A pesar de la múltiples discrepancias entre los comparatistas a nivel de enfoque metodológico, de planteamientos, de objetivos, etc., fácilmente se puede caer en la cuenta de que nadie pone en entredicho la paternidad de esta disciplina. Comúnmente se atribuye a Marc-Antonie Jullien, de París, el nacimiento de la pedagogía comparada, cuando en 1817 publica Esquisse et vues préliminaires d'un ouvrage sur l'éducation comparée. Casi un siglo y medio después, en 1962, el Bureau Internationale d'Éducation, con motivo de la XXV Conferencia Internacional de la Instrucción Pública, publica una edición facsímil de esta obra. A partir de entonces ya no caben dudas sobre quién era el fundador, padre o precursor de la pedagogía comparada: M.-A. Jullien (1775-1848).
Sin embargo, antes y después de Jullien, podemos encontrar diversos autores, procedentes de diferentes ramas del saber, que han sido considerados como antecedentes o precursores más o menos lejanos de esta disciplina. Así, Diderot y sobre todo Montesquieu con su magistral obra El espíritu de las leyes, pueden presentarse como ejemplos de lo que hoy llamaríamos política y derecho comparados. A partir del siglo XVIII, la comparación se nos muestra como un instrumento aplicado a diversos ámbitos del conocimiento científico, como la medicina, la literatura, el derecho, la historia y, posteriormente, la sociología, la antropología y otras ciencias o campos del conocimiento.
En la segunda mitad del siglo XIX se inicia una etapa de viajes y encuestas en la que se publican diversos informes de los viajeros que han recorrido distintos países, europeos generalmente, estudiando los sistemas de instrucción. Un buen ejemplo de los frutos de esta etapa lo constituye el informe de Victor Cousin, en 1831, sobre la instrucción en Alemania.
Posteriormente, y dentro de la primera mitad de nuestro siglo, encontramos un elenco de comparatistas que sistematizan y empiezan a sentar las bases de la educación comparada. También a ellos podemos considerarlos como precursores de esta disciplina: M.E. Sadler, I.L. Kandel, R. Ulich, N. Hans y F. Schneider, entre otros, son autores a quienes debemos en gran medida el importante desarrollo actual de la pedagogía comparada.
Sin embargo, antes y después de Jullien, podemos encontrar diversos autores, procedentes de diferentes ramas del saber, que han sido considerados como antecedentes o precursores más o menos lejanos de esta disciplina. Así, Diderot y sobre todo Montesquieu con su magistral obra El espíritu de las leyes, pueden presentarse como ejemplos de lo que hoy llamaríamos política y derecho comparados. A partir del siglo XVIII, la comparación se nos muestra como un instrumento aplicado a diversos ámbitos del conocimiento científico, como la medicina, la literatura, el derecho, la historia y, posteriormente, la sociología, la antropología y otras ciencias o campos del conocimiento.
En la segunda mitad del siglo XIX se inicia una etapa de viajes y encuestas en la que se publican diversos informes de los viajeros que han recorrido distintos países, europeos generalmente, estudiando los sistemas de instrucción. Un buen ejemplo de los frutos de esta etapa lo constituye el informe de Victor Cousin, en 1831, sobre la instrucción en Alemania.
Posteriormente, y dentro de la primera mitad de nuestro siglo, encontramos un elenco de comparatistas que sistematizan y empiezan a sentar las bases de la educación comparada. También a ellos podemos considerarlos como precursores de esta disciplina: M.E. Sadler, I.L. Kandel, R. Ulich, N. Hans y F. Schneider, entre otros, son autores a quienes debemos en gran medida el importante desarrollo actual de la pedagogía comparada.