A la luz de los criterios básicos de la educación especial (normalización, integración, sectorización y personalización), cuatro son los niveles o marcos educativos que se proponen, recogidos en el cuadro de la derecha.
Dos aclaraciones:
1) Hay que procurar tender, siempre que sea posible, a integrar al sujeto de atención especial en los niveles más próximos al aula ordinaria.
2) Recurrir, por el contrario, a los niveles más alejados sólo si es absolutamente necesario.
El cuadro es suficientemente ilustrativo y quiere disipar el supuesto que en algunos momentos ha contribuido a confundir la educación diferencial con la educación diferenciadora. La educación especial procura por todos los medios a su alcance la integración del sujeto en el contexto social y colectivo más idóneo y normalizado. Procura la superación de los elementos diferenciales anómalos respetando los ritmos y características personales. No se entienda, pues, que aborda a todos con el mismo patrón y los conforma a todos por igual. El hecho mismo de establecer distintos niveles o marcos educativos está refiriendo la diversidad en forma e intensidad de las distintas excepcionalidades.
El soporte y dinamizador indiscutible es, en los distintos niveles, el equipo multidisciplinar de profesionales que acudirá a la demanda de los sujetos y del educador especializado para elaborar el diagnóstico, la programación y evaluación o supervisión de los mismos, la orientación y la intervención especializada cuando el caso abordado lo requiera.
Los equipos multiprofesionales están formados por un grupo de personas especializadas en las distintas ramas del saber y de la ciencia: pedagogos, psicólogos, psiquiatras, asistentes sociales, médicos, logopedas, fisioterapeutas..., cuyos objetivos máximos son la prevención, detección, diagnóstico, valoración, seguimiento e intervención cualificada en la problemática que presente el sujeto excepcional. Su actuación aparece sectorizada por áreas o zonas poblacionales: comarcal, urbana y metropolitana.
El cumplimiento por parte de los equipos multiprofesional de los objetivos mencionados contribuirá decisivamente al desarrollo de los criterios de la educación especial (normalización, integración, sectorización y personalización) y, por lo mismo, a la consecución de los objetivos propuestos.
Pero tengamos en cuenta que el equipo no es, o no debe ser, la adición de una serie de personas que actúan sin relacionarse entre sí. Componentes que deben comprender los lenguajes y opiniones de cada uno de ellos, sin prejuzgar las distintas especialidades, las posibilidades, la importancia de cada una de las ciencias que concurren, sino colaborando y compartiendo en un clima de mutuo respeto la responsabilidad en cada una de las funciones que le han sido asignadas al equipo.
Finalmente, en este complejo sistema no pueden estar ausentes los padres o familiares de la persona afectada, ya que su colaboración con el educador y con el equipo multiprofesional -de los que también deben recibir apoyo y ayuda-, es de capital importancia para que, desde la conjunción de criterios y pautas de actuación, se posibilite al máximo el logro de los objetivos propuestos.