lunes, 16 de abril de 2012

La Revolución neolítica

En torno al año 7000 a.C., comenzó el Neolítico, la nueva edad de piedra o Edad de la Piedra Pulimentada, que duró hasta aproximadamente el 3000 a.C., fecha en la que se considera que empieza la Historia, con la aparición de los primeros documentos escritos. Los cambios económicos y sociales que se produjeron en estos años fueron tan importantes que se ha denominado a esta etapa "Revolución neolítica".

1. El medio natural
Entre el final del Paleolítico y el principio del Neolítico se produjo un cambio climático que hizo aumentar la temperatura de la Tierra y derritió parte de los hielos de Europa, Asia y América del Norte. La flora y la fauna se transformaron: las grandes extensiones de tundra se convirtieron en bosques, los animales herbívoros, hasta entonces muy abundantes, se fueron retirando hacia el norte en busca de temperaturas más frías, lo que hizo que la caza y, por tanto, el alimento de las personas escasearan.
Sin embargo, se produjo un aumento de especies vegetales, como la cebada y el trigo silvestre en el Próximo Oriente y Europa, el mijo y el arroz en Asia y el maíz en el continente americano.
El cambio climático permitió a los seres humanos salir de las cuevas, vivir al aire libre e iniciar poco a poco el proceso de sedentarización, es decir, el establecimiento durante largas temporadas en el mismo lugar.

2. El nacimiento de la agricultura
La escasez de caza obligó a los seres humanos a buscar otras fuentes de alimento. Durante mucho tiempo se alimentaron de especies vegetales y observaron cómo nacían las plantas. Probablemente intentaron sin éxito realizar cultivos antes de descubrir la agricultura. Esta fue uno de los mayores logros de la historia de la humanidad, ya que hizo posible que las personas dejaran de ser depredadoras para convertirse en productoras: ya no se limitaban a recoger y consumir los frutos directamente de la naturaleza, sino que intervenían en ella, reponiéndolos.
Junto con la agricultura se desarrolló la ganadería. Poco a poco, los hombres fueron domesticando especies animales, como ovejas, cabras, cerdos, bueyes y asnos, que recogían y alimentaban. De los animales obtenían carne, leche, pieles y estiércol que utilizaban como abono para las tierras de cultivo.
Con el descubrimiento de la agricultura y la domesticación, los seres humanos tenían asegurado el alimento en un mismo lugar y no necesitaban ser nómadas. Así, en el Neolítico se convirtieron en sedentarios, construyeron viviendas y formaron los primeros poblados. Este proceso tuvo lugar en una zona con forma de media luna localizada entre los ríos Tigris y Éufrates; allí el clima era suave y abundaban los cereales silvestres. En estas fértiles tierras nació la agricultura. Esta zona se conoce como Creciente Fértil.

3. Técnicas e inventos
Entre las técnicas e inventos del Neolítico tienen especial importancia las siguientes:
Es la época de la piedra pulimentada: los filos son
más duraderos y permiten el trabajo sobre materiales
más duros. El pulimento se realizaba frotando
la piedra con arena o con otra piedra rugosa.
  • El trabajo de la piedra: El descubrimiento de la agricultura produjo el desarrollo de herramientas de piedra pulimentada para trabajar la tierra, a las que se añadían mangos de madera: arados para abrir surcos, hoces para la siega de las cosechas, mazos, hachas y molinos de mano.
  • Los tejidos: Después de utilizar fibras vegetales para hacer cestas, se empezó a elaborar tejidos de lino, algodón, esparto y lana, con los que se fabricaba ropa. Primero se hilaba la lana con el huso y después se crearon los telares, de los cuales se han encontrado numerosas pesas de cerámica que servían para tensar el hilo.
  • La cerámica: Permitió fabricar recipientes impermeables en los que almacenar y transportar líquidos y alimentos. La cerámica se trabajaba a mano y se cocía directamente en el fuego; más tarde se ideó una especie de horno enterrado en el suelo, donde se colocaban brasas y la pieza de cerámica que se quería cocer. Las vasijas de cerámica se modelaban primero y después se decoraban. En ocasiones, esta decoración consistía en la realización de incisiones o relieves con un punzón. Otras veces, las piezas se pintaban.
Molino de mano
Consistía en una piedra grande y lisa, a veces cóncava, sobre la que se hacía rodar otra piedra
más pequeña para moler el grano.

4. La vida en los primeros poblados
Los primeros poblados surgieron al lado de los ríos, pues estos proporcionaban agua a sus habitantes, riego a los cultivos agrícolas y, además, constituían una importante fuente de alimentos gracias a la pesca.
Se cree que fueron las mujeres del Neolítico
las que introdujeron las nuevas técnicas
agrícolas, la domesticación de animales,
la cestería, el hilado y el tejido de lana.
Estos poblados se construyeron con ladrillos de arcilla mezclada con paja y piedras para darle mayor consistencia. Las viviendas tenían forma circular o rectangular, y su interior se dividía en una zona con esteras para dormir, cocina con vasijas, despensa y horno. La mayoría de las casas eran de planta baja; también existían viviendas excavadas en el suelo y palafitos, viviendas elevadas sobre troncos de madera en zonas pantanosas. Los poblados del Creciente Fértil tenían, por lo general, una estructura ordenada, con las casas alineadas.
Se produjo una clara división del trabajo dentro del poblado: había oficios relacionados con la agricultura, la ganadería, la construcción de viviendas, la elaboración de cestas, la cerámica, los tejidos, la defensa, etc. Apareció, además, el trueque o intercambio de productos, incluso entre diferentes poblados. Se llevaba a cabo a través de los ríos y de caminos por los que se transportaban las cargas de una especie de trineo arrastrado por personas o animales, ya que la rueda se empezó a utilizar a finales del Neolítico.

Poblado neolítico
5. La religión y el arte
Los seres humanos del Neolítico creían en la existencia de espíritus. Para que éstos les fueran favorables, celebraban ritos religiosos. Se rendía culto a los muertos, a los que se enterraba con su ajuar debajo de las viviendas, en los muros de las casas o en cementerios.
La pintura fue también una manifestación del arte del Neolítico. Se localiza al aire libre o en abrigos rocosos poco profundos y se caracteriza por su esquematismo (sólo se dibujaban los rasgos generales de los seres humanos con una línea vertical, a veces bifurcada, que simbolizaba las piernas). Se abandonó, por tanto, el realismo del Paleolítico.

Pintura rupestre levantina que representa una escena de caza
(Els Cavalls, Valltorta, en Castellón)
Ídolo funerario de forma cilíndrica
Las vasijas de cerámica se convirtieron en obras artísticas gracias a una decoración hecha con dibujos geométricos. También se realizaban ídolos funerarios con diversos materiales, como piedra o hueso, que se caracterizaban por unos grandes ojos circulares y adornos en forma de triángulos y líneas partidas.
El arte rupestre estuvo muy presente en la península Ibérica, sobre todo en las actuales comunidades de Andalucía, Cataluña y Valencia. Entre el final del Paleolítico y principios del Neolítico, destacan las pinturas localizadas en la zona del Levante, que representan escenas de danza y de caza, con animales de animales y guerreros. Los colores más utilizados eran el negro y el rojo.
También se han hallado numerosas vasijas de cerámica. La cerámica más antigua es la cardial; su decoración se realizaba imprimiendo en ella conchas marinas. Otros tipos de cerámica eran las decoradas con incisiones y la cerámica almagra, caracterizada por su color rojizo.


6. El Neolítico andaluz
El clima favorable permitió en Andalucía el desarrollo de la agricultura y la ganadería (ovejas, cabras, bóvidos). Algunas costumbres del período prehistórico anterior, como la de vivir en cueva y enterrar en ellas a los muertos (en los lugares más profundos), se mantuvieron también en el Neolítico.
Los dos tipos de cerámica que más se utilizaron fueron la cardial y la almagra. Algunos de los yacimientos más importantes son las cuevas de los Murciélagos, de la Mujer, del Tesoro y de la Carigüela.
A finales del Neolítico andaluz floreció, en la zona de Almería, entre los ríos Almanzora y Antas, una cultura traída por colonizadores procedentes del Mediterráneo oriental y cuyas características más importantes son las siguientes:
  • Vivían en poblados o pequeñas aldeas construidos con lugares estratégicamente situados.
  • Fabricaban vasijas de cerámica lisa que carecían de todo tipo de decoración.
  • Enterraban a sus muertos de forma colectiva, con ricos ajuares funerarios.
  • Hicieron avanzar mucho la práctica de la agricultura, como se ha podido comprobar por los restos de útiles encontrados (molinos de mano, por ejemplo).

Cerámica cardial con forma de garrafa, con rayas hechas con
conchas sobre el barro húmedo
 (Museo de Prehistoria de Valencia)

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