domingo, 13 de abril de 2014

El problema de la educación

La educación es un hecho, un fenómeno o realidad dinámica en la vida de los pueblos. Pero la educacion es algo más que un hecho condicionado sociológicamente. Es también una aspiración, una continua tendencia hacia el perfeccionamiento espiritual del hombre. La educación no puede ser entendida como una solución definitiva. Por su esencia, es un problema complejo que reclama constantemente soluciones.
Ya lo dijo Kant, la educación es el problema mayor, porque está ligado a todos los aspectos fundamentales de la existencia del hombre, considerado como individuo y como miembro de la comunidad; tiene la complejidad de la vida misma, en su indivisible unidad de naturaleza y espíritu.
Podríamos considerar tres tipos de problemas:
 a)  Los problemas previos de la educación: constituyen el problema de la posibilidad (¿se puede educar?, ¿en qué medida?) y el problema de la legitimidad (¿se debe educar?).
 b)  Los problemas centrales o fundamentales, que abarcan a su vez: 1) El problema primario, relativo a los fines de la educación (problema teleológico); 2) Los problemas derivados de los medios (de contenido, de método, de organización y administración escolar).
 c)  Los problemas secundarios o accesorios implican numerosísimos e intrincados problemas menores, que derivan a su vez de los fundamentales (problemas de horario, de material didáctico, etc., etc.).


1. El problema de la posibilidad de la educación
¿ Se puede educar ? ¿ Cuáles son los límites de la influencia del educador sobre el individuo ? Es obvio que la negación de toda influencia de la acción educadora intencional haría inútil todo esfuerzo educativo y sería estéril toda concepción pedagógica. Ahora bien, ¿ todos los pensadores han estado de acuerdo en proclamar la eficacia de la educación ? 
La historia nos muestra dos teorías contradictorias: la optimista, que admite la posibilidad ilimitada de la educación; y la escéptica, que niega rotundamente a la acción educadora toda influencia decisiva sobre el individuo.
La teoría optimista, llamada también dogmática, considera la educación como omnipotente: el hombre no es sino lo que hace la educación de él. Esta concepción se basa en la teoría psicológica según la cual el alma es originariamente una tabla rasa que se va construyendo poco a poco mediante las representaciones del mundo exterior que surgen de los sentidos. Esta doctrina fue desarrolla con toda amplitud por Locke.
La teoría escéptica o pesimista parte del supuesto de que el carácter es congénito, y se desarrolla con o a pesar de la acción educativa. Schopenhauer cree que la herencia es algo todopoderoso que marca de forma inexorable la naturaleza de cada individuo y determina con antelación sus conductas.
Sin embargo, las posiciones referidas son exageradas. Ninguna de las dos encierra toda la verdad.
Esta se halla en medio de ambas: afirmamos la educabilidad del hombre, pero reconocemos sus limitaciones. La educación es posible, pero tiene sus limitaciones en la naturaleza del educando. La educación no lo puede todo, pero ejerce una influencia tan grande que puede llegar a crear una segunda naturaleza. La educabilidad está para cada educando en razón directa de la riqueza, variedad, magnitud y cualidad de sus aptitudes.

2. El problema de la legitimidad de la educación
¿ Es lícito educar ? ¿ De dónde proviene el derecho a ejercer determinadas influencias sobre los jóvenes ?¿ Educar no es en cierto modo forzar a otro ser ? ¿ No supone violentar, coaccionar la naturaleza originaria del educando ? El educador tendría que preguntarse si la acción educadora consciente y sistemática es necesaria para ayudar al joven a desenvolver su naturaleza originaria y elevarse al plano espiritual auténticamente humano, o si, por el contrario, debe dejar obrar libremente a esa naturaleza originaria para no lesionar los derechos a la libertad individual.
El problema del derecho a educar no puede ser resuelto en un plano exclusivamente individual. Es preciso plantearlo desde el punto de vista social. La educación legítima es aquella que no considera al individuo aislado sino inserto en colectividades, que no alienta la formación del hombre como mera individualidad egoísta sino que lo afirma como ser social que desarrolla su conciencia moral y su sentido de la responsabilidad mediante la convivencia con los demás hombres.