Existen diferentes formas de comportamiento semejantes a los aprendizajes a las que fácilmente podríamos atribuir las cualidades de la transferencia, aunque un examen más detenido pone en duda dicha atribución o indica que no se trata en absoluto de un proceso de transferencia. La fatiga, por ejemplo, disminuye la ejecución del aprendizaje; pero dicha reducción no se debe a una transferencia negativa, sino a la influencia del cansancio en los comportamientos aprendidos. El período de preparación se relaciona con la actividad que precede inmediatamente al proceso de la transferencia y actúa de forma que en unos segundos o minutos se produce un aparente progreso, debido no a la transferencia, sino a un proceso de adaptación y de puesta en marcha de los aprendizajes integrados. El fenómeno de la transposición, en cambio, es uno de los más semejantes, quizá, a la transferencia, y suele ser frecuente en alumnos jóvenes: el sujeto realiza el aprendizaje atendiendo a dos conceptos, cantidad absoluta y comparativa, a juicio de Travers, o familiaridad y novedad, según Reese, que ha estudiado centenares de casos de transposición en 1966, y al cambiar un factor por otro, debido a la influencia del medio, realiza una situación de aprendizaje diferente, situación que ha sido frecuentemente confundida con la transferencia.
Aunque la transferencia adquiera una modalidad especial al adaptarse a las diferentes formas de aprendizaje, sin embargo existen indicadores o factores que son comunes a todo proceso de transferencia, y el estudio de dichos factores nos ayudará a comprender mejor los procesos de transferencia y su aplicación a la psicología de la educación.
Entre esos factores sobresale la semejanza entre las intertareas, factor favorecedor de la transferencia positiva. De los trabajos de Oléron se constata que hay una correlación positiva entre semejanza entre intertareas y transferencia positiva; la semejanza entre las tareas como factor favorecedor de la transferencia en aprendizaje no discriminativo se mantiene en las revisiones de Clifford, Del Rey y Wughalter, aunque dicho principio presenta puntualizaciones: en el aprendizaje de memoria de palabras no asociadas se constata que hay mayor transferencia cambiando la sílaba inicial y central que cambiando la sílaba final. Estas aportaciones matizan, pues, las investigaciones clásicas de Ebinghaus. La semejanza del estímulo entre la situación inicial y la transferencia está relacionada con el incremento de la transferencia positiva: Deese y Klausmeier estudian la semejanza del estímulo y deducen una correlación positiva entre semejanzas y respuestas diferentes. Lógicamente subyacente bajo estos hechos se deduce el principio de que hay menos transferencia en los aprendizajes difíciles que en los fáciles; pero dicho principio debe matizarse: si atendemos a los trabajos de Chekim, se concluye que cuando se aprende una estrategia difícil se produce mayor transferencia que cuando se aprende una estrategia fácil, y estos hechos no parecen contradecir sino complementar las afirmaciones anteriores en el sentido de que un aprendizaje fácil presenta en la fase inicial menor transferencia negativa, mientras que el aprendizaje difícil debe pasar antes por la transferencia negativa y nula antes de presentar rasgos de transferencia positiva; sin embargo, dicha transferencia será más difícil de extinguir al tiempo que presenta un abanico de transferencias más amplio que los aprendizajes simples.
Algunos factores del organismo están altamente relacionados con la transferencia: Ferguson trata sobre la incidencia de las diferencias individuales en la transferencia y constata que la habilidad para resolver anagramas favorece la transferencia positiva horizontal y vertical; Pardine señala cómo inciden los niveles cognoscitivos de Piaget en los procesos de la transferencia y encuentra un aumento de transferencia en las etapas superiores de pensamiento abstracto; la variedad y acumulación de experiencias es un nuevo factor que facilita la transferencia, y puesto que dichas experiencias aumentan con el paso del tiempo, podemos afirmar que en general los sujetos de más edad tienen también mayor facilidad de transferencia mientras mantengan la flexibilidad cognoscitiva suficiente; Gladis comprueba que hay transferencia negativa en sujetos de ocho años mientras que en sujetos de diez y doce años la transferencia es positiva y creciente según la edad, esto es, a través de la experiencia y la maduración el aprendizaje difícil se transforma en fácil cambiando la transferencia negativa en positiva.
Atendiendo a la variedad en el aprendizaje, los hechos apoyan la teoría de la generalización: los trabajos de Oléron distinguen entre las mejoras en el aprendizaje y la variedad en el mismo, y demuestran que la transferencia es mayor cuando el sujeto se entrena en diferentes formas de aprendizaje que cuando profundiza en uno sólo aunque la mezcla de las dos formas produce mayores niveles de transferencia; McNeil y Donant analizan los efectos que produce en la transferencia el aprendizaje de estrategias para aprender palabras, y los datos confirman que los niños aprenden mejor con diferentes estrategias y que el método de enseñanza múltiple mejora también el nivel de transferencia. En conclusión: de los datos existentes sobre la transferencia en relación con la variedad de los aprendizajes, parece que puede afirmarse que se da una mayor transferencia si se amplía la variedad de los aprendizajes al tiempo que se profundiza en uno de modo que permita mantener una visión de conjunto de los restantes. La variedad en el aprendizaje inicial y la forma en que se realiza dicho aprendizaje determina, en gran parte, la posible transferencia: según Travers, la intensidad y la dificultad del aprendizaje son los dos factores que más se correlacionan con la transferencia, creando un proceso en forma de U que oscila desde la transferencia negativa hacia la transferencia positiva pasando por la transferencia nula.
El intervalo temporal es otro de los factores altamente influyentes en el proceso de la transferencia, y para estudiar sus efectos hay que constatar los nuevos aprendizajes presentes en dicho intervalo que favorecen o interfieren el proceso de la transferencia; Berliner comprueba que la transferencia y los aprendizajes disminuyen con el tiempo. En conclusión: de los experimentos realizados sobre la incidencia del intervalo temporal en la transferencia se deduce que ésta depende: 1) del conjunto de factores facilitadores e inhibidores presentes en el intervalo; 2) de la forma en que se integró el aprendizaje; y 3) de la curva del olvido a que está sometido el aprendizaje inicial; Clifford observa que los aprendizajes cognoscitivos son los más resistentes al olvido.
El entrenamiento antes de la transferencia es una variable importante: al aumentar la duracióndel aprendizaje se acrecienta también la transferencia positiva siguiendo la forma de U anteriormente mencionada. Así, si un aprendizaje débil en la primera tarea ofrece una transferencia negativa o nula, cuando el entrenamiento aumenta, crece trambién la transferencia, transformándose en positiva. En general se comprueba que el entrenamiento correlaciona positivamente con la transferencia de forma parecida a lo constatado en la variedad del aprendizaje.