viernes, 14 de diciembre de 2012

El arte de la momificación

Anubis, dios de los muertos y los funerales,
atendiendo a un difunto
Para los egipcios, existía otra vida después de la muerte: el cuerpo mortal, el ba, fallecía, pero el ka, el doble del cuerpo, permanecía vivo. El difunto debía someterse a un juicio en el que se pesaba su corazón y con él los actos realizados durante su vida; para superar el juicio, el sacerdote recitaba una serie de fórmulas escritas en el Libro de los muertos, papiro que después se depositaba en las tumbas junto a las momias.
Tras el juicio, el difunto entraba en el reino de Osiris. Sin embargo, el espíritu necesitaba el cuerpo para seguir existiendo en la otra vida. La momificación tenía precisamente la finalidad de conservar al muerto con la misma apariencia que este tuvo en vida: al cadáver se le extraía el cerebro y los órganos internos, que se depositaban en los vasos canopos. Con objeto de que se conservasen eternamente, el cuerpo era sumergido en determinadas sustancias y envuelto luego con vendas.
Este trabajo era realizado por los embalsamadores en las Casas de la Muerte. El oficio de estas personas era considerado de la más baja categoría; su contacto constante con la muerte, el olor, difícil de disimular, con el que quedaban impregnados, así como las marcas producidas por el manejo de líquidos corrosivos, provocaban el rechazo del resto de la población.
Vasos canopos
Tras la ceremonia de purificación y de ofrenda en la que un sacerdote cumplía el rito de la apertura de la boca de la momia para que el muerto reviviera y se unieran el ba y el ka, que existirían por siempre en el reino de Osiris, el cuerpo era introducido en un sarcófago en cuya cubierta estaba representada con exactitud la imagen del difunto.
Como el cadáver debía permanecer intacto, las tumbas se construían en lugares cuya sequedad contribuyese a mantenerlo en un estado ideal de conservación. Los difuntos eran enterrados, además, con sus riquezas y bienes, que, en el caso de los faraones, incluían también a sus sirvientes.