viernes, 21 de octubre de 2016

Evaluación educativa

1. Sentido de la evaluación educativa
La evaluación no intenta sólo determinar en qué grado un estudiante alcanzó los objetivos señalados en el programa. Dado que la educación es un proceso en el cual intervienen una multitud de elementos, no hay razón ninguna para pensar que ningún elemento del proceso educativo está fuera del alcance de la evaluación.
Si consideramos la educación como algo que tiene realidad en el tiempo, la evaluación no puede situarse únicamente al fin del proceso educativo, sino que debe estar presente desde el comienzo mismo de la acción educativa.
La complejidad de la educación hace sospechar de entrada la posibilidad de que resulte insuficiente una sola técnica de evaluación. Así, adem´´as de los tests objetivos, contamos con la observación como un método que tenemos siempre a mano.
Otra idea que no debe olvidarse es que la evaluación no tiene sentido en sí misma, sino que se realiza para fundamentar actuaciones posteriores. En función de los alumnos, la evaluación tiene un sentido orientador. A través de ella se intenta ver cuál es la situación de un estudiante con objeto de ayudarle a tomar las decisiones más adecuadas para el desarrollo de sus posibilidades y la compensación de sus limitaciones.

2. El modelo de evaluación educativa
La educación es un proceso que arranca de una situación dada y, en virtud de determinadas actividades, desemboca en otra diferente. De acuerdo con esta idea el modelo de evaluación tendría cuatro elementos, los objetivos, el plan, la actividad u operación y los resultados.

2.1. Presupuestos y antecedentes. Objetivos y plan
Los alumnos en tanto que protagonistas del proceso educativo constituyen el punto de referencia fundamental de la evaluación. Si la educación necesariamente ha de personalizarse, el diagnóstico personal de cada estudiante es la condición necesaria para toda actuación educativa racionalmente fundada.
Los profesores constituyen el siguiente elemento de entrada. La evaluación del profesorado se viene realizando en función de su actividad educativa y las técnicas de evaluación se suelen agrupar en dos grandes conjuntos: sistemas categoriales (actividades objetivas de los profesores fácilmente observables) y sistemas de calificación (cualidades y aptitudes docentes medidas en grados).
Las condiciones de la comunidad en que se desenvuelve la institución escolar y en especial las de las familias de los alumnos son también datos a tener en cuenta por la influencia que ejercen en la conducta y rendimiento particular de cada estudiante.
La organización permanente del centro, su dotación económica, sus características institucionales, sus ideales y valores, constituyen igualmente un marco de referencia.
También los objetivos que se planteen, son objeto de evaluación, en el sentido de que tengan sentido, se justifiquen o sean realistas.

2.2. Proceso educativo
En el estudio del proceso educativo se puede señalar la evaluación del material usado (métodos de presentación, análisis y sistematización de los conocimientos, la existencia de eficaces descripciones de tareas estudiantiles y la profundización y corrección de la imagen de la ciencia que ofrece), el ambiente y condiciones funcionales del centro, las técnicas de trabajo y el tiempo empleado en las actividades educativas.

2.3. Resultados
La evaluación de resultados se puede proyectar en los objetivos específicamente señalados en el programa y en aquellos otros que se pudieran llamar resultados secundarios, es decir, aquellas consecuencias de un programa que tal vez no fueron previstas o que se previeron como no específicas del programa y que al realizarlo han venido a enriquecer los objetivos alcanzados.
Los objetivos específicos implican un cambio en la situación del estudiante. Este cambio se puede manifestar en un aumento de conocimientos, pero también, y esto es más importante, en un cambio de actitud hacia el trabajo, y en un aumento de posibilidades de percepción y destreza, es decir, aumento de capacidades para adquirir nuevos conocimientos, resolver nuevos problemas y realizar nuevas actividades.

3. Evaluación del rendimiento

3.1. Dos nociones de rendimiento. Rendimiento suficiente o rendimiento satisfactorio
En la práctica usual el rendimiento de los alumnos se valora en función de unos objetivos señalados con más o menos precisión, estableciendo como punto de referencia el grupo, o un nivel de conocimientos previamente establecido. Suficiente o insuficiente son afirmaciones que arrancan de la comparación del nivel alcanzado por un estudiante cualquiera y el nivel establecido previamente.
Pero la evaluación del rendimiento se puede hacer en relación con la persona que realiza el trabajo, es decir, el progreso de cada alumno en relación con su propia capacidad.
Así, rendimiento suficiente o insuficiente es el que se determina en función de un nivel objetivo previamente establecido. Rendimiento satisfactorio o insatisfactorio es el que se determina en función de la capacidad de cada escolar.

3.2. Evaluación continua
El rendimiento no se entiende como una especie de aparición espontánea al final de un periodo de enseñanza, sino que es algo que constantemente se está produciendo. Por otra parte, la educación no es sólo instrucción de aprendizaje, sino que es desarrollo de toda la personalidad del sujeto, por lo cual es menester evaluar no solamente lo que el alumno sabe, sino también los hábitos de trabajo intelectual, de convivencia social, las aptitudes técnicas, la madurez emocional, el desarrollo biológico y, en fin, todas las manifestaciones de la personalidad del hombre.
La técnica de evaluación continua tiene tres bases fundamentales: la observación de la actividad o comportamiento discente, el análisis de las tareas realizadas y las pruebas objetivas de diagnóstico.
Si la evaluación en conjunto es satisfactoria, no hay problema. En el caso de que no lo fuera, la misma evaluación continua habrá puesto de relieve cuáles son los puntos débiles del estudiante en los que debe insistir para alcanzar la situación adecuada a sus posibilidades. Esta información orientadora permitirá al estudiante subsanar sus defectos, sus deficiencias, sin que tenga necesidad de volver a enfrentarse otra vez en el contenido de todo el curso.

3.3. Rendimiento y predicción
En el terreno educativo toda evaluación del rendimiento implica una hipótesis predictiva, explícita o implícita.
En efecto, para hacer una evaluación suficiente o insuficiente es menester que previamente se hayan determinado de antemano los objetivos o el nivel que debe ser alcanzado por los estudiantes pertenecientes a un determinado conjunto.
Si se quiere utilizar el concepto de evaluación satisfactoria o insatisfactoria es menester realizar el diagnóstico de cada estudiante para, sobre él, establecer el pronóstico, es decir, la predicción de lo que el estudiante tiene posibilidad de rendir.

3.4. La técnica de la predicción. Predictores y criterios
Predicción es una conjetura que hacemos sobre el valor que una variable alcanzará en un momento o individuo perteneciente a una población específica. En el caso nuestro, sería una conjetura que haríamos del nivel de rendimiento que alcanzará un estudiante de una institución determinada una vez conocida su capacidad mental y la relación existente, dentro de esa población, entre capacidad mental y rendimiento. La capacidad mental es el predictor o variable predictora, mientras el rendimiento es el criterio o variable que se predice.
La instrucción, entendida más como conjunto de aptitudes culturales que como suma de conocimientos, y el tiempo dedicado al estudio personal, son elementos que se pueden tomar como predictores del rendimiento.
El rendimiento previsto para cada escolar es el más claro y preciso punto de comparación para ver si un rendimiento es satisfactorio o insatisfactorio.

3.5. Dificultades y riesgos de la evaluación del rendimiento
Las dificultades que suelen señalar los profesores acerca de la evaluación, pueden reducirse a dos: la dificultad de evaluar el rendimiento de los alumnos en función de unos objetivos no observables directamente o demasiados generales, y la dificultad de apreciar con objetividad un trabajo completo que ofrece muchos aspectos y una gran diversidad de elementos.
Cuando los objetivos se han formulado en término de conducta expresiva la evaluación es fácil. Una recomendación que se hace con frecuencia es la de establecer, una vez formulados los objetivos, los medios o instrumentos de evaluación que se vayan a utilizar. Realizando estas dos actividades, la evaluación responderá fielmente a los objetivos perseguidos y se evitarán riesgos.

3.6. Una exigencia de la personalidad educativa. La autoevaluación
Cada estudiante debe ser capaz de hacer un diagnóstico válido de sus posibilidades y limitaciones, así como de su propio progreso, de suerte que pueda asumir la responsabilidad para plantear y desarrollar las actividades más convenientes para él.

4. Síntesis
La evaluación del rendimiento de los alumnos no es una actividad terminal, sino el fundamento de una acción orientadora, y por lo mismo ha de ser incluida en todas las etapas del proceso de educación.
La evaluación diagnóstica tiene carácter inicial y se inscribe en los supuestos o antecedentes (condiciones del sujeto y asignación de sus objetivos propios), la evaluación continua incide en el proceso mismo de la educación y la evaluación del rendimiento final se sitúa en el campo de los resultados.