martes, 6 de noviembre de 2012

Una península maciza y elevada

De la variedad de unidades morfoestructurales que componen el relieve peninsular, así como de la disposición de éstas alrededor del Macizo Central Ibérico, se derivan una serie de caracteres morfológicos generales que van a influir muy directamente en las condiciones climáticas, naturaleza de los cursos de agua y aprovechamiento económico de los recursos:

1.- La elevada altitud media de la Península Ibérica
En la Península existen elevadas cadenas que superan los 3.000 m (Pirineos, Béticas); montañas interiores y circundantes con altitudes superiores a los 2.000 m (Sistema Central, Macizo Galaico, Cordillera Cantábrica y Sistema Ibérico); y montañas con altitudes medias, entre 1.500-2.000 m (Montes de Toledo, Sierra Morena, Montañas Vascas y Cordilleras Catalanas). Por otra parte el Macizo Central Ibérico, que ocupa una tercera parte de la superficie peninsular, presenta una altitud media de 600 m. De ello se deriva que nuestro país, y sobre todo por efecto de la gran unidad central, presenta una elevada altitud media (660 m), que le convierte en el segundo país europeo por su altitud, detrás de Suiza (1.340 m).
Así, más de la mitad del territorio español se halla por encima de los 600 m de altitud, la tercera parte tiene alturas superiores a los 800 m, y tan sólo una décima parte se halla por debajo de los 200 m. Pensemos que en Europa, en donde existen cadenas más robustas que las españolas (Mont Blanc, 4.810 m), las dos terceras partes del continente se encuentran por debajo de los 200 m.

2.- Equilibrio de llanuras y montañas
El que la Península presente una elevada altitud no significa que sea predominantemente montañosa. Se ha resaltado cómo en el Macizo Central Ibérico dominan los horizontes abiertos y las llanuras. Las cuencas sedimentarias castellanas ofrecen centenares de kilómetros de llanuras estructurales y campiñas; las penillanuras, a pesar de los relieves residuales, se extienden ampliamente por el oeste de Castilla-León, Extremadura, la Beira Alta y Beira do Mar y el Alentejo. Las depresiones exteriores (Guadalquivir, Ebro, Ribatejo, llanos valencianos) son dominios de formas planas. No obstante existen numerosas cadenas que, en conjunto, se extienden por más de la mitad del territorio peninsular. En la Península Ibérica, a diferencia de otras penínsulas mediterráneas, existe un equilibrio entre llanuras y montañas.


Llanuras de Valladolid