viernes, 22 de noviembre de 2019

La observación y la experimentación en el método científico

Dado que observación y experimentación constituyen los procesos fundamentales del método científico, bueno es que analicemos siquiera brevemente las funciones y características de los mismos.
"La observación muestra y el experimento enseña", nos dice Bernard al introducir dialécticamente el estudio de la observación y el experimento. Pero esta distinción va matizándose a lo largo de su obra hasta señalar unas relaciones más complejas entre ambas actividades.
En efecto, para Bernard, la observación constituye el punto de partida de la investigación. Observación que puede ser pasiva o espontánea, y activa, es decir, hecha en razón de una idea preconcebida de la naturaleza o causa del fenómeno.
Podemos concebir la observación de varias maneras:

① Como elemento básico exploratorio para el descubrimiento de hipótesis científicas: De hecho, todas las ciencias empiezan con la observación, ya que, como el mismo Bernard señala, sólo a través de la observación puede llegarse a la obtención de conceptos con significación objetiva.
② Como método exclusivo y fundamental para el logro empírico de los objetivos de investigación: Así, los métodos descriptivos, por ejemplo, están basados en diseños que utilizan la observación como único elemento.
③ Como parte integrante del proceso científico: Se dará la observación en la recogida de datos que constituyen el material para la comprobación de hipótesis. A medida que la ciencia está más elaborada y la observación se encuentra mucho más controlada, se da un incremento en la utilización de instrumentos de medida, de sistemas de control estandarizados y de análisis estadísticos más complicados, y una creciente sustitución por mediciones cuantitativas mucho más controladas y precisas de las simples observaciones clasificadas por categorías. Desde esta perspectiva, la observación se da en todo proceso científico, aunque con variantes en función de la objetividad en la extracción de los datos, de los procedimientos o técnicas empleadas, del análisis de las condiciones en que se producen las observaciones y del control sobre las posibles variables que pueden alterar el curso del fenómeno.


En cualquier caso debemos preguntarnos qué debe ser observado (marco conceptual), cómo debemos observar (condiciones específicamente establecidas) y qué técnica de registro emplearemos. Tengamos en cuenta que la validez y fiabilidad de nuestras observaciones no dependen únicamente del registro y de las condiciones que hemos determinado para hacer la observación, sino del propio investigador que observa. La percepción es básicamente una interpretación de nuestras sensaciones en la que intervienen nuestros conocimientos anteriores (nivel de expectativa), la motivación y la emoción del propio sujeto.
Existe una relación estrecha entre la observación y la experimentación. A través de la observación de la práctica educativa, brotará normalmente la idea que dé surgimiento a la hipótesis de investigación. La observación activa nos permitirá muchas veces no sólo describir, sino también explicar e incluso predecir el fenómeno. Si nos quedamos en esta etapa de la investigación habremos utilizado los métodos descriptivos, selectivos y correlacionales. Pero sin duda, muchas veces querremos controlar la validez de nuestras predicciones y explicaciones. Para lo cual provocaremos y controlaremos las condiciones de producción del fenómeno, observando después lo que ocurre. Habremos entrado en el método experimental, que utiliza observación y experimento conjuntamente.
El experimento implica el máximo control de las condiciones de producción de los fenómenos educativos.
Si nos fijamos en las variables que intervienen en un experimento, observamos la existencia de una o varias variables independientes manipuladas por el investigador, es decir, introducidas intencionadamente y de forma específica en el experimento para observar el efecto o variación que producen en otra u otras variables, denominadas dependientes. En el terreno educativo es frecuente encontrar como variables independientes los diversos sistemas de instrucción, metodologías, tipo de disciplina escolar, etc.; en tanto que suelen considerarse como variables dependientes el rendimiento de los alumnos y diversas respuestas en el ámbito de la conducta. En la actualidad se pone el acento en estudiar el efecto que producen los estímulos educativos diversos sobre variables no observables directamente, como son por ejemplo las actitudes o los valores de los sujetos, y que precisan por lo mismo unos indicadores de respuesta relacionados con ellas. A esta variación provocada por la variable independiente sobre la dependiente, se le denomina varianza primaria. El investigador puede controlar el efecto mediante grupos de control donde tal variable no haya sido introducida, o bien haciendo que los sujetos pasen por diversas situaciones experimentales, unas con la presencia en distinto grado y otras con la ausencia de la variable independiente. Un caso muy sencillo es cuando deseamos conocer la influencia del tiempo de estudio en el rendimiento escolar.
Existen, desde luego, otras variables que pueden intervenir en la investigación de modo que enmascaren los efectos principales que pretendemos descubrir. Son las intermediarias y extrañas que proceden, bien de los sujetos (como pueden ser la inteligancia, la personalidad, el sexo...), bien de la propia situación experimental (horario, temperatura, características de la habitación...). La varianza sistemática que producen en la variable dependiente se denomina secundaria. El interés de los investigadores reside en controlar al máximo esta varianza secundaria.
Finalmente, es inevitable que existan errores de medida o influencias no controladas. Todas ellas pasan a engrosar la varianza del error. Un experimento adecuado debe tender a minimizar esa varianza si desea descubrir relaciones verdaderas entre variables.