1. El secreto del orientador y la confianza del estudiante
Una condición básica para que la orientación sea efectiva es que el estudiante tenga confianza absoluta con el orientador. El fundamento de esta confianza se halla en la convicción que el estudiante debe tener de que el orientador está para ayudarle. Y un elemento de tal convicción es la seguridad de que cuanto hable con el orientador será mantenido en secreto si el escolar así lo desea. Los datos adquiridos por los diferentes diagnósticos, así como los adquiridos en las conversaciones, serán utilizados únicamente por aquellos profesionales encargados de la educación del alumno (profesores, directivos) y por sus padres.
Pero también hay que dejar claro que si el estudiante quiere que cualquier cosa de las que él pueda decir en conversación con el orientador éste la mantenga en secreto, debe hacerlo así, aun cuando parezca que una determinada información conviene que la posean los directivos o los padres. Ciertamente, el orientador podrá intentar convencer al estudiante de la conveniencia de comunicar determinada información a otras personas, pero se hará únicamente a condición de que el escolar esté de acuerdo.
2. La motivación orientadora
El primer quehacer es motivar al estudiante para aquellas formas de conducta que se consideren formativas. La motivación de toda actividad se halla en una doble convicción: la convicción de que tiene sentido o vale la pena lo que se pretende hacer y la de que se puede hacer.
A tres preguntas debe saber contestar el orientador: ¿Qué es lo que hace mejor este muchacho? ¿Qué es lo que más le gusta? ¿Quiénes son sus amigos?
La actividad orientadora ha de ser concebido como el resultado de la actuación de todos los elementos educadores de la escuela incluyendo entre éstos no solamente a los profesores, sino también a los propios compañeros (trabajo en común y convivencia).
3. Relación del orientador y el escolar
En la relación orientador-alumno se debe distinguir entre la orientación requerida en el proceso normal de la formación y la que requiere los problemas especiales.
Por proceso normal de formación se entiende la ayuda que el orientador puede prestar a todos los alumnos, aunque cada uno tenga sus modalidades particulares, con objeto que se desenvuelva normalmente el proceso de formación y pueda cada escolar insertarse eficamente en la sociedad desarrollando también armónicamente su vida personal.
Dentro del proceso normal de formación se incluye el desarrollo de los criterios, actitudes y hábitos que tienen valor para cualquier zona de la vida (familia, sociedad y trabajo, ocio y amistad, vida de fe) y el desarrollo de capacidad de elegir entre distintas posibilidades de trabajo y relaciones personales.
Problemas especiales se consideran las dificultades particulares en el proceso de aprendizaje, así como las manifestaciones continuadas de conducta incorrecta en cualquier manifestación de la vida.
3.1. El proceso normal de la Orientación
La formación será más eficaz en la medida en que el orientador establezca relaciones cada vez más profundas con el escolar. Por eso es interesante considerar los posibles temas sucesivos de conversación:
1) Rendimiento en las distintas materias escolares, viendo en qué medida el rendimiento responde a las posibilidades del alumno.
2) Actitud ante los distintos trabajos escolares, poniéndolo en relación con el rendimiento, las capacidades, los intereses e incluso con las relaciones personales que ha establecido con el profesorado.
3) Actitud frente al colegio, conociendo si la escuela tiene sentido para él y si tiene confianza en los distintos profesionales que personifican la institución escolar.
4) Relaciones con los compañeros.
5) La sinceridad, como disposición de un sujeto para manifestarse tal como es. Pero la sinceridad también depende de que el sujeto conozca sus propias posibilidades y sus propias limitaciones. Por eso sólo se puede ser sincero en la medida en que uno se conozca a sí mismo.
6) Relaciones con las cosas, para detectar el cuidado, el orden y la estética con que el estudiante utiliza las cosas. Así conocemos sus hábitos de trabajo y su constancia.
7) Tono de vida, para descubrir los valores positivos, la capacidad para la alegría y la felicidad, la previsión ante los fracasos y el dolor.
8) Vida del muchacho fuera de la escuela, amistades y diversiones.
9) Vida familiar, ambiente cultural y clima psicológico y moral.
10) Ideales de vida, de trabajo, del muchacho.
11) Dificultades y problemas personales íntimos.
3.2. Las técnicas en el proceso normal de la orientación
Cada escolar ha de ser tratado individualmente, por lo que resulta útil el clásico ciclo de la orientación: entrevista inicial, período de exploración, entrevista de síntesis o consejo, actividad subsiguiente del escolar y evaluación del resultado del proceso orientador.
3.3. Los problemas particulares
El estudio de un caso incluye las siguientes etapas:
- Correcta identificación del sujeto: En cada etapa se incluye el historial del muchacho, los resultados de la exploración física y psíquica, la opinión de los profesores sobre la personalidad y conducta del estudiante, la relación con los compañeros y el estudio del ambiente familiar.
- Correcta identificación del problema: Conocimiento de la génesis y desarrollo del problema, descripción de la situación actual y de las razones por las que se considera como problema particular.
- Posibles soluciones: Ventajas e inconvenientes que se estimen en cada una de ellas.
- Solución que se propone: Planeamiento de la actividad subsiguiente y estimación del tiempo que se considera necesario para la solución del problema. En caso de prever un plazo largo de tiempo, habrán de establecerse etapas sucesivas con objeto de observar el proceso de corrección.
- Comprobación de resultados: En el caso de que éstos sean negativos o poco satisfactorios se volverá a replantear el caso o el problema iniciándose de nuevo el ciclo.