La planificación de la educación, que cada país hace dentro de la planificación de su desarrollo económico, es cosa reciente. El interés por comporar los sistemas educativos de los distintos países, con vistas a mejorar el propio, comenzó a practicarse después de la Segunda Guerra Mundial. La planificación educativa, como sector público que se ocupa de la organización de las instituciones educativas, de sus programas de estudios y de la organización de recursos, vino a partir de 1950. El Instituto Internacional de Planificación Educativa, promovido por la UNESCO, no se estableció hasta 1962.
La planificación educativa es la aplicación del análisis racional y sistemático al proceso de desarrollo educativo, con el fin de que la instrucción sea más efectiva y eficiente, en beneficio de los objetivos y las necesidades de los estudiantes y de la sociedad. Los principios de la planificación de la educación, enunciados por Ph. H. Coombs, primer director del Instituto de Planificación Educativa de París, son los siguientes:
1) La planificación educativa debe quedar integrada en la planificación económica y social en general. Debe ser amplia, con visión de futuro, abarcando un período de, al menos, veinte años. Ha de producir el tipo de mano de obra que la economía requerirá. El principal problema de los planificadores es descubrir las dificultades socioeconómicas que deben ser afrontadas desde la educación.
2) Hay que ver el sistema educativo como un todo. Por tanto, la planificación ha de hacerse para todos los niveles a la vez, dado que, evidentemente, las reformas de un nivel implican, a menudo, reformas en otros; por ejemplo, si se cambia el tipo de enseñanza primaria, habrá que formar a los maestros consecuentemente, cosa que afectará a las escuelas de formación del profesorado.
3) La planificación cualitativa es tan importante como la cuantitativa.
Gran número de países están subordinando la expansión de su sistema educativo a la demanda de una fuerza de trabajo altamente cualificada. Ese interés en prever el potencial humano se ha generalizado en todo el mundo, tanto en los países desarrollados como en los subdesarrollados, y ha encontrado apoyo en organismos internacionales.