domingo, 6 de julio de 2014

Acción de las comunidades educativas

1. La familia como comunidad educativa
La familia, que es el núcleo básico de la sociedad, constituye el núcleo originario y fundamental de la educación. Ella es el primer agente educador. Su importancia es decisiva, ya que el niño nace en el seno de la familia como una página en blanco desde el punto de vista sociocultural. Nunca su plasticidad volverá a ser igual.
Las formas y las características de la familia varían con los pueblos, las épocas y las culturas.
La familia constituye una comunidad duradera, pero no permanente, aunque sí mantiene una continuidad: cada nueva familia supone una fusión de herencias culturales, hábitos, actitudes, de las familias de las que proceden. Pero por otra parte, también constituye un cambio y una movilidad, muchísimo más acentuados en la época de crisis actual.



 Importancia de la familia como agente educador 
El hecho de que la familia sea el primer agente socializador y la institución más duradera, más completa e íntima con la que se relaciona el niño, explica su influencia decisiva y profunda en la formación de la personalidad, en la salud mental y en el equilibrio psicológico. Tan fuerte es la gravitación de la familia, que resulta dificilísimo a los demás agentes educadores transformar las modalidades que ella determina. Esta influencia se debe no sólo a los lazos de consanguinidad entre los hijos y sus padres, sino también a la durabilidad de la relación familiar.
En las agrupaciones humanas primitivas los niños no reciben otra educación que la de la familia, dada en forma espontánea. En los pueblos civilizados, con un sistema educativo metódico, la educación dada en la familia sigue teniendo una influencia decisiva. Los efectos de la educación familiar, tanto beneficiosos como nocivos, perduran y sobreviven a pesar de toda educación posterior. De hecho, cuando la familia no colabora con la acción de la escuela se resienta la educación del niño.
En general, la familia constituye una fuerza de conservación. Como comunidad educativa le incumbe ante todo la misión de transmitir a los jóvenes las formas de vida, los hábitos, tradiciones y normas morales de la sociedad de que forman parte, adaptarlos a esa sociedad y hacerlos partícipes de su experiencia.

 Limitaciones de la familia como agente educador 
La intervención de otros factores sociales y el reconocimiento de los derechos del niño por parte de la sociedad y del Estado, han limitado la acción familiar. Hoy la familia no cumple ya sus funciones en forma totalmente libre y autónoma. El Estado le impone ciertos deberes en relación con los cuidados físicos y la educación moral e intelectual.
El desarrollo de las funciones mentales, la adquisición de la cultura intelectual, de las aptitudes profesionales, o de las virtudes cívicas, por ejemplo, no son ya de su resorte exclusivo. La familia no puede ofrecer en la actualidad sino experiencias limitadas que no constituyen, por sí solas, una preparación adecuada para su integración verdadera en la vida social. Únicamente en los casos en que la familia se encuentre moral o materialmente incapacitada para cumplir sus deberes educativos, se justifica la intervención del Estado para restringir o eliminar sus atribuciones.

2. La comunidad como educadora
La vida contemporánea, con el extraordinario avance de la técnica y el desarrollo portentoso de los medios de comunicación, ha ido atenuando las diferencias entre las distintas comunidades que forman parte de una comunidad nacional.
No obstante, el niño que pertenece a las comunidades rurales está más en contacto con la naturaleza que el niño de ciudad, participa más en los trabajos de sus familiares; tiene menos estímulos culturales y experiencias, pero el conocimiento de su ambiente es más profundo.
La vida de las comunidades urbanas se ha desarrollado de forma extraordinaria en la época actual. Pero estas comunidades urbanas no presentan una estructura uniforme. A su vez, dentro de ellas existen diferentes barrios, zonas o distritos con peculiaridades propias.
El educador debe orientar su educación en relación con las condiciones particulares de cada comunidad. Tiene el deber de conocer el medio en que se desarrolla el alumno, de informarse acerca de los recursos, riquezas y características de la región y de las manifestaciones más importantes de la vida local: industria, comercio, servicios públicos, costumbres, folclore, tradiciones, etc.
Por encima de los límites locales surge una comunidad superior: la nación. La comunidad nacional abarca las comunidades regionales o locales que se encuentran dentro de sus límites. La nación posee un carácter espiritual formado por numerosos factores: idioma, costumbres, tradiciones, formas de vida, ideales, creencias, etc.
La comunidad nacional se presenta más alejada de la experiencia concreta del niño que la comunidad regional. Se percibe a través de sus símbolos, de sus instituciones y de sus representantes. Uno de los factores que mayor influencia ejerce en la formación del espíritu nacional es el idioma. La lengua es uno de los símbolos más representativos de la nación.
Toda comunidad puede ser considerada desde dos puntos de vista: real e ideal. Desde el punto de vista real, es la comunidad tal como los miembros que la integran la ven. Desde el punto de vista ideal, tal como aspira a que sea.
El individuo ha de ser educado para adaptarse a la comunidad real y convertirse en miembro consciente y útil de la misma; pero al mismo tiempo ha de ser educado para aspirar al progreso y perfeccionamiento de esa comunidad.
La acción educadora de la comunidad es espontánea, asistemática, pero constituye, junto con la de la familia, la base de toda la educación sistemática. La comunidad forma al individuo según sus normas y ordenaciones, de acuerdo con sus costumbres, sus ideales y sus formas de proceder y actuar.
Toda agrupación humana, para continuar existiendo y para renovarse indefinidamente, necesita transmitir su tesoro cultural a los seres jóvenes y formarlos según sus normas y costumbres.
Cuando una comunidad es incapaz de propagar su sustancia espiritual, deja de existir, desaparece.

3. Las instituciones sociales y la educación
Dentro de la sociedad encontramos diversas instituciones de carácter local, nacional e internacional (la Iglesia, asociaciones profesionales, partidos políticos, gremios, sociedades deportivas, círculos culturales) que, conjuntamente con los demás agentes educadores, influyen en el desenvolvimiento espiritual de los individuos que forman parte de ella. La acción educativa de todas estas instituciones es consciente, planeada, premeditada, con fines determinados previamente.

4. El Estado como agente educativo
El Estado es la organización política y jurídica de la sociedad. Para determinar el orden jurídico y su existencia misma, el Estado necesita la colaboración y la solidaridad de los miembros que lo componen.
La función educadora del Estado no deriva únicamente de su necesidad de autoconservación; también surge como natural consecuencia de su deber de asegurar el bienestar general de los habitantes y el engrandecimiento de la nación.
Ahora bien, ¿en qué medida debe el Estado intervenir en la educación? La acción educativa del Estado se lleva a cabo mediante una política educacional y da origen a la educación pública. Ésta no es otra cosa que la educación creada, organizada, sostenida o subvencionada por las autoridades oficiales.
Con la Revolución Francesa comenzó el proceso de nacionalización de la educación pública dirigida a todas las clases sociales y concebida como una derecho del ciudadano. El siglo XX acentuó este proceso de nacionalización de la educación pública surgiendo los grandes sistemas nacionales de educación. Así, característica de la época actual es la democratización de la educación pública, con igualdad de oportunidades para todos.
La transformación socioeconómica de nuestros tiempos ha dado lugar, en numerosos países, a un extraordinario acrecentamiento de la educación sistemática privada, que el Estado inspecciona, controla o supervisa de diversas maneras, según los principios de su política educacional.