domingo, 7 de octubre de 2012

La cultura. Concepto y base

Hay quien ve la diferencia entre antropólogos y sociólogos en que en tanto los primeros recurren, y de un modo bastante socorrido, a la constante explicación de la fenomenología social por medio de la cultura, el “gremio” de los sociólogos hace algo similar pero con respecto a la estructura.
Evans Pritchard participa de la opinión de que las diversas posiciones de las dos grandes escuelas, la de la Antropología Social en Gran Bretaña y la de la Antropología Cultural en los Estados Unidos, parten de que los primeros, siguiendo a Morgan, Spencer y Durkheim, pensaron que la finalidad de la Antropología Social sería la clasificación y el análisis funcional de las estructuras sociales, en tanto que para los segundos, partiendo de Tylor y de otros más orientados hacia la Etnología, concibieron su disciplina como la clasificación y el análisis de la cultura. De todas formas, la relación entre cultura y estructura social es de una íntima interacción.
Los patrones de lo bueno o de lo malo, como el de lo feo y el de lo bonito, o el de lo justo y lo injusto, son relativos de acuerdo con la cultura a la que se pertenece, etc. La importancia de cultura, por lo tanto, es innegable para poder conocer y valorar las actitudes de propios y ajenos.
La cultura fue definida por Linton, con la precisión y brevedad que le son características, como la herencia cultural. Todo hombre pertenece a una cultura y cada sociedad tiene sus propias y específicas peculiaridades culturales. Por lo tanto, se nos hace imposible y carente de sentido hablar de un hombre sin cultura, como es bastante difícil y arriesgado discurrir por el camino de intentar jerarquizar las culturas calificando a unas de superiores con relación a la inferioridad de otras. En cualquier caso, tenemos que tener siempre presente que cada uno de nosotros pertenece a una cultura y que las culturas ajenas serán vistas a través del patrón de la propia, y por lo tanto medidas y calificadas de un modo bastante subjetivo. ¿Podemos acaso decir que la cultura de los occidentales es superior a la de las llamadas sociedades primitivas, como los aborígenes australianos o los indios de la amazonia brasileña? Si lo juzgamos desde el punto de vista de la tecnología, no ha comparación posible entre ambos tipos de sociedades. ¿Pero podemos considerar igual que la superioridad técnica, la moral?
La cultura tiene su origen en la lucha que históricamente ha tenido que sostener el hombre como especie contra la naturaleza. Es el producto de esa misma oposición de la que surge la sociedad. Un instrumento gracias al cual los hombres han podido organizarse y evolucionar hasta la posición que en la actualidad ocupan. La cultura está ligada con la conducta humana, incluyendo en la conducta toda la carga que la psicología, y hasta la biología, le dan, y que aceptamos sin adentrarnos en discusiones.

En primer lugar queda claro que las satisfacciones de las necesidades orgánicas del hombre y de la raza representan una serie mínima de condiciones impuestas en cada cultura. Los problemas planteados por las necesidades nutritivas, reproductivas e higiénicas del hombre deben ser resueltos, y lo son, mediante la construcción de un nuevo ambiente artificial o secundario.
Un nivel cultural de vida significa, a su vez, que nuevas necesidades aparecen y nuevos imperativos o determinantes son impuestos a la conducta humana. Desde luego, la tradición cultural necesita ser transmitida de cada generación a la siguiente. Métodos y mecanismos de carácter educativo existen en toda cultura. El orden y la ley deben ser conservados, desde que la cooperación es la esencia de toda conquista cultural. En cada comunidad es menester que existan disposiciones para sancionar la costumbre y las normas éticas y legales. El sustrato material de la cultura requiere ser renovado y mantenido en condiciones de uso. En consecuencia, son indispensables algunas formas de organización económica aún en las culturas más primitivas.
Así pues, el hombre tiene, primero y ante todo, que satisfacer las necesidades de su organismo. Debe tomar las providencias y desarrollar actividades para alimentarse, guarecerse, vestirse y protegerse del frío, del viento y de la intemperie. Está forzado a defenderse, y a organizarse para tal defensa, contra los enemigos y peligros externos, ya sean físicos, animales o humanos. Todos estos problemas primarios son solucionados por los individuos con el uso de herramientas, mediante la organización en grupos cooperativos y también por el desarrollo del conocimiento y un sentido del valor y de la moral.
Así, aparecen otro tipo de necesidades, que son “las derivadas”, dentro de cada cultura. Esto significa que la cultura provee al hombre de aptitudes derivadas, capacidad y poder; lo que también significa que el enorme alcance de la acción humana sobre las innatas aptitudes del organismo, impone sobre el hombre una serie de “limitaciones”. Las “necesidades derivadas”, o “imperativos culturales”, son aquellos impuestos al hombre por su propia tendencia a extender su seguridad y su bienestar, aventurarse en las varias manifestaciones del movimiento, acrecentar la velocidad, preparar tanto máquinas de destrucción como de producción, etc. Malinowski, en su intento expositivo ofrece también las dos series siguientes de imperativos y concomitantes.

Imperativos / Concomitantes
1. El patrimonio cultural constituido por los utensilios y bienes de los consumidores, debe ser producido, mantenido y reemplazado por nueva producción. / 1. Economía.
2. La conducta humana en cuanto se refiere a la prescripción técnica, consetudinaria, legal o moral, debe ser codificada, regulada en acción y sanción. / 2. Control social.
3. El elemento humano gracias al cual se mantiene toda institución, debe ser renovado, formado, disciplinado y provisto del pleno conocimiento de la tradición del grupo. / 3. Educación.
4. Dentro de cada institución, la autoridad debe ser definida, equipada con poderes y dotada de los medios para la ejecución compulsiva de sus mandatos. / 4. Organización política.

Pinturas rupestres, que representan bueyes y pastores
(Argelia)
Los humanos han logrado su “historia” gracias a: 1º, la sustitución del instinto por el aprendizaje; 2º, el desarrollo de su poder de comunicación; y 3º, la posibilidad, mucho más inmediata en nuestros días, de poder fijar y conservar la comunicación, mediante la escritura, con la que en unos pocos años se ha podido pasar del hombre de las cavernas hasta la era de la desintegración del átomo y de los vuelos interespaciales. Sin embargo, Levi Strauss ha quitado importancia a la llamada “revolución de la escritura”, cargando la importancia sobre la “revolución neolítica”, muy anterior, en la que se seleccionaron semillas y realizaron descubrimientos que considera más importantes para la evolución de la sociedad que la escritura.
Los diversos medios de transmitir la cultura dan origen a la aparición de la primera clasificación de la cultura tal como se la plantean principalmente los etnógrafos. Culturas ágrafas, que son aquellas pertenecientes a las sociedades en que todavía no ha aparecido la escritura y en las que el único medio de transmisión es el de la tradición oral; y culturas dotadas de escritura. También hay que señalar que otro de los vehículos de transmisión de cultura, éste no totalmente autónomo, son las producciones emanantes de cada una de las culturas, o sea, los materiales que son legados a los nuevos integrantes de la sociedad por los antiguos. Los hombres se adaptan a ellos y las innovaciones tienen en la mayoría de los casos, como punto de partida, los instrumentos poseídos.