lunes, 8 de junio de 2015

Hispania romana

1. La conquista de Hispania
La presencia romana en Hispania se debió a un objetivo militar: destruir, durante la Segunda Guerra Púnica, las bases que Cartago tenía en la Península Ibérica. La Península estaba habitada por diversos pueblos (íberos, celtas, celtíberos, astures, cántabros, vascones y lusitanos, entre otros), a los que Roma tuvo que enfrentarse y dominar en una larga conquista que se prolongó hasta el año 19 a.C.


2. La romanización
Roma se sintió atraída por la riqueza minera peninsular, que en Italia era escasa, y el objetivo militar inicial se transformó en una finalidad económica. Tras la conquista, la Península Ibérica y las Islas Baleares fueros denominadas Hispania y sometidas a un proceso de romanización, es decir, se produjo la asimilación de la cultura romana en los distintos pueblos de la Península. 
Hispania fue dividida en provincias en las que se implantaron las instituciones políticas romanas; paralelamente, se impuso la organización social de Roma.

  Economía   
Con el objetivo de exportarlas a Roma, se explotaron las riquezas de Hispania en los siguientes ámbitos:
  • Agricultura. Se cultivaban cereales, sobre todo trigo, vides (para producir vino) y olivos (para elaborar aceite).
  • Ganadería. Se criaba ganado ovino, bovino, porcino y sobre todo, caballar.
  • Minería. Las minas pasaron a ser propiedad del Estado. Los metales extraídos fueron el oro, la plata, el plomo, el mercurio y el hierro, entre otros.
  • Industria artesanal. Las principales industrias artesanales hispanas fueron las alimenticias, como las conservas y salazones de pescado y carne. También adquirieron importancia la industria textil, la de la cerámica, la del hierro y la del vidrio.
Los romanos trajeron a la Península Ibérica nuevas herramientas y aperos de labranza, como el arado romano, y técnicas de regadío a base de canales que llevaban el agua desde los pantanos a las tierras de cultivo.
También introdujeron técnicas de injerto en árboles frutales.
El comercio experimentó un gran desarrollo gracias a la adopción de la moneda romana, que sustituyó a las peninsulares; a las rutas comerciales marítimas con los puertos de Cádiz, Cartagena, Tarragona y Ampurias, que unían Hispania con el resto del Imperio; y a la construcción de calzadas que constituían las principales vías terrestres. La Vía de la Plata, una de las más importantes, enlazaba Astorga, Salamanca y Mérida. Hispania exportaba productos agrícolas y mineros, así como esclavos, e importaba artículos de lujo.

  Cultura 
En la difusión de la cultura romana en Hispania desempeñó un importante papel la expansión del latín, que desplazó a las lenguas habladas antes de la conquista.
La religión romana fue introduciéndose progresivamente, asociando las divinidades peninsulares con las de Roma. Más tarde, se extendió también el cristianismo.
Las formas artísticas romanas se difundieron igualmente por Hispania, como muestran las numerosas obras de ingeniería (el acueducto de Segovia, el puente de Alcántara, en Cáceres, y el de Mérida, y las murallas de Lugo y Tarragona), edificios públicos (el teatro de Mérida, el anfiteatro de Itálica y el arco de triunfo de Bará, en Tarragona) y mosaicos, pinturas y esculturas.

Teatro de Mérida