Lenguas itálicas
Sin duda, el principal miembro de esta familia es el latín. El latín era el dialecto del Lacio, una región de la Italia central en donde fue fundada Roma. Más tarde, el latín predominó sobre los demás dialectos de la Península Itálica, como el osco, hablado en Lucania y Campania, y el umbro, hablado en Umbría, junto al Adriático.
El latín se convirtió en la lengua oficial del Imperio Romano. Los primeros ejemplos de textos escritos en latín datan del siglo V a.C., y el primer autor literario del que sabemos que escribió su obra en latín es Plauto, a fines del siglo III a.C.
Lenguas helénicas
Esta rama del indoeuropeo consta de una única lengua, representada en multitud de dialectos hablados en el territorio de la actual Grecia continental y las islas del Egeo.
En su evolución podemos distinguir cuatro fases claramente diferenciadas. Los documentos escritos en griego datan del siglo XV a.C., y son unas tablillas de arcilla con escritura silábica, de unos 150 símbolos, descifrados en 1953 por el arquitecto inglés Michael Ventris y el helenista John Chadwik. Esta escritura recibe el nombre de Lineal B. En las tablillas se registra la actividad burocrática y económica de los palacios cretenses. Esta forma de griego antiguo se denomina griego micénico, para distinguirlo del griego posterior, llamado griego clásico, en el que están escritas las principales obras épicas y teatrales, históricas y filosóficas hasta el siglo IV a.C.
Una variedad posterior del griego se conoció como griego común, y se habló durante más de mil años en toda la zona del Mediterráneo oriental. El griego moderno actual procede de esta última versión del griego común.
Lenguas germánicas
Todas las ramas que conforman esta familia de lenguas proceden de las tribus germanas que se asentaron por el norte de Europa durante el primer milenio anterior al cristianismo.
En la actualidad hay más de quinientos millones de personas que hablan alguna de estas lenguas, debido principalmente a la importancia del inglés.
Las lenguas germánicas del norte, también llamadas escandinavas, incluyen el sueco, el danés, el noruego y el islandés. Las sagas islandesas constituyen un ejemplo literario de gran importancia, redactadas en una versión antigua del islandés.
Dentro de las lenguas germánicas occidentales, distinguimos dos variedades principales: el alto y el bajo alemán. El alto alemán abarca el alemán de Baviera, el de Austria, el de la Suiza alemana y el de Alsacia. El bajo alemán se extendió por Bélgica (produciendo el flamenco) y los Países Bajos (holandés).
La conquista de Gran Bretaña por anglos y sajones dio origen al anglosajón, que antecedió al inglés actual.
Lenguas célticas
Los celtas fueron el primer pueblo indoeuropeo que se extendió por toda Europa. En torno al siglo XV a.C., llegaron al centro y sur del viejo continente, y en series de oleadas posteriores se extendieron hasta el occidente europeo y el Mar Negro, en el extremo oriental.
Los principales núcleos celtas se localizan en Francia y el norte de Italia, con una lengua conocida como celta continental, y en las islas británicas, cuya lengua se ha denominado celta insular.
Lenguas indoiranias
Esta rama indoeuropea comprende el hindi y el persa. El hindi o antiguo indio cuenta con más de quinientas lenguas diferentes y unos quinientos millones de hablantes. Las formas más antiguas de este grupo datan del año 1000 a.C., y son conocidas como sánscrito, lengua en la que están redactadas los vedas, que son los textos sagrados más antiguos.
El grupo de lenguas iranias comprende numerosos idiomas y dialectos, con unos setenta millones de hablantes. La lengua principal de este grupo es el persa.
Lenguas baltoeslavas
El propio nombre de esta familia de lenguas indica sus dos grandes núcleos de influencia: la región báltica, que engloba las lenguas letona y lituana y que hablan unos cinco millones de personas, y la región eslava, con un número mayor de lenguas y unos trescientos millones de hablantes, de entre los que más de la mitad corresponden al ruso. Este idioma, por la influencia política de la desparecida Unión Soviética, se convirtió en la lengua común de los países del este europeo.