domingo, 4 de enero de 2015

Técnicas e instituciones socializadoras escolares

La preocupación por una enseñanza que tenga un verdadero acento socializador ha movido a las instituciones escolares a programar los contenidos y las actividades de modo que el alumno tenga un progresivo entrenamiento para las futuras exigencias de la vida colectiva.
La educación social aparece en los centros desde varias vertientes. Algunos dan prioridad a la instrucción e información con especial acento en el medio ambiente
Se ha insistido en programar el trabajo mediante la enseñanza en equipo, mientras hay quienes procuran que la disciplina escolar sea de especial responsabilidad para los alumnos.
La intención socializadora se cumple en ocasiones copiando los modelos de la sociedad en que está inmerso el centro docente: la familia, el municipio o el estado. Se pretende así preparar para la vida fuera de las aulas. O más bien se insiste en determinados métodos que obliguen a una colaboración de todos. Las actividades extraescolares y las artísticas son por lo común propicias para la libre participación de todos. Hay centros que entienden esta formación social como una apertura ilimitada a la sociedad circundante recogiendo sus motivaciones, abriendo sus puertas y sirviendo a todas sus demandas. Por último, hay instituciones que se han planteado claramente el objetivo de readaptar socialmente una población que estaba en conflicto con la sociedad o al menos apartada de la normal convivencia.

1. La formación social por la instrucción: el conocimiento del medio
Pedro Roselló, en La teoría de las corrientes educativas, encuentra que la educación cívica y política es una de las materias en alza en los nuevos curricula. No sólo se imparte esta información social en una o varias disciplinas independientes. A veces tiene un carácter globalizador y el estudio del medio en que se vive se convierte en el eje en torno al cual giran todas las materias.
En la pedagogía contemporánea se insiste cada día más en la vinculación del centro docente con la sociedad, recogiendo sus estímulos culturales y obligando al alumno a una reflexión constante sobre el mundo circundante.
Víctor García Hoz aplicó un programa en escuelas rurales cuyo centro de interés era la propia población, a partir de visitas, excursiones, entrevistas, encuestas y presencia de escuela de padres. Las líneas fundamentales de su programa estriban en:
1 - Importancia y movimiento de la población, subdividido en: a) importancia actual de la población; b) movimiento de la población; c) causa de su aumento o disminución; d) problemas que plantea la tendencia demográfica.
2 - Tipo y situación de la localidad.
3 - Historia del lugar.
4 - Trabajo y género de vida de los habitantes.
5 - Habitación.
6 - Administración, higiene y servicios sociales.
7 - Diversiones y cultura.
8 - Vida religiosa.


R. Cousinet (1881-1973)
2. Los Equipos de Trabajo
En 1920, Roger Cousinet iniciaba su método del trabajo por equipos. Para constituir los equipos, los alumnos quedan en completa libertad; sin embargo, se procura que hay un número aproximado de siete u ocho en cada grupo, porque la atomización excesiva impediría que el profesor los pudiese atender a todos. Los equipos tienen cierta movilidad y, terminado un trabajo, pueden reagruparse de modo distinto. Cada grupo elige el trabajo de entre los temas del cuestionario del centro, y no se permite que al final del curso haya temas no tratados por algún grupo. La función del maestro es atender a los equipos, aconsejarles, no imponer tareas o el modo de realizarlas. Él tiene que aprobar el trabajo final del grupo. Cada uno de los miembros del equipo pone a contribución sus especiales habilidades. Cada grupo tiene que comunicar a los demás las conclusiones que han alcanzado, con el objeto de que el trabajo de unos sirva a los demás. Al final, todos elaboran las fichas, resumen del esfuerzo colectivo.
El trabajo escolar está agrupado en cuatro disciplinas fundamentales:
1.) Científico, consistente en la observación y recogida de materiales de la naturaleza; en este sentido, el método Cousinet ha sabido explotar el afán coleccionista tan agudo en los niños de 8 a 12 años, con los que fundamentalmente trabajaba.
2.) Geografía, con objeto de que conozcan bien el ambiente.
3.) Historia, para que descubran por sí mismos el pasado, condicionante del presente.
4.) Artístico creativo, que comprende dibujo, trabajos manuales, etc.

3. La organización social llevada a la escuela
En ocasiones se piensa que la formación social se conseguirá mejor copiando en la escuela las instituciones fundamentales con las que inevitablemente ha de contar un joven en su vida adulta. Bien es cierto que tal copia a veces es artificiosa y no responde a necesidades auténticas de los sujetos, pero entregarles progresivamente responsabilidades a medida que su madurez lo permita es de probada eficacia educativa.

 1) El plan Jena 
Peter Peterson (1884-1925) inició el conocido experimento de lo que él llamó la Escuela Familiar. La escuela es una comunidad de vida y de trabajo de todos los alumnos. Para que esta comunidad sea auténtica, sugiere la creación de pequeñas unidades docentes, independientes, de una sola planta, rodeadas de espacios libres, donde hasta un máximo de 35 alumnos viven al aire libre parte de la jornada escolar. Estas pequeñas comunidades están integradas por alumnos de 7 a 16 años. Los rígidos bancos clásicos son sustituidos por sillas y mesas móviles, que permiten a cada uno de los grupos de trabajo una flexible disposición. Los estímulos culturales vienen de la naturaleza en que se vive, o de la cultura en la que se está inmerso: libros, periódicos, revistas, bibliotecas, obras de arte.
Hay una agrupación inicial que comprende los alumnos de 7-9 años, de 10-12, de 13-14 y de 15-16. Con ello se pretende que las variadas capacidades, lógicas por la desigualdad de edades, obliguen a que cada uno aporta lo suyo. Dentro de cada uno de estos grupos hay una subdivisión en pequeños equipos de 3 ó 4, de acuerdo con las preferencias personales. La función del profesor apenas si tiene lugar, excepto para la adquisición de los conocimientos instrumentales: lectura, escritura y cálculo. Los demás saberes se alcanzan mediante el trabajo en equipos. El resto de las actividades escolares (excursiones, deportes, comidas, representaciones musicales y dramáticas...) tienen también una intención socializadora. Cada cual participa al máximo según sus capacidades individuales e integra su quehacer en la tarea común.

 2) La escuela-ciudad 
En 1897, Wilson L. Gill iniciaba su escuela-ciudad. Su grupo escolar, de más de mil alumnos, de 5 a 15 años, fue organizado imitando el modelo político de la ciudad. De acuerdo con un reglamento que entregó a los alumnos, se eligió un presidente, tres jueces, un secretario municipal y un consejo. El presidente, a su vez, designaba a los encargados de la higiene y los trabajos públicos. Cada clase constituía un barrio.
La elección de los representantes de la clase, la intervención en la organización de actividades extradocentes, en el orden y en la disciplina, estimulan la participación del alumnado y contribuyen a una más honda comprensión de las estructuras sociales y a una preparación de los hábitos de responsabilidad política.

 3) El método de los regentes de Marco Agosti 
En esta línea de participación en el gobierno del centro a cargo del alumnado, la experiencia de Marco Agosti es ciertamente ambiciosa. Para que haya un ejercicio auténtico de formación social, todos deben actuar como dirigentes. El gobierno de la clase está encargado a un regente que cambia cada día, siguiendo un orden puramente alfabético y del cual son excluidos aquellos que tienen pésimas notas en conducta o aprovechamiento. Las funciones del regente son variadísimas. De él depende la disciplina escolar. Registra la asistencia, comunica las tareas a desarrollar durante el día y dirige las discusiones. Controla el uso del material escolar. Indica el comienzo de la lección y es el encargado de hacer el resumen final, en colaboración con sus compañeros y el maestro. Supervisa el manejo del fichero gracias al cual los alumnos, en el tiempo destinado al trabajo libre, pueden completar su formación, de acuerdo con sus personales necesidades e intereses.

4. Los métodos socializadores

 1 - La imprenta escolar 
La imprenta fue un instrumento decisivo en el sistema de Célestin Freinet (1896-1966). Lo importante es que los grupos de trabajo dejen una huella visible, y Freinet materializó este objetivo en la imprenta escolar. Piensa además que la imprenta tiene muchas otras capacidades formativas. Estimula la lectura, la escritura, el cuidado de la ortografía y la agilidad manual. Además los alumnos construyen sus textos escolares, seleccionados de entre los mejores trabajos cotidianos, con lo cual la adaptación a los intereses de los alumnos parece perfecta. Y el esfuerzo colectivo va quedándose materializado en una obra impersonal, pero que todos consideran como algo suyo. La imprenta, a la vez, permite publicar una pequeña revista.

 2 - El método de los proyectos (William Heard Kilpatrick) 
La primera condición del método es que se proponga al alumnado un objetivo real. Los conocimientos tienen que arrancar de auténticas necesidades, tanto individuales como colectivas. Esto da un profundo acento real y social al método de los proyectos. Esta técnica exige que se dominen previamente los conocimientos instrumentales básicos: lectura, escritura y cálculo. Los proyectos pueden ser muy variados. Con frecuencia se trata de algo que responde a un preocupación social inmediata, urgente. Todo proyecto requiere cuatro momentos: un planteamiento que suscite el interés de todos, la preparación más cuidadosa, la ejecución, que exige los más variados métodos y actividades (consultas, gráficos, cálculos, discusiones...), y por último la evaluación del trabajo realizado. Suele suscitar una activa disposición social mediante la participación de todos, según sus capacidades.

 3 - La disciplina, fruto de todos 
Según J. Bordebeure, el mejor sistema para mantener una disciplina auténtica, no sólo impuesta por procedimientos extrínsecos, es proponer una actividad en la que los alumnos estén interesados. Y la competición es un buen aliciente, en ocasiones, para suscitar el interés. En general, la competición dentro del grupo o entre los grupos parece mejorar los rendimientos. Sin embargo, bajo el ángulo socializador, mejor que la competición es el trabajo cooperativo.

4. Socialización mediante actividades extraescolares
Los resultados didácticos de las actividades extraescolares han dado lugar a sistemas escolares o a determinadas actividades incluidas en el curriculum, que inciden claramente en la formación social del alumnado.

1) Las cooperativas escolares: M.Profit pensaba en el valor del contacto personal entre los alumnos, en situaciones variadas, consustancial para el trabajo en equipos. No se trata de un sistema en torno al cual giran todas las actividades escolares. Coexiste junto a otras, no las desplaza. Pero su misma rentabilidad económica y el destino colectivo que se da al dinero obtenido son de un gran valor para la formación social.
2) La mutualidad escolar (España, 1919): Pretende estimular el ahorro en la escuela con una doble finalidad: servir para el futuro de los propios mutualistas y atender a las necesidades de la escuela. Generalmente funciona como mutualidad el coto escolar. Los hay agrícolas, ganaderos, industriales, piscícolas, etc. Muchos de ellos llevan una vida próspera y son la base financiera fundamental de la mutualidad. Ésta cuenta también con donativos de socios protectores, además del ahorro de los propios escolares. Aunque la dirección corresponde al maestro, está asistido por una junta de padres y alumnos.

6. La escuela como centro de la comunidad
Toda escuela pretende no sólo insertar eficientemente al alumno en la vida social, sino conseguir el mejor desarrollo cultural, económico y moral de la comunidad. Pero hay instituciones que se preocupan de que esto acontezca no sólo a largo plazo, lo cual es intención universal, sino de un modo presente y continuo. El centro docente abre sus puertas a la comunidad y responde a sus demandas culturales.
En este aspecto, cabe destacar el sistema Gary (Chicago), donde la escuela se convirtió en el centro de la localidad, siempre abierta y dispuesta a cualquier actividad. Participaban estrechamente, en una verdadera intercomunicación, profesores, alumnos, padres y cuantos miembros de la comunidad pudiesen aportar algo en beneficio de todos. La escuela canalizaba los esfuerzos para mejorar la sociedad, respondía a sus demandas más urgentes y establecía una profunda vinculación entre todos los estamentos sociales.

7. La escuela como centro de readaptación social
Se trata de reinsertar en la sociedad a los individuos marginales. Esta marginación a veces tiene por causa la minusvalía física o psicológica. La incapacidad física o mental plantea un grave problema a las instituciones escolares. Apartada de las normales tareas colectivas, sin capacidad para seguir el ritmo de los centros escolares, esta población reclama una educación especial. El ideal es que no sólo existan instituciones especiales, sino que cada centro de educación general básica disponga del espacio y del personal capacitado para atender de un modo eficaz a los sujetos atípicos, que requieren una educación especial. Algunos centros buscan la reinserción en la vida social de aquellos que por su actitud delincuente o predelincuente se han colocado al margen de la ley, o al menos llevan una vida anómala. Hay instituciones que atienden a la población también socialmente marginada, pero sin que, al menos de una forma patente, hayan tenido conflictos con la ley.

8. Dinámica de grupos en educación
Kurt Lewin (1950) dio un extraordinario impulso a esta temática, inspirándose en la psicología de la forma. El grupo es un campo de fuerzas, cuya intensidad y sentido configuran las acciones de los individuos. Es como un todo (gestalt) que condiciona las actitudes de cada uno de sus miembros.
La dinámica de grupos se preocupa especialmente de la estructura y de las fuerzas que impulsan y configuran a los pequeños grupos primarios, entendiendo por tales la familia, los amigos o el pequeño equipo de trabajo, es decir, aquellos cuyas relaciones vienen teñidas por un cálido acento personal. En cambio, los grandes grupos se caracterizan por una estructura más formal, más impersonal, donde las leyes o reglamentos, la estructura y funcionamiento, persiguen el bien común, que es el elemento de enlace, pero no la relación personal, que aquí no tiene importancia.
Son variadísimas las técnicas y estructuras usuales en la dinámica de grupos y no siempre la nomenclatura es coincidente en todos los autores.
Vamos a agruparlas en tres rúbricas fundamentales: las que corresponden a la actividad docente, las que se refieren al aprendizaje del alumnado y aquellas que establecen una conexión viva entre docentes y discentes.

 Técnicas docentes 
1)  El simposio  Consiste en desarrollar un tema por varios especialistas, cada uno de los cuales se encarga de un aspecto determinado. Se trata de coordinar informaciones complementarias. El número de los que intervienen suele ser de cuatro a seis, además del moderador, y cada intervención dura unos diez minutos aproximadamente.
2)  Mesa redonda  En este caso, los participantes actúan como en el simposio, sucesivamente, pero en sus intervenciones sostienen posiciones divergentes y aún contradictorias sobre el mismo tema. Cada uno de los oradores puede representar a un grupo o a una corriente de pensamiento.
3)   Panel  Un grupo de expertos discuten en animado diálogo de un modo informal, intercambiando opiniones que normalmente son diferentes. El coordinador se limita a presentar brevemente el tema y a los oradores. Al final resume las conclusiones o sintetiza las actitudes de todos.
4)  Debate público  Generalmente enfrenta a dos personalidades.
5)  La enseñanza en equipo  Aunque pensado para otros objetivos, da un aire ágil a la clase y se acerca en cierto modo a los sistemas clásicos de dinámica de grupos. Aquí los profesores se distribuyen las tareas para actuar con los mismos alumnos, según sus respectivas especialidades, a veces simultáneamente.

 Técnicas discentes 
1)  Philips 66  Su inventor, Philips, divide el conjunto en grupos de seis que durante seis minutos resuelven un problema o debaten una cuestión. Se elige un presidente, quien resumirá las conclusiones. Es un procedimiento rapidísimo para que la clase entera intervenga. Las opiniones de todos son escuchadas. Se establece un contacto vivo y una enérgica participación de toda la clase en el tema suscitado.
2)  Seminario  Se trata de un grupo que generalmente oscila entre diez y veinte, en el cual se discute un problema por parte de todos. Suele haber un presidente, cuya misión fundamental está en que nadie acapare excesivamente el tiempo total y en estimular la intervención de todos. Un relator tomará nota cuidadosa de la marcha de la investigación o de los puntos de vista puestos en juego. En ocasiones, un especialista, que, como tal, no forma parte del grupo, está a disposición de los alumnos para facilitar la información que se le requiera. En las universidades es frecuente que se establezca el trabajo de seminario para estudiar temas monográficos, consultar críticamente la bibliografía o planear el programa del curso.
3)  Pequeño grupo de trabajo  Se emplea para establecer discusiones en las que todos intervengan, o realizar trabajos que pueden ser libremente elegidos, propuestos por el profesor, o sencillamente impuestos. Es la agrupación ideal para realizar algunas técnicas, como el torbellino de ideas. Se trata de estimular con ella la creatividad de los sujetos. En el espacio cordial del pequeño grupo, deliberadamente, se da rienda suelta, sin espíritu crítico alguno, con total libertad, a cuanto pueda representar algo innovador. De este modo se suscita la total espontaneidad de los integrantes. También en el marco del pequeño grupo suele realizarse más adecuadamente, con participación de todos, el estudio de casos, en los cuales se analiza exhaustivamente, desde múltiples puntos de vista, una realidad concreta, estimulando a todos a un comprometido trabajo personal.
4)  La dramatización de situaciones  Consiste en que varias personas asumen los papeles correspondientes a los personajes, situaciones o actitudes que más interesan a la clase. Cada cual procura vivir a fondo su papel, transferirse a la personalidad o situación que pretende evocar y sostenerla en diálogo apasionado, dramático, con los demás. Y tiene un efecto inmediato: rompe la indiferencia del alumnado.
5)  El cuchicheo  Para estimular la actividad docente de un alumnado tal vez apático se puede suscitar un tema que discutirán los dos sentados en cada mesa, o libremente con los vecinos inmediatos, para tomar posición y contrastar opiniones de una manera informal.

  Técnicas discentes - docentes 
En realidad, todas las técnicas tienen un carácter de relación docente-discente, pero bajo este epígrafe sólo queremos destacar algunas que establecen una vinculación más estrecha, más dinámica, entre ambos estamentos.
1)  Entrevista pública  Cada uno puede hablar a título personal o en representación de un grupo, y entrevistar a otro compañero, al profesor o a otro grupo de alumnos.
2)  El fórum  En el fórum todo el alumnado discute de una manera espontánea en torno al problema propuesto. El orden de las intervenciones responde sólo a los deseos de los que las solicitan. El coordinador se limita a conceder la palabra. El riesgo está en el escaso número de los que puedan intervenir, en que algunos predispuestos a la verborrea acaparen el tiempo, en que proliferen los temas secundarios, accesorios, o que se enzarcen en disputas personales, tal vez agrias y sin interés para el conjunto. Pero en todo caso suele ser un procedimiento interesante para pulsar rápidamente la reacción del público, después de la puesta en juego de cualquiera de las técnicas enumeradas.

 Requisitos para el buen funcionamiento de los grupos 
No todas las técnicas sirven indistintamente para todas las materias. En otras ocasiones es el propio mobiliario escolar el que condiciona el tipo de trabajo.
1)  La madurez del grupo y la experiencia del conductor  Lanzarse a una discusión irresponsable, sin más preparación ni mentalización, y por quien no tiene autoridad suficiente, sólo puede contribuir a que la clase se convierta en un anticipado patio de recreo.
2)  Profesorado especializado  Algunas de estas técnicas comentadas requieren la presencia de un profesor bien preparado, o al menos que los alumnos cuenten con suficiente tiempo para preparar el trabajo de forma cuidadosa.
3)  Actitud comprensiva  Los alumnos, para participar, deben sentirse respetados y aceptados. Para que estas técnicas tengan un verdadero valor formativo de la personalidad, para alcanzar un alto sentido de convivencia e incitarles una creciente participación, todos deben manifestarse respeto mutuo.
4)  Programación cuidadosa  La utilización de estas técnicas no debe ser universal o indiscriminada, sino sólo cuando haga falta. Es preferible emplearlas de una forma variada y enlazarlas de modos distintos para evitar toda posible monotonía, que sería la negación misma del objetivo propuesto: fomentar una creciente participación de todos en la marcha de la clase, con la consiguiente maduración de los recursos expresivos y de su capacidad de participación social.