En lo que respecta a
la Antropología Social, una primera dificultad para considerarla materia
científica con pleno derecho, ha sido la situación a la que se han limitado los
antropólogos, que se han visto convertidos en meros recolectores de cacharros y
costumbres. En el mejor de los casos calificaremos todo ello como materia
del etnógrafo y de la Etnografía, pero no de la Antropología. A esos niveles de
simple recolección no podemos atribuirles el estar haciendo ciencia, aun cuando
podamos encontrarnos con que son unos insustituibles y, por tanto, necesarios
ayudantes para conseguir ulteriores generalizaciones, con lo que, si no lo
hemos conseguido, sí, al menos, nos hemos acercado mucho a los niveles
auténticamente científicos.
Bronislaw Malinowski con nativos de |
Las ciencias sociales
se encuentran con un gran inconveniente, que es el derivado de la materia de su
estudio: la sociedad. La situación en la que se hallan los investigadores
sociales, que por un lado, estudian a la sociedad, y, por otro, son ellos
mismos miembros de algún grupo social, supone una dificultad para poder obtener
conclusiones objetivas. Si la sociedad objeto de su interés es la misma a la
que pertenecen, se encuentran mediatizados por sus propias ideas políticas,
filosóficas o religiosas, su “neutralidad” será difícil de conseguir. Pero, si
por el contrario (como en el caso en el que frecuentemente se hallan los
antropólogos), sus investigaciones van referidas a sociedades y culturas
diferentes, las dificultades aparecen cuando tienen que opinar respecto a
investigaciones y costumbres extrañas a los valores imperantes en su sociedad.
Los inconvenientes
que con respecto a la falta de madurez poseen las ciencias sociales se ven aumentados
para el caso de la Antropología Social, quien además ha visto desarrollarse más
rápidamente a sus disciplinas hermanas en tanto que a ella se le había
relegado, durante mucho tiempo, al estudio exclusivo de algo que, para la
tiranía ejercida por la sociedad industrial, ha tenido una importancia que, en
el mejor de los casos, era calificada como marginal, o puramente académica,
como ha sido todo lo relacionado con las sociedades primitivas.
Otra manera de
enfocar este mismo inconveniente para considerar inmersos en el área de la
Ciencia a las diversas especialidades dedicadas al estudio de la sociedad, es
la dificultad de verificar, y mucho más de experimentar. La sociedad está
compuesta por humanos y solamente por esta circunstancia muchos experimentos,
de necesidad innegable, y cuya realización sería fácilmente posible si se
tratase de otros seres, al venir referidos a humanos, suelen presentar
problemas éticos incluso en su simple planteamiento. Aquello que para el caso
de las ciencias físicas puede ser llevado a cabo en el reducido marco de los
laboratorios, en el caso de las ciencias sociales podría llegar incluso a
suponer querer cambiar la Historia.
Se argumenta que el
simple hecho de investigar sobre un determinado colectivo introduce
modificaciones sobre él, y que de este modo la investigación altera lo
investigado.
Si bien es cierto que
la experimentación, tal como aparece en otras ciencias, no es posible en el
caso de las Ciencias Sociales, no es exacto el que se carezca totalmente de
medios para probar las hipótesis formuladas. Entre los medios para este fin
ocupa un lugar destacado el llamado método comparativo, consistente en
realizar comparaciones sistemáticas entre sociedades o colectivos de personas y
ver a través de ellas qué rasgos o complejos culturales, u otros fenómenos,
aparecen en muchos casos, o por el contrario difieren, para conseguir, de este
modo, la verificación de ciertas hipótesis o la consecución de generalizaciones
significativas.
De todo lo anterior
obtenemos unas consecuencias similares a las expuestas por Bottomore, quien, refiriéndose exclusivamente a
la Sociología –aunque nosotros lo extendemos a la Antropología Social-, dice
que la disciplina es científica en sus métodos y en sus intenciones.
Y estamos de acuerdo con otra buena parte de autores respecto a que se cuenta
con grandes limitaciones y dificultades, principalmente en cuanto se refiere a
la verificación, demostración y comprobación; fallos que se están paliando
según avanzamos en el transcurso del tiempo y en la realización de
investigaciones con las que adquirimos experiencia y a la par escalamos
posiciones en la escala de consideración científica.