jueves, 20 de mayo de 2021

Educación institucional de la Grecia clásica: Esparta (Siglos VIII-VI)

Esparta, ciudad ante todo militar, conservadora y aristocrática, nos permite remontarnos a un nivel arcaico de la historia de la educación de la Hélade. En esta época arcaica, el ideal militar ocupa un lugar predominante en la cultura espartana. La educación del joven espartano ya era esencialmente militar, un aprendizaje, directo o indirecto, del oficio de las armas. El ideal de estos guerreros es la colectividad de la polis. Los individuos se esfuerzan por mantener el bienestar de la patria colectiva. La educación espartana ya no tendrá por objeto seleccionar héroes, sino formar una ciudad entera de héroes prestos para consagrarse a la patria.



Esta educación conservaba el gusto y la práctica de los deportes hípicos y atléticos. Los éxitos de los atletas obedecían tanto a las cualidades físicas de éstos, como a los excelentes métodos de los entrenadores. El deporte no estaba reservado exclusivamente a los hombres. Era importante también el atletismo femenino.

La cultura espartana no ignoraba las artes, esencialmente la música, la cual englobaba la danza, vinculada con la gimnasia, y el canto, vinculado con la poesía. En Esparta florecieron las dos primeras escuelas de Grecia: la primera se caracterizaba por la enseñanza instrumental o vocal y la segunda se dedicaba especialmente a la lírica vocal.

La vida artística de Esparta se encarna en manifestaciones colectivas que, a la vez, son instituciones de Estado: las grandes fiestas religiosas. Los sacrificios de los dioses servían de pretexto para celebrar competiciones de todo orden, atléticas o musicales.

Hacia el año 550, los historiadores sitúan un brusco estancamiento en el desarrollo de Esparta. El punto de partida fue una revolución política y social con que la aristocracia puso fin a la agitación de las clases populares, y consolidó su triunfo estableciendo instituciones apropiadas. Esparta se separó de las demás polis y quedó aislada, libre de cualquier influencia exterior. Es la etapa del gobierno tiránico.

Esto fue acompañado por un estancamiento de la cultura. Esparta renuncia a las artes y aun a los deportes atléticos, demasiado favorables al desarrollo de personalidades vigorosas. Esparta se torna estrictamente militar; la ciudad se halla en manos de una casta de guerreros dedicados a la defensa nacional, política y social.

La educación está totalmente en manos del Estado. Recibir la agogé (άγωγἡ), ser educado conforme a las normas imperantes, más que suficientes, es condición necesaria para el ejercicio de los derechos cívicos. La ley se interesa por el niño aun antes de su nacimiento: en Esparta rige toda una política de eugenesia. Apenas nacido, el niño debe ser presentado ante una comisión de ancianos de la Lesche; el futuro ciudadano sólo queda aceptado si es bello, bien conformado y robusto, y a los enclenques y contrahechos se les condena a ser arrojados a los Apotetas, depósitos de residuos.

El Estado consiente en delegar sus facultades en la familia hasta que el niño cumpla los siete años; de acuerdo con las ideas griegas, la educación no comenzaba todavía: hasta los siete años se trataba tan solo de una crianza.

Cumplidos los siete años, el joven espartano pasa directamente a manos del Estado. La educación propiamente dicha se extiende de los siete a los veinte años. El joven se halla confiado a la autoridad directa de un magistrado especial, el paidónomos, verdadero comisario de la educación nacional. Más tarde el niño se enrola en una de las brigadas juveniles. La agogé comprendía trece años, distribuidos en tres ciclos:




A los 20 ó 21 años, completada ya su formación, aunque aún no satisfechas todas las exigencias de aquel implacable Estado totalitario, el joven ingresaba en las agrupaciones de hombres hechos.

Estas unidades, a su vez, se dividían en pequeños grupos (bonai), bajo el mando de los más listos de ellos, que se distinguía entre sus camaradas por el envidiado título de bonagós, jefe de patrulla.

Esta educación del estado es una educación colectiva que arranca al niño del seno de su familia para hacerlo vivir en una comunidad de jóvenes. La transición es progresiva: durante los cuatro primeros años, los "lobeznos" se reúnen únicamente para sus juegos y ejercicios; sólo a los doce años, el joven, pampais, sometido a una disciplina más severa, deja la casa paterna para ingresar en el internado, que ya no deberá abandonar antes de los treinta años de edad.

La educación de las muchachas era estrictamente reglamentada, en la que la música, la danza y el canto desempeñaron un papel más diluido que la gimnasia y el deporte. La espartana tiene ante todo la obligación de ser madre fecunda de hijos vigorosos. Su educación se subordina a esta preocupación eugenésica: se procura despojarla de toda delicadeza y de toda ternura femenina. El objeto es atender exclusivamente al mejoramiento de la raza.


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