lunes, 26 de agosto de 2013

Los Juegos Olímpicos

El Discóbolo,
 de Mirón (460 - 450 a.C.)
Los Juegos Olímpicos constituían una de las señas de identidad de los griegos, junto con la lengua y la religión. Estas competiciones permitían que se conocieran unos a otros; a través de ellas concebían su unidad. La victoria de los atletas daba gloria a las ciudades, que no dudaban en abrir incluso nuevas puertas en sus murallas para tributarles honores. De todas partes de Grecia acudían a Olimpia pensadores y literatos que querían dar a conocer su obra.
Los Juegos se celebraban cada cuatro años, en honor a Zeus, en la antigua ciudad griega de Olimpia.
En un principio sólo participaban atletas griegos; luego, en sucesivas celebraciones, se fueron incorporando atletas de toda la zona mediterránea. Únicamente competían hombres, y se disputaban pruebas de carreras, saltos, lanzamientos de disco y de jabalina, hípica y lucha, al tiempo que se celebraban ceremonias religiosas y concursos de poesía y oratoria.
Duraban cinco días: en el primero, la multitud desfilaba ante una gigantesca estatua del dios; en el último tenía lugar una solemne procesión y se celebraba un banquete. Durante los juegos se establecía una tregua sagrada en la que no había guerras, para que todos los griegos libres pudiesen participar sin problemas. Los vencedores recibían una corona de laurel, y su estatua era colocada en Olimpia.