sábado, 22 de diciembre de 2012

El modelado climático

Parque Natural de Arribes del Duero
El río Duero se ha encajado profundamente en estas
penillanuras labradas y moduladas en materiales
cristalinos.
Las grandes unidades morfoestructurales definen el relieve de la Península. No obstante existen formas menores, desarrolladas en las anteriores y producto de la erosión, que en conjunto constituyen el modelado.
Los modelados que accidentan los relieves estructurales son, en la mayoría de los casos, heredados. La erosión es un proceso discontinuo en el que los períodos de crisis (rexistasia) son separados por largos descansos morfogenéticos (biostasia). Los modelados climáticos peninsulares son en gran parte producto de crisis terciarias o cuaternarias. Tan sólo en la alta montaña y en el sureste árido se elaboran formas actuales.
El modelado cuaternario es el que mejor se ha conservado, ya que con posterioridad los retoques han sido mínimos. No obstante existen herencias anteriores que afectan a los macizos antiguos. Son las penillanuras o superficies de erosión productos de largas fases de biostasia separadas por crisis morfogenéticas más cortas. Existen vestigios de una superficie de erosión de finales del Primario y otra intramiocena apenas retocada posteriormente. El modelado se resuelve en llanuras imperfectas con relieves residuales sobre las cuales se han encajado los valles cuaternarios.
El Cuaternario es el que ha legado un modelado más vivo. La Península, al igual que Europa, fue afectada por cuatro glaciaciones o períodos fríos, separadas por períodos interglaciares más cálidos. No se conocen bien las características de estos períodos ni tampoco, con exactitud, las áreas peninsulares que fueron aceptadas. Se estima que las glaciaciones afectaron a los macizos pirenaicos (hasta los 1.800 m), a las montañas cantábricas (hasta 1.500 m), a los Montes de León (casquete de hielo), sierras del Sistema Central (hasta 2.000 m) y Sierra Nevada en la Penibética (hasta 2.400 m). Durante estos períodos fríos, los pisos montano y basal de las montañas (por debajo de los límites de nieves perpetuas señalados), y las llanuras a elevada altitud (más de 600 m), conocieron condiciones climáticas periglaciares. Naturalmente no toda la Península se vio afectada por este esquema: las llanuras litorales y prelitorales levantina y andaluza, y el valle del Guadalquivir, estuvieron bajo condiciones más cálidas y húmedas.
En los períodos interglaciares las nieves permanentes desaparecieron prácticamente (sólo los altos picos) y las condiciones periglaciares estuvieron presentes en la alta y media montaña. El área periglaciar de los períodos fríos se vio afectada por condiciones más cálidas y húmedas, y el dominio pluvial se transformó en un dominio árido.
El resultado de estos cambios climáticos ha sido un modelado distinto para cada situación y crisis climática.