La penetración de los celtas, que tuvo lugar en la primera mitad del primer milenio a.C., se produjo a través de los Pirineos, pasando inicialmente a Cataluña y el valle del Ebro y continuando más tarde hacia la Meseta. Eran pueblos ganaderos y agricultores de carácter nómada. También conocían la metalurgia, por lo que se les asocia con los orígenes de la Edad del Hierro en la Península.
1. Los pueblos del sur
El sur era la zona más poblada de la Península, la que había tenido culturas prehistóricas más importantes y la que vio nacer Tartesos. Los principales pueblos allí asentados eran los turdetanos, los bastetanos, los oretanos y los libio-fenicios. Se dedicaban a la agricultura y la ganadería en el valle del Guadalquivir, a la minería y la salazón del pescado en las zonas costeras. El contacto con los pueblos del Mediterráneo oriental les permitió exportar sus metales y salazones a cambio de importar joyas y objetos de marfil y vidrio. Utilizaban el trabajo de esclavos en las minas y en el campo. En cuanto a su estructura social había una clase dominante, una masa popular, mal conocida, y esclavos, que no eran idénticos a los del tipo romano. Era relativamente importante el papel de las ciudades, auténticas ciudades-estado, que podían localizarse cerca de los ríos (caso de Híspalis, Sevilla) o en la costa (Cádiz).
2. Los pueblos del este
Estos pueblos tenían muchos caracteres idénticos a los del sur, aunque era más fuerte en ellos la influencia griega. Destacan los edetanos, los ilergetes, los iacetanos y los indigetes. Se dedicaban a la agricultura, cultivando el olivo, la vid y los cereales, y a la minería, en la zona de Cartagena. También tenían algunos industrias de tejidos de lino, localizadas en Saitabi (Játiva). En sus territorios se han encontrado muchas monedas griegas, lo que prueba el comercio de la región con los helenos. En general, estos pueblos utilizaban el trabajo de los esclavos. Desde el punto de vista social los pueblos de la costa tenían una clase dirigente y unos grupos dominados, de carácter libre o esclavo, mientras que en los del interior, más arcaicos, existía una aristocracia de carácter gentilicio. Había ciudades-estado, con asambleas, senados y magistrados. También se conocen reyes en territorios amplios, aunque quizá sólo eran jefes guerreros nombrados para una acción bélica determinada.
3. Los pueblos del centro y del oeste
Plato de los peces, procedente de la ciudad de Numancia (Soria), cabeza de los celtíberos (fotografía de Julio Asunción). |
4. Los pueblos del norte
Son los galaicos, astures, cántabros, vascones, autrigones, caristios, várdulos, etc. En éstos también se observa la influencia de los celtas. Vivían de la recolección de alimentos, especialmente bellotas, y de la ganadería, de cabras y cerdos. Estaban organizados en tribus y en clanes. Practicaban el seminomadismo, pero también había castros, poblados fortificados en los que habitaban los miembros de un clan. Las mujeres, que ocupaban un papel fundamental en la sociedad (ellas eran las que heredaban), se dedicaban a los trabajos del campo, en tanto que los hombres iban a la guerra y practicaban el pillaje. Poseían unas costumbres muy arcaicas, por ejemplo, la comida en común o la expulsión de los parricidas fuera del territorio. En general, los pueblos del norte sorprendieron a los escritores por su primitivismo y su salvajismo.
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