sábado, 4 de abril de 2015

La concepción política de Platón

La motivación fundamental que llevó a Platón a la meditación filosófica fue de carácter político. En este sentido, casi todas sus investigaciones tuvieron una orientación política: pretendía encontrar un sistema de gobierno perfecto que sirviera para eliminar toda injustica de la polis. Según su pensamiento, desde el punto de vista práctico, la Política constituye la ciencia principal y a ella deben subordinarse todas las demás: la Economía, el Arte militar, la Ética y cualquier otra que se refiera al comportamiento de las personas; pues la ciencia Política tiene como objeto procurar el bien de todos los ciudadanos y es más justo, más noble y mejor buscar el bien de todos que el de unos pocos o el de uno en particular.
Pero, ¿cómo procurar el bien de todos? Cumpliendo cada cual su deber, haciendo cada uno lo que sabe hacer.

- Cada uno no tiene las mismas dotes naturales que los demás, sino que es diferente en cuanto a su disposición natural: uno es apto para realizar una tarea, otros para otra. ¿No te parece?
- A mí sí.
- Entonces, ¿será mejor que uno solo ejercite muchos oficios o que ejercite uno sólo?
- Que ejercite uno sólo.
- ... Por consiguiente, se producirán más cosas y mejor y más fácilmente si cada uno trabaja en el momento oportuno y acorde con sus aptitudes naturales, liberado de las demás ocupaciones. 
Platón, República (adaptado)

A este respecto, Platón distinguió en la sociedad tres clases sociales, a saber: sabios (o filósofos), guerreros y productores, asignando a cada clase una función: a los sabios gobernar, a los guerreros defender la sociedad y a los productores producir, es decir, aportar alimentos y utensilios. Si cada clase cumple su deber reinará el buen orden y la armonía, esto es, la justicia. Como vemos, pues, Platón destinó la tarea principal a los sabios, pues creía que sólo quien conoce la verdad, el bien y la justicia puede dirigir justamente una sociedad.

Una vez llegados a los cincuenta años de edad, hay que conducir hasta el final a los que hayan salido airosos de las pruebas y se hayan acreditado como los mejores tanto en los hechos como en las disciplinas científicas y se les debe empujar a elevar el ojo del alma hacia lo que proporciona luz a todas las cosas; y cuando hayan contemplado el Bien en sí, sirviéndose de éste como paradigma, organizar durante el resto de su vida -cada uno a su turno- el Estado... pasando la mayor parte del tiempo con la Filosofía, pero, cuando llegue el turno a cada uno, afrontar el peso de los asuntos políticos y gobernando para el bien del Estado, considerando esto no como algo secundario, sino como algo necesario. Y así, después de haber educado a otros semejantes para dejarlos en su lugar como gobernantes del Estado, se marcharán a la isla de los bienaventurados para habitar en ella.
Platón, República

Desde el punto de vista político, los sabios, pues, poseen dos tareas fundamentales, que son gobernar la polis y educar a los futuros gobernantes.

 Distintas formas de gobierno  
Como es posible deducir de cuanto llevamos analizado, para Platón el régimen correcto es la aristocracia (áristos, el mejor; krátos, poder o fuerza); una aristocracia en la que el gobierno se halle en manos de los sabios o filósofos, mientras que considera regímenes deficientes la oligarquía, la timocracia, la democracia y la tiranía.
De la oligarquía (olígos, pocos) opinaba lo siguiente:

Es un régimen basado en la tasación de la fortuna, en el cual los ricos mandan y los pobres no participan en el gobierno.
Platón, República

La timocracia (zymós, energía, fuerza, ánimo) constituye un régimen político basado en la audacia, la fogosidad y el deseo de honores y gloria de sus gobernantes).

Amarán el poder y los honores, no basando su pretensión de mando en la elocuencia ni en nada de tal índole, sino en las acciones guerreras y en las cosas relativas a ésta.
Platón, República

La democracia (démos, pueblo) fue definida por él así:

Parece ser una organización política agradable, anárquica y polícroma, que asigna igualdad similarmente a las cosas iguales y a las desiguales.
Platón, República

Según Platón, la propia exaltación de la libertad termina por destruir la democracia, que degenera en anarquía y ésta, a su vez, propicia el surgimiento de alguna individualidad destacada que termina convirtiéndose en tiranía:

El caudillo... tras destronar a muchos otros, se establece en el carro del Estado, perfeccionando la transformación de líder en tirano... y el pueblo, al huir del humo -como suele decirse- de la sumisión a hombres libres, va a parar al fuego del despotismo de los esclavos y en lugar de aquella libertad abundante e intempestiva se viste con la esclavitud más dura y más amarga, la de los esclavos.
Platón, República (adaptado)

Por supuesto, desde las posiciones actuales, sin duda alguna, ha de resultarnos extraña esta postura de Platón, pues en nuestros días la democracia aparece como el único régimen admisible; sin embargo, a la hora de juzgar su pensamiento, debemos tener en cuenta la constante inestabilidad política de la Grecia, y sobre todo de Atenas, de su tiempo, asimismo considerar los graves acontecimientos ocurridos, como las actividades demagógicas llevadas a cabo por Alcíbides (450-404 a.C.), quien posteriormente traicionó a los atenienses, la derrota de Atenas por Esparta y el gobierno de los treinta tiranos; posteriormente, restituida la democracia, el juicio y la sentencia de muerte de Sócrates, más tarde su fracaso político en la corte de Dionisio I de Siracusa... Tal vez Platón, sintiéndose destinado por su cuna y por su vocación a intervenir en los destinos políticos de su polis, sintió que la situación concreta de la Hélade chocaba constantemente con su idealismo.