como demuestra el hecho de que enterraran a sus muertos. Divinizaban las fuerzas de la naturaleza, ante las que sentían temor, como el trueno, la lluvia o el Sol. Dibujaban animales en las paredes y el techo de las cuevas o cavernas; son las llamadas pinturas rupestres. Se puede decir, por tanto, que el arte empezó en el Paleolítico.
Pintaban los animales que pretendían cazar, como mamuts, bisontes, ciervos, linces, jabalíes y caballos; se cree que pensaban que así tendrían éxito en la caza. Es probable que el hechicero recitara fórmulas mágicas delante de las pinturas y que el ritual terminase con la simulación de una cacería.
El conjunto más importante de la cueva de Altamira
es el de los bisontes, que parecen estar vivos.
Algunos animales están grabados en la pared de la
cueva aprovechando los relieves de las rocas.
Entre las pinturas rupestres más destacadas se encuentran las de la cueva de Altamira, en Santillana del Mar (Cantabria), donde aparecen numerosas representaciones de ciervos, bisontes, cabras, jabalíes y caballos.

Obtenían los colores de diversas formas: para el rojo
empleaban mineral de hierro o sangre; para el negro, carbón,
y para el ocre y el amarillo, tierra y distintas plantas. Extendían
la pintura sobre la pared utilizando pinceles (hechos con pelos
de animales), espátulas o los propios dedos.




















Venus de Lespugue
Está hecha de colmillo de mamut
y simboliza la maternidad.
Otras manifestaciones artísticas de este período son las llamadas venus: pequeñas estatuas hechas de marfil, piedra o hueso, que representan a la mujer con formas femeninas muy exageradas y voluminosas. Se han hallado algunas en diversas zonas europeas, como la venus de Lespugue (Francia) y la de Willendorf (Austria). Se cree que están relacionadas con el culto a la fecundidad y a la vida. También realizaban bastones y piezas de pequeño tamaño talladas con forma de cabeza de caballo y de ciervo.


4. El Paleolítico en Andalucía
Los seres humanos del Paleolítico andaluz vivían en cuevas, como se ha podido comprobar por la gran cantidad de yacimientos encontrados en distintas localizaciones: cueva de la Carigüela del Piñar, en Granada; cueva de la Pileta y cueva de Nerja, en Málaga, entre otras.
También se instalaban cerca de los valles fluviales, como el del río Guadiamar.
Su forma de vida era igual que la que hemos descrito para el resto de los seres humanos del Paleolítico, aunque se aprecian diferencias en el arte, ya que las pinturas rupestres son más esquemáticas y representaban figuras humanas y escenas rituales, así como animales: caballos, toros, cabras, etc. Los colores empleados son el rojo, el negro y el amarillo.


Pinturas rupestres de la cueva de La Pileta (Benaoján, Málaga)

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