sábado, 17 de noviembre de 2012

La filosofía griega: consideraciones preliminares

Las primeras civilizaciones complejas del Próximo Oriente surgieron a comienzos del período Neolítico, aproximadamente hace 5.000 años y, sucediéndose unas a otras, pervivieron hasta mediados del primer milenio a.C., dando lugar a diferentes formaciones estatales de carácter teocrático. En estas organizaciones, una casta minoritaria de gobernantes y sacerdotes controlaba el poder, defendía el carácter religioso de toda verdad y de toda autoridad, y predicaba la obediencia y el sometimiento de los súbditos a los dictados y criterios del dios o de los dioses y de sus representantes terrenos.
De este modo, la cultura de los pueblos antiguos de Asiria, Mesopotamia, Judea, Egipto, etc., se caracterizó por el predominio de la mentalidad mítico-irracional que esencialmente consistía en la exaltación de la dimensión divina o religiosa del cosmos, de los seres humanos y de las instituciones políticas y sociales, en la defensa absoluta de las creencias y de los ritos tradicionales, y en la obediencia ciega a la autoridad.
Las primeras civilizaciones helénicas, influidas por la mentalidad de los pueblos vecinos, también fueron proclives a desarrollar una cultura mítica, aristocrática y guerrera y, en este aspecto, las hazañas y los mitos narrados por Hesíodo y Homero son más o menos análogos, casi comunes, a los existentes en el conjunto de los pueblos del Próximo Oriente; pero, paulatinamente, hacia finales del siglo VII y principios del VI a.C., comenzó a aparecer en las costas griegas del Asia Menor una manifestación cultural de características contrapuestas; a saber, la Filosofía. Frente a las diferentes civilizaciones y concepciones de la antigüedad, la cultura griega presentó determinados rasgos que la hicieron profundamente distinta: su inflexión racional, su valoración del lógos y el desarrollo del pensamiento crítico y de la actividad científica. Estas manifestaciones significaron pues el paso del mito al lógos.

1. Comparación entre las características del mito y las del lógos
El lógos presenta una serie de connotaciones y propiedades profundamente antagónicas al mito. El mito apela a la fe, a la aceptación irracional de ciertas verdades, tiende a la exaltación de la imaginación y los sentimientos, a poner de relieve el valor de ciertos ritos y determinadas normas de conducta y a predicar la obediencia ciega a la autoridad; el lógos, en cambio, insiste en el valor cognoscitivo del entendimiento y de la razón humana, intenta demostrar las verdades que afirma y procura defender la investigación, la reflexión y el diálogo con el fin de descubrir la naturaleza de las cosas y describir las leyes naturales.
El lenguaje del mito propende a ser un instrumento de dominación que se dirige exclusivamente al conjunto de las personas que participan en determinadas creencias y excluye al resto; por su parte, el lenguaje del lógos constituye un medio de comunicación, destinado a todos los seres humanos. El mito se encuentra siempre completo, invariable, definitivamente constituido en sus misterios y en sus ritos; el lógos, por el contrario, en tanto en cuanto supone un esfuerzo racional hacia la investigación de la verdad, no puede encontrarse nunca acabado. El lógos, la Filosofía, la Ciencia, no pueden ser sino búsqueda constante, como decía Aristóteles, zetouméne epistéme (ciencia que se busca).

2. Causas que favorecieron el surgimiento del lógos
El advenimiento del lógos occidental tuvo lugar en la periferia del mundo helénico, en las costas griegas del Asia Menor (Mileto, Éfeso) y en la Magna Grecia (Elea, Crotona) y guarda una profunda relación con una serie de cambios sociales y políticos ocurridos en aquella época, a saber:

  • El desarrollo de la actividad comercial: La fundación de diversas colonias comerciales a lo largo de las costas mediterráneas favoreció el desarrollo de la actividad comercial, la cual puso a los griegos en contacto con pueblos, costumbres, usos y creencias heterogéneas y diferentes a las suyas, ante las que resultaba conveniente desarrollar nuevas formas de relación que permitieran el entendimiento y la comprensión entre personas de tradiciones distintas y, de este modo, se tendía a superar la idiosincracia y los particularismos de cada cultura y a recurrir a elementos o cualidades objetivos y comunes a todos los seres humanos, por ejemplo, al intelecto y a la razón.
  • El surgimiento de nuevas clases sociales: La antigua aristocracia, noble y guerrera, defensora de las tradiciones, fue paulatinamente desplazada por la nueva clase económica, comercial y artesana, cuyas actividades e intereses eran completamente diferentes; consecuentemente, la cultura tradicional y mítica, que defendía viejos privilegios, comenzó a ser sustituida por principios y leyes de carácter racional y positivo, de acuerdo con las nuevas situaciones.
  • El desarrollo de nuevas formas políticas: Las condiciones geográficas de la Hélade, por una parte un litoral enormemente recortado, con numerosos golfos, cabos e islas, y por otra, en las tierras interiores, profundos valles aislados por cadenas montañosas, contribuyeron a la incomunicación y a la separación entre sus diferentes comarcas, y de este modo se favoreció la desaparición de la idea de imperio, surgiendo en su lugar una nueva concepción política, la polis, la ciudad-Estado, en donde las relaciones entre las personas se establecieron por vínculos de proximidad geográfica y de juego político; en consecuencia, el poder carismático y totalitario de los reyes comenzó a ser sustituido por la autoridad racional de los nuevos gobernantes y los antiguos súbditos se convirtieron en ciudadanos.
Así pues, el desarrollo de la navegación y la fundación de colonias comerciales propició el interés por el conocimiento y la contemplación de la naturaleza, mientras que las relaciones con otros pueblos y las nuevas organizaciones políticas originaron otras modalidades de autoridad; de esta manera tuvo lugar el nacimiento, por una parte, de la ciencia física, y por otra, de la reflexión política y ética.

3. La perspectiva científico-técnica
Tales de Mileto
(640-545 a.C.)
Legislador, matemático y astrónomo,
 considerado padre de la Filosofía
Las características lógicas del espíritu helénico se pusieron también de relieve en la dimensión científico-técnica de su cultura. Los griegos asumieron numerosos conceptos y elementos técnicos-científicos de los pueblos vecinos; por ejemplo, de Egipto y de Mesopotamia les llegaron multitud de conocimientos matemáticos y astronómicos (se dice que Tales de Mileto aprendió geometría en Egipto, y que Pitágoras había viajado por Egipto y Babilonia), la medicina egipcia gozó de gran renombre en Atenas y el historiador Herodoto relató que los griegos aprendieron de los caldeos el uso del cuadrante, del gnómon y la división del día.
Ahora bien, mientras que en los pueblos mencionados, por un lado, propendieron a otorgar a dichos contenidos un carácter predominantemente esotérico y misterioso y, por otro, se limitaron bien a realizar cálculos empíricos bien al uso útil y pragmático de dichos elementos, los griegos, con otra mentalidad, tendieron a dar un paso más, y procuraron sistematizar los contenidos matemáticos, astronómicos, músicos, anatómicos o médicos, etc., de un modo lógico y científico, es decir, intentaron ordenarlos metódicamente de acuerdo con principios racionales de carácter universal. Los griegos, también en este aspecto, fueron los primeros que tendieron a mantener gran cantidad de hallazgos técnicos en el ámbito del lógos.