viernes, 27 de febrero de 2015

Algunas técnicas para la enseñanza activa

1. Método de la investigación
La investigación en el sentido estricto, como descubrimiento de verdades, hechos, leyes o teorías, no alcanzadas aún por la humanidad, sólo se aplica con rigor a especialistas de alto nivel. Lo decisivo es utilizar el mismo espíritu y similares métodos en las actividades docentes cotidianas. Es decir, situar al alumno ante una verdad, para él desconocida, e iniciarle en el camino de poder reencontrarla. En este sentido el procedimiento es válido en todos los niveles de la enseñanza. Lo importante es que se le den al alumno las fuentes de información para que sea capaz de reconquistar una verdad que está en el panorama cultural, pero a la que todavía no ha arribado.

En toda investigación hay que delimitar con precisión el objeto y plantear adecuadamente los interrogantes que muevan al alumno a despejarlos. Se debe poner en juego la metodología más adecuada y formular hipótesis como intentos de explicación. Hay que facilitar todo el material que nos ponga en la pista de la solución. Por último, tenemos que someter a comprobación crítica las conclusiones alcanzadas.
Son muy diferentes las técnicas que podemos emplear en cada área de conocimientos. En las ciencias positivas, la observación y la experimentación de los fenómenos de la naturaleza son el punto inicial y terminal, y el estadio intermedio la hipótesis que explica los hechos y que hemos de verificar. En las ciencias históricas, la información bibliográfica es fundamental y complementariamente los testimonios de otra índole que patenticen la huella del pasado y nos permitan, tras la crítica de la autenticidad y el valor de los documentos, reconstruir la imagen del pretérito.
Se trata en definitiva, de aprovechar las virtualidades del método heurístico o del descubrimiento para fecundar el didáctico, con objeto de darle el acento más activo.

2. La discusión
Con esta técnica se pretende poner en juego la habilidad dialéctica del sujeto. El procedimiento puede degenerar en una logomaquia, en una lucha en la que la "honrilla" personal pesa mucho más que la verdad. Éstos son riesgos que debe evitar siempre el buen docente.

3. Técnica del estudio de casos
Resulta interesante plantear un caso y verse obligado a descubrir las leyes y principios que se requieren para su adecuada explicación. Estamos ante una tarea que indudablemente hace dinámica una clase. Lo valioso es que estamos en contacto vivo con una realidad compleja y aun confusa, que nos plantea el desafío de algo que no acabamos de comprender y que nos obliga a dar una solución a plazo fijo.

4. La interpretación de textos
Seleccionar un texto que resuma la parte esencial de un pensador, de un problema o de una teoría, y suscitar su exégesis, es una tarea de indudable interés en una pedagogía activa. Obliga a un trabajo individual o colectivo, que pone en juego los resortes mentales del alumno.

5. Las hojas o libros de trabajo
Mejor que comunicar el saber ya hecho es poner en disposición de que lo reconquiste cada cual con su esfuerzo personal. Es preferible facilitar los materiales, para que las verdades aparezcan según el ritmo de trabajo personal. Por ello conviene sustituir el libro de texto por los libros u hojas de trabajo. En ellos deben figurar con toda precisión las lecturas, las experiencias a realizar por el alumno, los problemas que ha de resolver en función de la información recibida y a las conclusiones a que llega. Para ello hace falta una organización escolar de la que pocas veces se dispone. Libros y material suficientes, medios audiovisuales que puedan ser manipulados por el propio alumno, o el pequeño laboratorio en donde pueda poner en juego sus conocimientos manejando el material didáctico. El profesor aconseja, orienta, resuelve alguna duda, pero deja todo el peso del aprendizaje al esfuerzo personal del alumno.

6. Técnicas de la observación directa
Tiene aplicación tanto en el campo de las ciencias experimentales como en el de las humanísticas. En muchas ocasiones la experiencia no podrán hacerla todos, pero la observación, el comentario, puede convertir la clase en una verdadera enseñanza activa. Abrir los ojos sobre la realidad inmediata, dar los instrumentos para ser capaz de interpretarla adecuadamente, suele ser un buen procedimiento para romper la pasividad del alumnado.

7. Técnica de las cuestiones
Para que sea eficaz el procedimiento, lo ideal es que los alumnos tengan toda la información previa. Puede tratarse de noticias a través de los medios de información o sencillamente por el estudio previamente realizado por el alumno en casa o en el centro docente. El profesor no explica, sino que se limita a suscitar interrogantes sobre problemas que aparecían ocultos, impulsa a una intelección más profunda de lo que en principio había sido superficialmente captado, inquiere antecedentes y consecuencias, implicaciones y aplicaciones. El alumno responde entonces a las cuestiones, se le obliga a repensar aquello que en principio había captado, quizá con falta adecuada de perspectiva y hasta con desinterés, y sobre todo se modifican sus puntos de vista, su técnica de estudio y sus preocupaciones. El cuestionario del profesor, sus ángulos de mira, su capacidad inquisitiva, se convierten para el alumno en hábito mental operativo.