1. Antropología científica y antropología filosófica
La antropología es la ciencia del hombre. Por su enfoque y por los métodos empleados para su investigación, pueden considerarse dos disciplinas distintas: la antropología científica y la antropología filosófica. Ambas fundamentan la pedagogía.
La antropología científica intenta darnos una visión científica de "todo el hombre"; pero su enfoque es fragmentario, unilateral, según el punto de vista parcial de la ciencia que contribuya al esclarecimiento de la naturaleza del hombre.
La antropología filosófica no es parcializadora; intenta dar una visión global, unitaria y esencial del hombre. Le preocupa el ser del hombre, su destino, su puesto en el cosmos.
2. Concepciones cosmológicas y concepciones antropológicas
En las concepciones cosmológicas el hombre se nos aparece en función de la totalidad del universo; vale decir, que interesa aquí más la estructura del mundo que la ubicación del hombre en él. El hombre no es más que una parte dentro del universo.
En las concepciones antropológicas, el universo está dado en función del hombre. La reflexión se torna antropocéntrica. El centro de referencia es siempre el hombre.
3. Los orígenes de la antropología filosófica y sus implicaciones pedagógicas
La reflexión del hombre acerca del hombre se remonta a los comienzos mismos de la meditación filosófica. Con Sócrates adquiere primacía e independencia con respecto a la concepción cosmológica. El problema antropológico separa la filosofía socrática de la presocrática.
El sentido de la vida humana radica, para Sócrates, en el permanente escrutinio de su existencia; en una continua actitud indagatoria acerca de las condiciones de su diario vivir. Este constante autoexamen se realiza con miras a la búsqueda de la virtud y de la perfección moral. Deber ineludible del hombre será el de buscar la ley dentro de sí mismo y actuar de conformidad con la razón.
¿Cuáles son las implicaciones pedagógicas de la concepción antropológica socrática?
Para Sócrates, el fin último de la filosofía es la educación moral del hombre. La pedagogía socrática se fundamenta en su concepción subjetiva del problema del conocimiento. Dentro de sí mismo, en su interioridad, el hombre encuentra su norma de conducta y la determinación de los fines de la vida. Sócrates hace del diálogo su método de enseñanza. Por medio de la mayéutica trata de guiar, mediante la propia reflexión, al descubrimiento de la verdad. El acto educativo, que supone una relación bipolar entre educando y educador, se realiza eminentemente en la intimidad del ser que se educa (como autoeducación); el estímulo externo del educador sólo adquiere aquí valor cuando supone una invocación, un llamamiento a la espontaneidad del desarrollo personal del educando.
4. Algunas concepciones antropológicas contemporáneas y su repercusión en la pedagogía
Es en nuestro tiempo cuando el hombre más se ha esforzado en su propia comprensión, precisamente por la crisis en la que está sumergido. Ilustremos con algunos ejemplos las consecuencias pedagógicas de concepciones antropológicas contemporáneas:
a - La doctrina de Max Scheler
Max Scheler (1874-1928) considera que el hombre no representa simplemente un grado más elevado en la evolución del reino animal. El hombre posee una esencia que lo determina y que le concede un puesto singular frente a todos los demás seres vivos. Esa esencia es el espíritu. Scheler determina una serie gradual de fuerzas y facultades psíquicas en el ser biopsíquico:
- El impulso afectivo, como la energía que lo mueve todo.
- El instinto, como conducta innata y hereditaria, al servicio de la especie y no para la experiencia particular del individuo.
- La memoria asociativa, que determina la conducta por el hábito que se logra mediante la repetición de los hechos.
- La inteligencia práctica, que se da en el hombre y otros animales superiores, por la cual se pueden afrontar nuevas situaciones, sin necesidad de tanteos o ensayos anteriores.
Scheler sostiene que la esencia del hombre está por encima de la inteligencia práctica. Los griegos ya la denominaron con el nombre de razón. Scheler prefiere utilizar la palabra espíritu, que abarca el concepto de razón, pero además comprende una determinada especie de intuición y de actos emocionales y volitivos (amor, bondad, veneración, etc.).
Por último, para Scheler el hombre es el único ser que posee conciencia de sí mismo. Es el ser que es capaz de decir "NO" a sus impulsos y tendencias de la esfera orgánica, y de canalizarlos para ponerlos al servicio de la actividad espiritual.
La pedagogía que emerge de la concepción de Scheler se dirige a la plenitud humana, no al desenvolvimiento unilateral del intelecto que se centra en el saber enciclopedista. Es una pedagogía que tiene como finalidad de la educación la formación total del hombre, en su individualidad psicobiológica y en su ser sociocultural.
b - La antropología filosófica de Ernst Cassirer
Para Cassirer (1874-1945), el hombre se caracteriza y se diferencia de los demás seres vivos por su capacidad de crear y captar símbolos. A medida que progresa la actividad simbólica humana, retrocede la realidad natural.
Cassirer no define al hombre mediante una esencia metafísica, sino que lo define por su obra, por su sistema de actividades. Su definición como animal simbolizante es funcional, no sustancial. Es su obra, en definitiva, lo que caracteriza y determina el círculo de la humanidad.
Cassirer afirma que, a través de la actividad simbólica, el hombre organiza su propio universo, que le permite comprender, interpretar y universalizar su propia experiencia. Ahora bien, sólo la educación podrá hacer progresar esta actividad simbólica, y posibilitará por tanto una mayor comprensión de la realidad.
c - Existencialismo
En líneas generales, diremos que el existencialismo es la filosofía de la existencia humana concreta. Es la filosofía que se ocupa del "yo existente", del "yo individual", y no del "yo pensado" considerado en abstracto. El existencialismo coloca en el centro de toda indagación filosófica al hombre concreto, que sufre, que vive, que se angustia con la inevitabilidad de la muerte, que lucha aquí y ahora.
El punto de partida de la investigación filosófica existencialista no es la esencia sino la existencia. Según Heidegger, la esencia del ser humano consiste en su existencia. El hombre no es un ser racional, o social, o natural: es un ser existente.
Una característica de la existencia humana es "estar-en-el-mundo". El hombre es el ser por quien las cosas adquieren sentido. Sin nosotros, el mundo existe como una simple totalidad de cosas sin sentido. El hombre es quien realmente crea el mundo. Nuestra angustia proviene de que tenemos conciencia de haber sido "arrojados" al mundo; que estamos como abandonados en el mundo y que hemos de asumir plena responsabilidad de todos nuestros actos.
El hombre es el único ser que sabe que ha de morir inevitablemente. Cuando el hombre olvida su muerte, cuando rechaza la idea de la muerte como si a él no le afectara personalmente, se olvida de su yo auténtico, de su verdadera existencia, para sumergirse en una vida inauténtica, en una existencia deficiente. El hombre que lleva una existencia auténtica no se conforma con vivir simplemente, y toda opción que hace la realiza como si ella fuera la última de su vida.
Para la pedagogía que brota de la filosofía existencial, sólo el autoesclarecimiento y la reflexión personal auténtica pueden ayudarnos a descubrir las normas que deben regir nuestra conducta ética. El hombre, ser absolutamente libre, se hace continuamente; él es su propio educador. El hombre auténtico es el ser autodidacta. La función del educador residirá en estimular y ayudar al alumno a abrirse camino hacia su propia realización personal y a la búsqueda de una verdadera autenticidad.