domingo, 27 de enero de 2013

El origen de la democracia ateniense

Al comienzo del siglo V a.C. tuvieron lugar las Guerras Médicas, en las que los griegos, dirigidos por Atenas y con la colaboración de Esparta, se enfrentaron al Imperio Persa. Las guerras comenzaron cuando las colonias griegas del Asia Menor, apoyadas por los atenienses, se sublevaron contra los persas. Una vez restablecido el orden en estas ciudades, el rey medo-persa Darío envió un poderoso ejército contra Grecia, que fue derrotado en la batalla de Maratón, cerca de Atenas.
Unos años más tarde, Jerjes, hijo de Darío, organizó una nueva y más poderosa expedición, compuesta por más de 300.000 hombres, que tras derrotar a los espartanos en el paso de las Termópilas, tomaron e incendiaron Atenas. Sin embargo, los atenienses, con la ayuda de los espartanos, lograron rechazar a los invasores, derrotándolos sucesivamente en las batallas de Salamina y Platea (año 479). Aún tuvo lugar un tercer conflicto armado, pero en esta ocasión lo iniciaron los atenienses, llevando a cabo una expedición contra el territorio persa. La rivalidad entre ambos pueblos terminó hacia mediados del siglo (año 449) con la paz de Calias.
Pericles (495-429 a.C.), político ateniense,
subió al poder en el 462. Favoreció la
navegación, el comercio y las
actividades científicas y artísticas.
El éxito obtenido por Atenas en las Guerras Médicas influyó de modo importante en el surgimiento de nuevas formas sociales y políticas en dicha polis. Desde el siglo anterior, primero Solón y después Clístenes, habían elaborado determinadas leyes tendentes a favorecer la situación del pueblos (demos). Esta inclinación se vio incrementada a consecuencia de las Guerras Médicas: la nobleza ateniense, incapaz de soportar sólo con sus fuerzas el ataque del numeroso ejército persa, se vio obligada a solicitar la intervención de las clases populares y, de este modo, éstas, una vez pasado el peligro, reclamaron unos derechos y una legislación análogos para todos los ciudadanos, y poco después, con la subida al poder de Pericles, tuvo lugar el establecimiento de la Democracia, ya predispuesta por Efialtes en 462 a.C.
La Democracia (demos, pueblo; crátos, poder) favoreció la participación en los asuntos públicos de un mayor número de ciudadanos y otorgó una creciente importancia a las asambleas (las discusiones y debates políticos y jurídicos), lo cual conllevó el nacimiento de una nueva cultura, orientada a las cuestiones prácticas del gobierno de la ciudad y de la administración de la justicia, que dio origen, de este modo, al desarrollo de tendencias y teorías contrapuestas entre sí, en medio de las cuales cobró un notable significado la habilidad dialéctica como medio de intervenir en las diversas instituciones.
Esta situación, pues, propició la aparición de ciertos pensadores especializados principalmente en la enseñanza de la retórica y de la dialéctica que, paulatinamente, fueron adquiriendo una destacada importancia en la evolución del pensamiento griego: los sofistas.