1. Concepto de cultura
Tylor define cultura como aquella totalidad compleja que incluye conocimiento, creencia, moral, ley, costumbre, y todas las demás capacidades y hábitos que el hombre adquiere como miembro de la sociedad.
Suele oponerse generalmente el concepto de naturaleza al de cultura. La naturaleza es lo espontáneo; abarca el conjunto de los objetos existentes por ellos mismos, que no han sido creados ni transformados por el hombre. La cultura está constituida por todos aquellos productos de la actividad del hombre.
La cultura está integrada no sólo por aquellos productos superiores del espíritu humano, como las obras artísticas, las doctrinas religiosas y morales, las teorías científicas, etc., sino también por los productos materiales de tipo utilitario, como los vestidos, las viviendas, los utensilios domésticos, etc. También forman parte del mundo cultural todas las instituciones o grupos que surgen de la convivencia humana, como la familia, la comunidad nacional, el estado, la iglesia, etc.
2. Características de la cultura
1ª) La cultura es una totalidad compleja, pero por múltiples que sean sus partes, posee unidad, tiene una estructura peculiar, un sentido propio. Así, hablamos de cultura griega, cultura cristiana, cultura oriental...
2ª) La cultura tiene un carácter histórico, existe en un tiempo determinado para un grupo humano. Ortega y Gasset dice que la cultura es el sistema de ideas vivas que cada tiempo posee. De hecho, toda cultura se modifica a lo largo de la historia, pero existen elementos culturales que poseen cierta estabilidad y que sobreviven.
3ª) La cultura es determinante. Toda cultura determina en líneas generales las costumbres y los modos de vida de los individuos que la integran. Ningún miembro integrante de una cultura puede, por sí solo, hacer surgir o desaparecer las costumbres, las normas, el lenguaje, etc.
4ª) La cultura se transmite con independencia de la herencia genética. Sólo por medio de la educación se hace posible la transmisión de la cultura.
5ª) El orden cultural es supraindividual, ya que sobrevive a cualquiera de los individuos que la comparten.
3. La educación en sus conexiones con la cultura
La educación como bien de cultura
El hombre es quien crea la cultura, quien la transforma y quien la vive. Pero todo lo que el individuo crea, una vez producido y exteriorizado, emerge del plano exclusivamente individual, de la subjetividad, para pasar al plano de la objetividad. Así, la cultura, como objeto, está por encima del individuo. Es decir, la cultura se transforma en cultura objetiva o espíritu objetivado, que no es otra cosa que el conjunto de las formas o bienes culturales: arte, ciencia, religión, moral, lenguaje, técnica, etc. Es en este sentido que la educación forma parte de la cultura objetiva, como patrimonio de una sociedad, y con las mismas características que corresponden a los bienes culturales. Así, podemos referirnos a la educación clásica, a la educación moderna, etc.
La educación como transmisión de la cultura
La cultura no puede existir por sí sola, independientemente del hombre que la capta y la vivifica. Toda cultura, si no es re-creada, se convierte en cultura muerta. Una de las funciones de la educación es, precisamente, la de que la cultura siga viva a través de los tiempos.
Ahora bien, el contacto y la difusión entre distintas culturas es algo común. A este respecto, ninguna cultura ha sido ni es completamente originaria ni completamente imitativa. El progreso de la humanidad se debe precisamente a este proceso de incorporación de elementos culturales de unas sociedades a otras. La aculturación es el fenómeno que se produce cuando, como consecuencia del contacto directo y continuo entre grupos de individuos de distintas culturas, resultan modificaciones globales en las estructuras culturales de ambos grupos o de uno de ellos.
El simple contacto o la presión continua entre distintas culturas no implica siempre el proceso que hemos llamado aculturación. Sucede a menudo que la presión de una cultura sobre otra suscita recelos e impide así toda transferencia de rasgos culturales.
Cuando el aculturamiento llega al extremo de que los caracteres originarios de una cultura resultan totalmente o casi totalmente reemplazados por otra, se denomina asimilación. Sin embargo, por lo general, nunca se llega a una asimilación total, toda vez que los grupos culturales receptores, al absorber los elementos de otra cultura, los reinterpretan y los adaptan a sus características, transformándolos en sustancia propia.
La educación en relación con la transformación y la creación de la cultura
Una de las funciones de la educación es la de transmitir y conservar vivos los bienes culturales en las nuevas generaciones. Pero la educación no puede limitarse a la mera transmisión de lo que ya ha sido creado, pues de esta manera se constituiría en un medio para fosilizar las relaciones existentes e impedir todo progreso. Así, la educación tiene además la función de favorecer la transformación y la creación de la cultura.
La educación como individuación de la cultura
Otra función de la educación es la de posibilitar y estimular el desarrollo cultural del individuo. Cultura implica una profunda transformación del sujeto que le abre posibilidades siempre perfectibles. El saber que se ha convertido en cultura es aquel saber que ha sido plenamente asimilado, del que ya poco interesa su procedencia y origen.
Saber por saber es pura vanidad. Es preciso saber para comprender, para actuar, para valorar, para definir nuestra conducta frente al mundo, en una palabra, para ser uno mismo. Culto es aquella persona que es capaz de orientar su conducta de acuerdo con un sistema de convicciones que ha hecho suyas.
La acción educadora ha de posibilitar, rodeando al educando de valores y bienes culturales positivos, la creación de la cultura. Pero la cultura no se impone; no se la obtiene por el adiestramiento. La cultura se estimula; se despierta. Y a nivel creador, necesita de la autonomía y de la libertad personales.