Ni el hombre primitivo ni el civilizado esperan necesitar abrigo para echar mano de una piel, un cuero o una manta. Todos estos elementos de bienestar físico son usados rutinariamente como parte de la vida organizada. Refugio, agradable temperatura, dispositivos para el aseo personal, pueden ser hallados dentro de la casa. La indumentaria, sencilla o complicada, es producida por el grupo familiar bajo el régimen de la economía doméstica; o bien, donde existe la división de funciones, por fábricas o establecimientos organizados. Las instituciones sanitarias pueden ser públicas o privadas, y en consecuencia, formar parte de la vivienda o, como elemento público, integrar el municipio, el grupo local o la horda. En todos los casos confirmaríamos que necesitamos inquirir acerca de la producción organizada; de la incorporación de ciertos objetos materiales al cuerpo de una institución; de las normas de conducta, propiedad, aseo y de los tabúes mágico-religiosos; del tipo de educación practicado en el grupo en el cual tales hábitos se han implantado y conservado. Y puesto que nos referimos a la conducta en la que la regulación colectiva y tradicional tiende a restringir, o al menos a modificar y nivelar el impulso natural, y las leyes de la propiedad a establecer una limitación de ese derecho, alguna autoridad debe existir para imponer sanciones, castigar las contravenciones y mantener así el orden y la marcha regular de la conducta organizada.
Áreas indígenas reconocidas y protegidas por el gobierno de Brasil. En la imagen, miembros de la tribu Kaxuyana. |