lunes, 21 de mayo de 2018

El arte en los siglos XIV y XV

Las manifestaciones artísticas de los siglos XIV y XV, lo mismo en los reinos cristianos que en la Granada nazarita, corren parejas con las transformaciones generales del periodo. Tanto en el arte musulmán como en el estilo gótico, imperante en la España cristiana, se observa una tendencia marcada hacia el recargamiento decorativo. Otra nota distintiva del arte de estos siglos es el papel creciente del individualismo, tanto por lo que se refiere al artista, que sale del anonimato, como a los personajes representados en las esculturas o en las pinturas, generalmente nobles o ricos burgueses que habían pagado la obra. Por su parte, la tendencia secularizadora se manifiesta en la creciente importancia de los edificios civiles y en la realización de obras para gremios, municipios, etc.

1. El arte nazarita
El último período del arte hispanomusulmán se desarrolló en el reino nazarita de Granada, y tuvo su momento estelar en el siglo XIV. Ante todo resalta la fantasía ornamental, las yeserías y las cerámicas vidriadas, que ocultan la pobreza de los materiales utilizados. Se emplean una columna de fuste liso y original capitel, el arco de medio punto peraltado y la bóveda de mocárabes. Los elementos decorativos van desde la lacería hastas las inscripciones epigráficas. El edificio clave de este estilo es la Alhambra, residencia oficial de los reyes granadinos.

2. El arte gótico

 2.1. Arquitectura 
En el siglo XIV, la indigencia constructiva en la Corona de Castilla contrasta con las grandes realizaciones de la Corona de Aragón. Se levantan las catedrales de Barcelona, Gerona y Palma de Mallorca, con tendencia a la nave única y abundantes capillas laterales. La expansión de las ciudades se refleja en los edificios civiles, como la Lonja de Barcelona o la Puerta de Serranos de Valencia.
En el siglo XV el Gótico adquiere mayor complejidad decorativa. Es el Gótico flamígero, que emplea el arco conopial, formas curvilíneas en las tracerías y bóvedas estrelladas. Estamos en la fase barroca del Gótico, que en tierras hispanas se funde con la tradición mudéjar. En Castilla, superada la crisis, se levanta la catedral de Sevilla y surgen dos importantes focos de actividad artística, en Burgos, donde inicia la Escuela Juan de Colonia (Cartuja de Miraflores) y en Toledo, que arranca de Hanequin de Bruselas (capilla de Don Álvaro de Luna en la catedral). En la Corona de Aragón se erigen las lonjas de Palma y Valencia, y la torre del Miquelete de esta última ciudad.

Bóveda estrellada de la Catedral de Burgos
 2.2. Escultura 
La escultura se independiza progresivamente de la arquitectura. A fines de la Edad Media lo fundamental son los retablos y las esculturas funerarias, por lo general majestuosas. En el siglo XIV la escultura se muestra patética, en el XV destaca por su realismo detallista.
En el siglo XIV las principales obras se localizan en la Corona de Aragón. Recordemos a Jaume Cascalls, con sus sepulcros de Poblet, o al Maestro Aloy. En el siglo XV trabajaron en tierras hispanas numerosos extranjeros, franceses, flamencos y alemanes. La influencia de C. Sluter es muy notable en J. de Lomme, que trabaja en Navarra, y en G. Sagrera, de Mallorca. En Castilla se forman tres núcleos, en Toledo, Burgos y Sevilla, germen de la espléndida escultura de fines del siglo.

 2.3. Pintura 
La pintura gótica gana en independencia y en variedad de temas y de formas. Pero en realidad es dibujo coloreado, pues no hay luz, ambiente ni aire. Predomina lo pintoresco y lo narrativo. El dibujo es minucioso y a veces aparece el paisaje. De todas formas hubo una notable evolución en la pintura gótica en los siglos XIV y XV.
Hasta mediados del siglo XIV predominó el estilo francogótico, de tendencia dibujística. Obras básicas son las miniaturas de las Cantigas y los frescos de la Capilla del Aceite, en la Catedral de Salamanca. En la segunda mitad del XIV se impuso la influencia italiana, esencialmente de Siena. Las figuras son alargadas y la línea muy fina. De esta época son las obras de Ferrer Basa y de los hermanos Serra.
En la primera mitad del XV triunfó el estilo internacional, en el que se fundían la influencia italiana (estilización, melancolía) con la francesa (caligrafía y sentido caballeresco). Se pierde la composición global del cuadro, pero gana terreno el anecdotismo. Nombres destacados de este estilo son L. Borrasá y B. Martorell en Cataluña y Dello Delli y Nicolás Francés, que trabajan en Castilla. A mediados del XV llega a tierras hispanas la influencia de la pintura flamenca, con su realismo naturalista, la minuciosidad y la riqueza cromática. Existieron muchas escuelas regionales. En Cataluña hay que recordar a L. Dalmau (Virgen de los Consellers) y a J. Huguet, en Aragón a B. Bermejo (Santo Domingo de Silos) y en Castilla a J. Inglés (retablo del Marqués de Santillana) y a F. Gallego (San Ildefonso).

3. El Gótico-mudéjar
Entre los siglos XIII y XV se difundió por diversas regiones de la Península Ibérica el estilo Gótico-mudéjar, en el cual se combinaban estructuras góticas con elementos característicos mudéjares. Focos esenciales fueron los de Toledo, Sevilla y Aragón. En Toledo destacan las sinagogas de Santa María la Blanca (siglo XIII) y Nuestra Señora del Tránsito (siglo XIV), en Sevilla, el Alcázar, obra de Pedro I, y en Aragón la Parroquieta de la Seo, en Zaragoza, y las torres de San Martín y San Salvador, en Teruel.

Lateral de La Seo de Zaragoza