miércoles, 19 de diciembre de 2018
Una nueva etapa histórica: la Edad Moderna
Una serie de cambios originaron el comienzo de la Edad Moderna a mediados del siglo XV: la aparición de fuertes monarquías en varios países europeos (España, Francia e Inglaterra, entre otros), el desarrollo del comercio, los grandes descubrimientos geográficos, las nuevas corrientes de pensamiento y la ruptura del cristianismo.
Todos estos cambios se desarrollaron y evolucionaron sobre todo a lo largo de los siglos XVI y XVII y concluyeron a finales del siglo XVIII, momento en el que otro conjunto de transformaciones dio paso a una nueva etapa histórica.
Durante la Edad Moderna crecieron las dimensiones que los europeos de entonces creían que tenía el mundo. La razón fue el descubrimiento de nuevos continentes y culturas.
A lo largo del siglo XVI y XVII se desarrollaron dos magníficos estilos artísticos: primero el Renacimiento, caracterizado por su equilibrio y armonía, y después el Barroco, con su afán de movimiento y su exuberancia decorativa.
España desempeñó un papel preponderante durante el siglo XVI, no sólo por ser, junto con Portugal, la gran nación descubridora del momento, sino porque sus dominios se extendieron por todo el mundo. Por el contrario, el siglo XVII supuso el fin de su hegemonía, y otros países europeos, como Francia e Inglaterra, adquirieron un mayor protagonismo.
Los cambios culturales
Durante la Edad Moderna se obtuvo un conocimiento real de casi la totalidad del mundo, salvo de los polos y el interior de Australia y África. Se demostró por fin la esfericidad de la Tierra, gracias al viaje de Magallanes y Elcano. Además, se desarrollaron la cartografía, la geografía, la ingeniería, la biología, la historia, la etnología y las instituciones de enseñanza.