lunes, 3 de septiembre de 2012

El carácter científico de la Antropología

La vocación científica de la Sociología, Antropología y cualquier otra “ciencia” social es evidente, y buena prueba de ello es el calificativo de Ciencia Social que sus creadores han impuesto al conjunto de las disciplinas objeto de su interés. Pero no es menos evidente el cúmulo de dificultades y escollos que hay que superar para poder otorgarles el grado de científicas en todo su valor.
En lo que respecta a la Antropología Social, una primera dificultad para considerarla materia científica con pleno derecho, ha sido la situación a la que se han limitado los antropólogos, que se han visto convertidos en meros recolectores de cacharros y costumbres. En el mejor de los casos calificaremos todo ello como materia del etnógrafo y de la Etnografía, pero no de la Antropología. A esos niveles de simple recolección no podemos atribuirles el estar haciendo ciencia, aun cuando podamos encontrarnos con que son unos insustituibles y, por tanto, necesarios ayudantes para conseguir ulteriores generalizaciones, con lo que, si no lo hemos conseguido, sí, al menos, nos hemos acercado mucho a los niveles auténticamente científicos.

 Bronislaw Malinowski con nativos de la isla Trobriand 
Las ciencias sociales se encuentran con un gran inconveniente, que es el derivado de la materia de su estudio: la sociedad. La situación en la que se hallan los investigadores sociales, que por un lado, estudian a la sociedad, y, por otro, son ellos mismos miembros de algún grupo social, supone una dificultad para poder obtener conclusiones objetivas. Si la sociedad objeto de su interés es la misma a la que pertenecen, se encuentran mediatizados por sus propias ideas políticas, filosóficas o religiosas, su “neutralidad” será difícil de conseguir. Pero, si por el contrario (como en el caso en el que frecuentemente se hallan los antropólogos), sus investigaciones van referidas a sociedades y culturas diferentes, las dificultades aparecen cuando tienen que opinar respecto a investigaciones y costumbres extrañas a los valores imperantes en su sociedad.
Los inconvenientes que con respecto a la falta de madurez poseen las ciencias sociales se ven aumentados para el caso de la Antropología Social, quien además ha visto desarrollarse más rápidamente a sus disciplinas hermanas en tanto que a ella se le había relegado, durante mucho tiempo, al estudio exclusivo de algo que, para la tiranía ejercida por la sociedad industrial, ha tenido una importancia que, en el mejor de los casos, era calificada como marginal, o puramente académica, como ha sido todo lo relacionado con las sociedades primitivas.
Otra manera de enfocar este mismo inconveniente para considerar inmersos en el área de la Ciencia a las diversas especialidades dedicadas al estudio de la sociedad, es la dificultad de verificar, y mucho más de experimentar. La sociedad está compuesta por humanos y solamente por esta circunstancia muchos experimentos, de necesidad innegable, y cuya realización sería fácilmente posible si se tratase de otros seres, al venir referidos a humanos, suelen presentar problemas éticos incluso en su simple planteamiento. Aquello que para el caso de las ciencias físicas puede ser llevado a cabo en el reducido marco de los laboratorios, en el caso de las ciencias sociales podría llegar incluso a suponer querer cambiar la Historia.
Se argumenta que el simple hecho de investigar sobre un determinado colectivo introduce modificaciones sobre él, y que de este modo la investigación altera lo investigado.
Si bien es cierto que la experimentación, tal como aparece en otras ciencias, no es posible en el caso de las Ciencias Sociales, no es exacto el que se carezca totalmente de medios para probar las hipótesis formuladas. Entre los medios para este fin ocupa un lugar destacado el llamado método comparativo, consistente en realizar comparaciones sistemáticas entre sociedades o colectivos de personas y ver a través de ellas qué rasgos o complejos culturales, u otros fenómenos, aparecen en muchos casos, o por el contrario difieren, para conseguir, de este modo, la verificación de ciertas hipótesis o la consecución de generalizaciones significativas.
De todo lo anterior obtenemos unas consecuencias similares a las expuestas por Bottomore, quien, refiriéndose exclusivamente a la Sociología –aunque nosotros lo extendemos a la Antropología Social-, dice que la disciplina es científica en sus métodos y en sus intenciones. Y estamos de acuerdo con otra buena parte de autores respecto a que se cuenta con grandes limitaciones y dificultades, principalmente en cuanto se refiere a la verificación, demostración y comprobación; fallos que se están paliando según avanzamos en el transcurso del tiempo y en la realización de investigaciones con las que adquirimos experiencia y a la par escalamos posiciones en la escala de consideración científica.