miércoles, 5 de septiembre de 2018

¿Es la didáctica una ciencia?

Afirmar que la didáctica es una ciencia resulta de compleja demostración, porque no existe una sola y unívoca contextualización del concepto "ciencia". De antemano rechazamos el contexto científico que busca exclusivamente la repetición de fenómenos, de modo inalterable o con variaciones, pero controlados matemáticamente, y que se especifican mediante fórmulas matemáticas. Los fenómenos se repiten también en las ciencias humanas, pero con variaciones respecto a la aparición de fenómenos anteriores; sólo cuando la variación sea tal que no entre en márgenes aceptados se puede hablar de imposibilidad de definición del fenómeno. Veamos algunos ejemplos:

- La ironía pública provoca situaciones agresivas en el alumno en un 97% de los casos.
- Los apoyos icónicos mejoran el aprendizaje de materias simbólicas: numéricas y verbales.

Todos estos fenómenos se mueven siempre dentro de márgenes de error similares.
Cualquiera de las muchas tesis que se están comprobando diariamente constituyen motivo de normativa didáctica y base de futuras teorías dispuestas a ser demostradas por la investigación.
El problema del ser o no ser ciencia depende, pues, de la aceptación o rechazo de la "exactitud" con que se reproducen los fenómenos que aparecen en el acto didáctico. Si la exactitud en la repetición del fenómeno debe ser total, la didáctica no es una ciencia; pero si hay un margen de error aceptado, el carácter de ciencia es inalienable de lo didáctico.
Es cierto que la "exactitud" es más propia de las ciencias naturales. Éstas estudian fenómenos que tienen gran identidad y permanencia en su repetición, y poseen sistemas objetivos de medida que garantizan la inexistencia de errores matemáticos. El problema de la medición es esencial para algunos teóricos de la ciencia, porque esta objetividad de la magnitud, y sus respectivas unidades, logran que la descripción del fenómeno se reduzca a una fórmula matemática. Pero después de las distintas correcciones, a lo largo de la historia, en las fórmulas, leyes y principios de las ciencias naturales, es más lógico hablar de "aproximación a la exactitud", de modo que se consideren válidas las descripciones de los fenómenos dentro de unos máximos y mínimos, amplitud de validez para que los hechos observados tengan tratamiento científico.


Los límites máximo y mínimo de la "exactitud" definirían las ciencias deterministas y las probabilísticas. Las primeras rozarían la aproximación máxima, mientras las segundas quedarían en niveles mínimos de aceptación, con el consiguiente margen aceptado de error.
Las deficiencias de "exactitud" de las ciencias de la educación, y por tanto la didáctica, se deben a la multitud de factores que intervienen como variables. Mialaret propone una serie de variables siempre presentes y que constantemente influyen de alguna forma en el acto didáctico. Siguiendo a este autor, veamos algunas de estas variables que dificultan el control objetivo:

1. Variables propias del sistema instructivo
- Tipo de sociedad en la que se da la instrucción
- Política educativa que condiciona el sistema escolar
- Programa y orientaciones generales de la enseñanza
- Métodos y técnicas generales del sistema
- Reglas generales sobre los recursos materiales de la escuela
- Tipología, formación y perfeccionamiento del profesorado

2. Variables propias del sistema instructivo local
- Micromedio en el que está establecida la familia
- La instrucción escolar concreta y sus características
- Equipo de profesores en la institución

3. Variables propias del aula
- La clase (otros lugares de aprendizaje)
- El docente (monitores, asesores...)
- El grupo clase (otros modos de agrupación)
- La relación instructiva

Estas variables influyen constantemente y dificultan la comprobación de las hipótesis. No hay duda: las ciencias sociales tienen dificultad de concluir con máxima exactitud; pero no es menos cierto que cada día existen diseños, medios e instrumentos más válidos y fiables que nos aproximan a la esperada seguridad y certeza, aunque siempre transitoria, de las leyes y principios didácticos.
No existe tanto problema respecto a otras características propias de lo científico. Es evidente que el cuerpo de contenidos de la didáctica constituye un conocimiento racional, sistemático y verificable.
Si analizamos la didáctica desde otro punto de vista, tampoco hay problema para considerarla ciencia de la enseñanza y de la instrucción: nos referimos a la consideración bajo las categorías "racionalidad" y "objetividad". La didáctica es racional porque está constituida por conceptos, juicios y raciocinios; es decir, la didáctica no es un conjunto de creencias, ni un cúmulo de principios de autoridad. Además, su cuerpo de doctrina es sistemático y se combina de acuerdo con reglas lógicas que pueden predecir, dentro de su aproximación a la "exactitud", formas de comportamiento y fenómenos instructivos. Es también objetiva, ya que busca la relación de lo ideológico y lo fáctico para, a partir de ahí, definir la realidad.