domingo, 5 de junio de 2016

El arte gótico

Las transformaciones socioeconómicas y espirituales del siglo XII tuvieron su paralelismo en el terreno artístico, que conoció un cambio radical. Desde finales del siglo XII se impone en tierras hispánicas un estilo nuevo, cuyo origen se hallaba en Francia, aunque algunos de sus elementos peculiares se habían utilizado tiempo atrás en la Península (por ejemplo, la bóveda de crucería). Se trata del arte Gótico. El creciente desarrollo de los núcleos urbanos exigía la construcción de iglesias de mayores dimensiones, capaces de recoger a las aglomeraciones urbanas. Por su parte, la complejidad cada vez mayor de las actividades hacía necesaria la construcción de edificios adecuados a esas funciones (ayuntamientos, lonjas de comercio...). La nueva espiritualidad, que ponía el acento en el trabajo y la pobreza, tuvo su repercusión en el terreno artístico al rechazarse el carácter simbólico de las representaciones del Románico e insistir en la necesidad de un acercamiento a la naturaleza.

1. La arquitectura
Catedral de Toledo

Los dos elementos esenciales de la arquitectura gótica son la bóveda de crucería y el arco apuntado. La utilización de la bóveda de crucería supuso una auténtica revolución desde el punto de vista técnico. La bóveda de crucería permitía centralizar los empujes, que eran trasladados, mediante los arbotantes, a los contrafuertes exteriores. Los pilares que sustentaban a las bóvedas podían ganar en altura, pero al mismo tiempo ya no eran necesarios los gruesos muros del Románico. Así los edificios adquirían mayor dinamismo y verticalidad, pero también mayor luminosidad al multiplicarse los vanos. Por todas partes se abrían amplios ventanales, que al igual que los rosetones de las portadas eran cubiertos por polícromas vidrieras. Era el triunfo de una nueva concepción mecánica y estética.
En la segunda mitad del siglo XII, al compás de la expansión de los monasterios del Císter por los reinos hispánicos, se desarrolló un estilo arquitectónico nuevo, llamado cisterciense o protogótico. Sus características eran el abandono del barroquismo y la exuberancia en que había desembocado el Románico, pero también el preludio del Gótico, al utilizar el arco apuntado y la bóveda de crucería. El monasterio de Poblet, en Cataluña, el de Veruela, en Aragón, y el de las Huelgas, en Castilla, son ejemplos representativos de este estilo.
Poco tiempo después, a finales del siglo XII, se erigían en los reinos hispánicos diversas catedrales en las que se combinaban elementos románicos con otros ya propiamente góticos: Tarragona, Lérida, Ávila, Cuenca, etc.

Catedral de Burgos
El Gótico propiamente dicho se impuso en el siglo XIII. Los monumentos arquitectónicos más importantes de esta centuria son las catedrales levantadas en el reino castellano-leonés, en Burgos, Toledo y León. Esta espléndida floración arquitectónica venía a simbolizar la fuerza de la monarquía y la pujanza de algunas de sus ciudades, pero también el incremento de las rentas episcopales, gracias a la regularización del diezmo, y el triunfo indiscutible de los obispos sobre las pretensiones monásticas. Si las condiciones económicas eran favorables, la catedral se edificaba en muy poco tiempo (caso de León); en caso contrario la construcción se alargaba indefinidamente, siendo ella misma un muestrario de la evolución de los estilos artísticos (caso de Burgos).

2. La escultura
A finales del siglo XII trabajaron los denominados maestros de la transición, a los cuales habitualmente se les incluye en el capítulo de la escultura románica, si bien su obra anticipa muchos de los rasgos específicos del Gótico. De este ciclo son el Maestro Fruchel, autor de una importante obra en San Vicente de Ávila, y el Maestro Mateo, al que debemos el fantástico Pórtico de la Gloria de la catedral compostelana. En esta escultura se observa una tendencia naturalista, perceptible en la dulcificación de las figuras.

Pórtico de la Gloria, Catedral de Santiago de Compostela
La escultura gótica se basa en una concepción radicalmente nueva, según la cual la naturaleza puede ser un magnífico instrumento de acercamiento a Dios (ideas desarrolladas particularmente por San Francisco). De esa forma desaparece la figura de Dios terrorífico, propia del Románico, para ser sustituida por otra de Dios humanizado. Se busca incluso un cierto clasicismo, una belleza ideal, en cierto modo platónica. Al mismo tiempo se enriquece el repertorio iconográfico, dándose cada vez mayor importancia a la Virgen y en general a los santos. El capitel, que por la altura de las nuevas catedrales se encuentra a una enorme distancia de los fieles, ya no es un lugar adecuado para la escultura. Éstra sigue teniendo uno de sus puntales en las portadas, pero también aparece en los relieves de los trascoros y en los monumentos funerarios.
Las principales manifestaciones de la escultura gótica del siglo XIII en tierras hispánicas se encuentran en las catedrales de León y de Burgos, así como en los sepulcros de las Huelgas y de Villalcázar de Sirga.

La escultura gótica supone el triunfo del idealismo y de la expresión humana. La Virgen tiene un papel cada vez más importante. La Virgen Blanca de la portada de la Catedral de León es un buen exponente.