miércoles, 27 de febrero de 2013

Factores geográficos del clima peninsular I

La Península Ibérica, en el Occidente mediterráneo, puede ser considerada como un pequeño continente por la riqueza y variedad de condiciones naturales que presenta. Si compleja es la estructura morfológica, las condiciones climáticas la dotan de una fuerte personalidad. En ella, además del dominio mediterráneo con innumerables matices, existe un dominio biogeográfico atlántico que la acerca al mundo natural de Europa Occidental. Las líneas maestras de las condiciones climáticas pueden ser explicadas por las masas y centros de acción propios de esas latitudes, pero los variados y ricos matices se explican por la influencia del relieve y por estar bañada por mares de características distintas.

1. Factores geográficos que explican el clima peninsular
El clima peninsular se explica fundamentalmente por la situación de la Península en latitud y el encontrarse bañada por dos mares tan distintos. Al desarrollarse entre los 36º y los 43º 47', la Península se ve afectada por las mismas masas de aire y discontinuidades que Europa Occidental. Así recibe la influencia de las masas de aire polar marino y tropical marino, y se encuentra en los límites de expansión de las masas polar continental, árticas y tropicales continentales. El hecho de encontrarse situada entre dos mares de características distintas tiene también importancia: a fines de otoño el Mediterráneo es un mar con mayor temperatura que el Atlántico; las dos masas situadas en cada uno de ellos se ponen en contacto a través de Aquitania y forman un frente que afecta a Cataluña. Por otra parte, en otoño e invierno se forma en Liguria una depresión barométrica de origen térmico que atrae a las borrascas móviles del Frente Polar que penetran con dirección sudoeste-noreste, dejando al sureste peninsular al abrigo de las precipitaciones.
La disposición de las unidades del relieve tiene también una influencia notable. Las cadenas no impiden el paso de masas y frentes, pero sí actúan de pantallas condensadoras dejando un área de sombra a sotavento. Por otra parte, la elevada altitud del Macizo Central Ibérico refuerza las situaciones anticiclónicas del invierno y crea en superficie una depresión barométrica de escasa influencia (tormentas), en el verano.

2. Los centros de acción que afectan a la Península
Los que introducen tipos de tiempo más frecuentes son:

a) El anticiclón de las Azores: Denominado así por encontrarse localizado sobre estas islas en el Atlántico. Es una masa tropical marina compleja, subsidente y estable, a elevada temperatura. Se desplaza según las estaciones, desde los 35º-36º en invierno hasta los 40º-43º en verano. Afecta en verano a toda o casi toda la Península e introduce un tiempo estable, despejado y de altas temperaturas (no las más altas), entre 20º y 35º, según las regiones. En el otoño se retira hacia el sur intermitentemente y prolonga con tiempos soleados los días de estío. En invierno se encuentra al sur de la Península y raras veces la afecta. En primavera anticipa las elevadas temperaturas veraniegas, sobre todo en mayo.


b) Los anticiclones polares oceánicos: Se forman en el Atlántico como consecuencia de acumulaciones de aire polar marítimo a los 40º-50º de latitud, o bien son efecto de descargas polares que acompañan a las familias de borrascas del Frente Polar. Afectan a la Península sobre todo en invierno, cuando el Frente circula a la latitud de ésta, y son más fugaces en otoño y primavera, alternando con el paso de corrientes perturbadas. Son masas frías e inestables. Introducen tiempos estables y fríos, unas veces con cielos despejados y otras con cielos plomizos con cúmulos; también son los responsables de las densas y persistentes nieblas advectivas invernales. En invierno introducen heladas, pero no las más bajas temperaturas de la estación. En primavera representan las heladas tardías de abril y mayo; y en otoño los primeros fríos otoñales.

c) El anticiclón escandinavo: Tiene su origen en Escandinavia y el norte de Rusia. Es una masa muy fría y seca a muy alta presión. La vía de penetración es el norte. Cuando llega a la Península sus características originarias están atenuadas. Por tanto, sus efectos además de menos frecuentes son menos rigurosos que en Europa Occidental. Generalmente, cuando penetra en la Península, no traspasa Sierra Morena, y cuando llega a Andalucía y Levante (efectos desastrosos) dura poco tiempo y deja libre la Costa del Sol. Introduce un tiempo despejado y muy frío (-15º en Castilla; -4º en el Levante) con nieblas de irradiación nocturna; otras veces es el responsable de nevadas en montañas y en el área levantina (al entrar en contacto con masas húmedas y más cálidas). Son las olas de frío muy frecuentes en enero y primera quincena de febrero.

d) El anticiclón del Atlántico norte: Tiene su origen en la zona de Islandia. Es una masa polar marina, fría y estable, aunque con cierta humedad. Su vía de penetración es el noroeste. Afecta a la Península sobre todo en diciembre y enero. Es una masa menos fría que la masa polar continental del anticiclón escandinavo, pero más que la masa de aire polar marino de los anticiclones oceánicos. Generalmente llega tan sólo hasta el Sistema Central aunque en contadas ocasiones afecta a Andalucía y Levante. Introduce precipitaciones níveas generalizadas, al formar un frente con masas cálidas más meridionales.

e) Las masas saharianas: Es aire tropical continental, muy cálido y seco. Proceden del Sáhara y afectan en verano al norte de África, el sur de la Península y, si son muy potentes, hasta Castilla-León y el valle del Ebro. Introducen las olas de calor, máximas temperaturas estivales.