sábado, 18 de abril de 2015

El Principio de la Intuición

1. Introducción
El método intuitivo y el empirismo son bien conocidos; sin embargo, su empleo en la vida docente no lo ha sido tanto.
Una imagen vale con frecuencia más que laboriosas explicaciones. Para las realidades sensibles el mejor camino es el de la personal captación inmediata. Se dice que estamos en la era de la imagen (fotografía, cine, televisión...). Es evidente que gracias a estos recursos nuestro orbe se amplía. Su impacto cultural y educativo es indudable. La rapidez de los mensajes visuales nos hace ganar un tiempo precioso.

2. Clásicos del principio de la intuición

John Locke, médico y filósofo británico
  John Locke (1632-1704) 
Sus estudios médicos orientaron su pensamiento hacia el empirismo, en reacción contra los métodos gramaticales y verbalistas que tuvo que sufrir en su formación universitaria. Su obra clave es Ensayo sobre el entendimiento humano (1690). Se opone a todos los que afirman que han conocimientos innatos, que vienen dados por la naturaleza humana. Para Locke, todos se adquieren por el camino de la experiencia. todo tiene que ser arrancado de la observación. Nuestro entendimiento es como una tabla rasa esperando pasivamente a que la experiencia vaya vertiendo en él sus contenidos.
Las fuentes de nuestras ideas son dos: la sensación, referida a los sentidos externos que nos ponen en contacto con el mundo exterior, y la reflexión o sentido interno, que nos revela cuanto acontece en nuestra intimidad, los fenómenos que se dan en nuestra conciencia. Estas fuentes nos proporcionan todas, absolutamente todas, las ideas simples. La tarea de nuestro espíritu está en producir las ideas complejas, elaborando las simples.
El entendimiento sólo es activo en la formación de las ideas complejas; ante las simples es meramente pasivo. Su función se limita a combinar las ideas simples; otras veces las yuxtapone formando las relaciones, o separa una idea de las otras que la acompañan, la abstrae de ella y así obtiene las ideas generales.
En sus Pensamientos sobre la educación se recogen las inspiraciones de su empirismo y de su liberalismo político. Los tres temas que le preocupan son: la educación física, basada en el endurecimiento del cuerpo; la educación moral o forja del carácter, que trata de la adquisición de buenos hábitos utilizando como uno de los motivos fundamentales el sentimiento del honor, y la educación intelectual.
En su plan de estudios antepondrá todas las disciplinas "que se refieren a cosas que requieren los sentidos". Lo que le preocupaba era alejarse de las abstracciones y entrar de lleno en los temas que asedian al alumno, aquellos que le plantean problemas inmediatos, los que hieren sus sentidos.
Pero Locke, equilibrado, pretenderá integrar una renovada formación humanística, con las habilidades prácticas. Y cultivar la observación para alcanzar la madurez reflexiva y la autonomía del juicio.

Comenio, teólogo y filósofo
 Johann Amos Comenio (1592-1670) 
Su obra Didáctica magna (1632) es "un artificio universal para enseñar todo a todos". Todo lo que se enseña puede ser demostrable "a priori" como brotando de la naturaleza misma de las cosas.
Para realizar tan ambicioso proyecto hay que conocer profundamente al hombre. Comenio confiaba que la educación sería la gran palanca para reformar la humanidad y, más aún, el camino más directo para conseguir la paz universal. Todos los hombres debían quedar unidos formando un pueblo, una estirpe. Sus tres objetivos pedagógicos son: la instrucción, la virtud y la devoción. Es decir, conocerse a sí mismo, a todas las cosas y a Dios.
Comenio, en su Didáctica magna, subraya insistentemente lo imprescindible de poner en práctica el método intuitivo. Ataca las prácticas escolares porque enseña las palabras antes que las cosas, cuando "deben presentarse juntamente unas y otras al entendimiento humano; pero en primer lugar las cosas, puesto que son el objeto, tanto del entendimiento como de la palabra". Para aprender todo con mayor facilidad deben utilizarse cuantos más sentidos se puedan. A toda regla han de acompañarse muchos ejemplos para que su utilidad sea manifiesta, y cuando falte lo natural hay que emplear modelos, imágenes o representaciones. Para enseñar el alfabeto, manejaba las ilustraciones, las palabras y los ejemplos.
Cada idea será sensibilizada por él mediante una constante comparación con la naturaleza. Una naturaleza que nunca procede a saltos y trae cada cosa a su tiempo. Por eso hay que presentar las cosas de un modo tan patente, que la enseñanza adquiera un ritmo natural, como el ojo, que no tiene necesidad de esforzarse para ver.

Pestalozzi, pedagogo
  Johann Heinrich Pestalozzi (1746-1827) 
Fuertemente influenciado por Rousseau, se propuso educar la mente, el corazón y la mano, es decir, forjar la cultura, la moralidad y las habilidades técnicas. El procedimiento intuitivo es el punto de partida esencial en todo conocimiento. Todo conocimiento debe partir de la intuición y ha de referirse a ella.
Se trata de pasar del ver al entender, para captar inteligentemente la realidad percibida. Para penetrar en el ser de los objetos necesitamos conocer su forma (geometría, dibujo, escritura). Un procedimiento superior para pasar de los sentidos a la inteligencia, de los particular a lo universal, es recurrir al número (aritmética). Pero la vía más universal para hacer inteligible la experiencia es el nombre. Con él se pueden transmitir a los demás, como univeral vehículo, las impresiones de cada cual (gramática, lenguaje).

3. Delimitación de la Intuición
La intuición es un procedimiento de conocer que se ha venido delimitando por contraposición a otros medios de captación de la realidad: la abstracción, la demostración y, en general, a todo tipo de conocimiento mediato, indirecto.
En la intuición no importa la realidad conocida ni el acto por el que la conozcamos, siempre que se trate de una información obtenida con inmediatez. Intuir es originalmente ver, captar por la vista. Con frecuencia, cuando en una situación problemática, entre una maraña de datos y de razones que parecen más confundir que iluminar, alguien acierta con la solución valiosa, se dice que tuvo una intuición genial, lo cual nos lleva de la mano a la doble vertiente, sensorial e intelectual, de la palabra intuición. En la intuición sensible incluimos tanto los sentidos exteriores, que nos ponen en contacto con el mundo circundante, como el sentido interior o conciencia, que nos revela cuanto acontece en nuestra intimidad. Lo importante es que estamos en contacto con algo presente, y cuando se trata de los sentidos corporales con algo material, visible, audible o tangible. No así cuando se trata de una intuición mental, en que las coordenadas espaciales, que encierran nuestro ser corpóreo, juegan muy poco.
En el plano didáctico, interesa especialmente la intuición de los sentidos o, al menos, de las imágenes sensoriales correspondientes. Se trata, de un modo y otro, de captar o imaginar esa realidad previamente experimentada. Conviene destacar que de todas las informaciones que recibimos de ese mundo, las visuales tienen prioridad absoluta. De ahí que cuando se habla del principio de intuición, con frecuencia se piensa en los medios audiovisuales.