viernes, 23 de noviembre de 2012

Civilización y cultura

El baremo para incluir o no a una sociedad dentro de las fronteras de la civilización ha sido generalmente la posesión de un determinado nivel tecnológico, similar al imperante en las naciones más “desarrolladas”, pero al ser este criterio bastante impreciso se ha usado otro, cuya utilización de este modo no le da más precisión, sino todo lo contrario, que era el de considerar a los pueblos civilizados como poseedores de una cultura, en tanto que los incivilizados estaban carentes de ella. Este criterio es totalmente inexacto e inválido desde nuestra perspectiva. No existen pueblos en estado natural; el “estado de naturaleza” es una errónea construcción intelectual nacida en el seno de las disquisiciones filosóficas y desprovista de toda base empírica, y por tanto, científica. Puede haber pueblos más o menos atrasados, o, mirado desde otro ángulo, más o menos evolucionados, pero todos gozan de una experiencia histórica y ninguno se encuentra en ese ficticio nivel cero.

Un historiador, Henri Berr, considera que cada pueblo tiene su civilización, con lo que confunden a la civilización con la cultura, de la que sí se puede decir que pertenece a todas y cada una de las diversas sociedades. Incluso una personalidad como Braudel, que se ha preocupado tanto de las relaciones entre la Historia y las Ciencias Sociales, introduce una notable confusión al llegar a decir que es utópico aislar a la cultura de su base que es la civilización; cuando lo exacto y lo correcto es lo contrario, el que la cultura venga a ser una especie de infraestructura o de materia prima sobre la que las civilizaciones se basan y, ulteriormente, se desarrollan.
Nuestra opinión es que la civilización participa de las siguientes características:

 1ª)  Pertenece a un estadio superior y tecnológico de la cultura. La civilización es la superación de etapas anteriores y supone con respecto a ellas una sensible evolución.
 2ª)  Tiene trascendencia exterior. No se queda constreñida a los límites de actuación de un determinado grupo.
 3ª)  Está formada por rasgos de diversas culturas. Es cierto que no hay cultura estática, ni tampoco sin influencias externas. Hasta los pueblos más aislados han recibido de algún modo, y en algún momento de su historia, el préstamo de otras sociedades, pero en el caso de las civilizaciones el legado de otras culturas es cuantitativa y cualitativamente tan apreciable que cobra especificidad y significación determinante.
  4ª) En la sociedad industrial y moderna, cada vez la cultura se acerca más a la civilización. En el momento presente los avances de la tecnología, y principalmente la revolución de los transportes y los medios de comunicación de masas, conjuntamente a los condicionantes político-económicos de los sistemas políticos imperantes, hacen que la llamada “civilización occidental” irradie su influencia sobre todo el Mundo, poniendo a prueba a las otras civilizaciones, como es el caso de la oriental, o a los restos de otras civilizaciones ya periclitadas.
Por otro lado, otro de los signos que se atribuyen como característicos del momento presente es la uniformización a través del consumo.
En cualquier caso, todos estos factores inciden en que se vaya fraguando la futura coincidencia de las diversas culturas con la civilización. Margaret Mead concibe este proceso como la formación de una “cultura mundial” definiéndola como: las pautas de la tecnología, el lenguaje, la costumbre y los valores que prevalecen entre los pueblos del mundo y la tendencia de estas pautas para devenir más o menos semejantes.
Identificación de cultura y civilización, cultura mundial, nueva cultura, cultura del hombre nuevo, o como le quiera llamar, sólo será posible en el momento en que se superen las contradicciones actuales y principalmente la explotación del hombre por el hombre; en un mundo en que la técnica esté al servicio de los hombres y éstos estén exentos de toda coacción y violencia externa; en la sociedad en la que los individuos puedan realizarse plenamente. Hasta esos momentos la identificación de los conceptos cuya diferenciación venimos estudiando no será posible.