La Torre de Babel, de Pieter Brueghel (1563) Kunsthistorisches Museum (Viena) |
1. Clasificación estructural
Para realizar un estudio de las diferentes lenguas, hay que observar su gramática, es decir, su funcionamiento. Estudiadas las lenguas según este método, se distinguen los siguientes tipos:
- Lenguas monosilábicas: Las palabras son solamente raíces que nunca cambian. Una misma palabra puede ser verbo, adjetivo o nombre. Para formar una oración, se utiliza la yuxtaposición de palabras, que son invariables, de modo que una palabra tendrá una función u otra según el lugar que ocupe en la frase. Un ejemplo de lengua monosilábica es el chino.
- Lenguas aglutinantes: En las lenguas aglutinantes, el método para formar un texto consiste en juntar las palabras-raíz, una al lado de otra, pero sin fundirlas entre sí. Por la unión de unas raíces con otras se forma la palabra-frase. Son lenguas aglutinantes el finlandés, el japonés, el coreano, etc.
- Lenguas flexivas: Las lenguas flexivas son aquellas que tienen una parte fija (raíz) y otra variable (el morfema, o la terminación). Son lenguas flexivas todas las lenguas indoeuropeas.
2. Clasificación genética
Otra forma de estudiar las diferentes lenguas es clasificándolas por familias. Quienes así lo hacen opinan que las lenguas tienen un parecido entre sí, y que derivan de una misma lengua madre. Para averiguar la relación de parentesco que hay entre distintas lenguas, se utiliza el método comparativo, que consiste en comparar las semejanzas entre unas lenguas y otras. Este método trabaja con fonemas (unidad mínima de sonido) y monemas (unidad mínima dotada de significado). Su planteamiento básico consiste en el análisis de monemas emparentados en diferentes lenguas, es decir, el estudio de la diferencia o similitud que presentan.