jueves, 12 de octubre de 2017

El renacer de las ciudades

Entre los siglos XI y XIII se produjo en Europa una notable expansión de la agricultura debido a la puesta en cultivo de nuevas tierras y a técnicas agrícolas como la rotación trienal (división del terreno en tres hojas o parcelas: una para el cultivo de invierno, otra para el de primavera, y una última que se deja en reposo o barbecho; al ir rotando las parcelas, la tierra no se agota y el campesiono no depende sólo de una cosecha, sino de dos), la selección de semillas y el arado con ruedas y vertedera (pieza de arado que sierve para voltear y extender la tierra), entre otras. También mejoró notablemente el rendimiento de los animales de tiro al inventarse la collera (pieza rígida almohadillada, de cuero o lona, que se engancha al resto de los correajes y que se pone al cuello de los animales de tiro), que hace que el animal arrastre mejor el arado, y al aplicarse en los cascos herraduras fijadas con clavos.
Por otro lado, el trabajo manual se empezó a sustituir por utensilios movidos con energía eólica o hidráulica como, por ejemplo, los molinos de viento y de agua.
Todo esto provocó un notable aumento de la población y unos excedentes agrícolas que impulsaron el resugimiento del comercio.

1. Las ciudades
La reaparición del comercio y el aumento de población trajeron consigo el renacimiento de las ciudades o burgos y la formación de un nuevo grupo social: la burguesía. Los burgueses eran los habitantes de los burgos que se dedicaban al comercio y a la artesanía.
Las ciudades medievales eran núcleos fortificados que tenían su origen en las antiguas ciudades romanas o en núcleos de población localizados en zonas de paso de mercaderes que contaban con una mínima estructura urbana.
Su población consiguió liberarse de los señores y creció, lo que atrajo a comerciantes y a numerosos campesinos, que abandonaron sus feudos. Así, los burgos se convirtieron en auténticas ciudades en las que algunos burgueses consiguieron amasar grandes fortunas gracias al comercio.

2. El comercio y los gremios
La creciente actividad comercial, ligada al desarrollo de la artesanía y de los gremiso, hizo surgir en Europa grandes ciudades dedicadas al comercio en torno al Mar del Norte y en el norte de Italia. Entre estas regiones se establecieron rutas comerciales, y en algunos cruces de caminos aparecieron las ferias (puntos de reunión del mercado internacional). Éstas duraban varios días y recibían a comerciantes de todos los lugares. Una de las más importantes fue la feria de Champaña.
La moneda volvió a utilizarse, y apareció la figura del cambista de monedas, que se colocaba en un banco de la plaza, y que posteriormente fue denominado banquero. Poco tiempo después hizo su aparición el préstamo de dinero como actividad económica.
Los gremios nacieron en las ciudades para que los artesanos de un mismo oficio (curtidores, tejedores, herreros...) se ayudaran mutuamente.
Los artesanos trabajaban en talleres. Cada taller estaba formado por:
  • El maestro, dueño del taller, de las herramientas, de las materias primas y del producto.
  • Los oficiales, asalariados del maestro que tenían la posibilidad de establecerse por su cuenta.
  • Los aprendices del oficio, ayudantes de los anteriores.
3. El final de la Edad Media
En el siglo XIV comienza una época de crisis en la que un período de malas cosechas trajo como consecuencia el hambre y la disminución de la población.
Al mismo tiempo, se produjeron una serie de epidemias que afectaron a una población que se encontraba muy debilitada por una alimentación deficiente; la más importante fue la peste negra que se inició en 1348 y causó la muerte de un tercio de la población europea, más de veinte millones de personas.
A estas circunstancias hay que añadir las guerras que enfrentaron a diversos países de Europa, como la de los Cien Años.
Todas estas calamidades hicieron que las condiciones de vida de la población se hicieran muy duras y provocaron:
  • Un aumento espectacular del número de mendigos, bandoleros y asaltantes de caminos.
  • Constantes rebeliones de los grupos más desfavorecidos contra los nobles.
Estas causas, unidas al desarrollo de las ciudades, contribuyeron al deterioro del régimen feudal.