Lo que caracteriza la nueva situación de la sociedad industrial es el lugar central que en ella ocupa el mercado -se han venido a llamar también "sociedades de mercado"- y la autonomía que ha ido adquiriendo respecto al resto de las instituciones sociales.
Tradicionalmente, el mercado era una institución o el espacio de intercambio regulado por las necesidades sociales, en forma de costumbres, usos, leyes del lugar, etc., incluso prohibición de vender a determinados precios o determinados productos, etc. Buscaba garantizar el bienestar y la satisfacción de los individuos involucrados en la transacción. Por otra parte, no se producía directamente para el mercado, sino que en él se intercambiaba el excedente en un contexto de economía de autoconsumo. Por ello, en principio, el objetivo no era producir para el mercado, sino únicamente resolver por medio de él las necesidades básicas. En esta época se distinguía entre los mercados locales, aislados unos de otros, en los que se vendían los productos de la zona, y los mercados de larga distancia, que vendían productos de ultramar que, en muchos casos, eran de lujo y para la clases más pudientes.
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Plaza del Mercado de Cracovia
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