Iglesia de San Pedro de la Nave (Zamora), construida entre 680-711 en pleno dominio visigodo. |
1.- Las invasiones germánicas en Hispania
Durante los siglos III y IV d.C. ya se detectó en Hispania la presencia de bandas de pueblos germánicos. No obstante, la gran invasión tuvo lugar a principios del siglo V. En el año 409 cruzaron los Pirineos, en dirección hacia el sur, entre otros pueblos, los suevos, los vándalos y los alanos. Tradicionalmente se habla de invasiones germánicas, aunque en realidad uno de esos pueblos, concretamente los alanos, eran de origen asiático. Los cronistas de la época nos han transmitido un cuadro patético de las invasiones, atribuyendo a los bárbaros todo género de atropellos.
Los vándalos se dirigieron hacia el sur de la Península, donde permanecieron algún tiempo, hasta que más tarde, hacia el 429, pasaron al norte de África. Los alanos, instalados en el centro y este de la Península, fueron en realidad absorbidos por la población hispanorromana. Los suevos se establecieron en el noroeste, consiguiendo fundar un reino que mantuvo su independencia hasta finales del siglo VI.
2.- Los visigodos en Hispania
Los visigodos, una de las ramas del pueblo godo, eran sin lugar a dudas, de todos los pueblos que llegaron a la Península en el siglo V, los más romanizados y los que tenían una mayor experiencia política. Aparecieron en la Tarraconense en el año 415, con el propósito de combatir a los otros pueblos invasores. Pero después de firmar el año 418 un pacto o "foedus" con Roma abandonaron la Península, estableciéndose en las Galias. A mediados del siglo V retornaron a Hispania, como aliados de Roma, con la finalidad de combatir a los suevos. A partir de ese momento se acentúan las incursiones de visigodos a la Península. No obstante, el centro de su asentamiento continuaba estando el sur de las Galias, con capital en Tolosa. Sólo después de ser derrotados por los francos en Vouillé (507), los visigodos abandonaron las Galias, trasladándose definitivamente a tierras hispanas, en donde fundaron un reino con capital en Toledo.
3.- El reino visigodo de Toledo
Estatua del rey Recaredo, en la balaustrada del Palacio Real de Madrid |
En el siglo VII se eliminaron algunos de los más importantes obstáculos con que había tropezado la monarquía visigoda. En tiempos de Suintila (621-631) se terminó con la presencia bizantina en Hispania. Algunos años después Recesvinto (649-672), al promulgar el "Liber Iudiciorum" o "Fuero Juzgo", ponía fin a las barreras jurídicas que habían separado a los visigodos de los hispanorromanos. Pero al mismo tiempo, la monarquía visigoda se debilitaba por la supeditación a los intereses de las capas altas de la sociedad, la nobleza y los prelados. La monarquía, de carácter electivo, no podía imponerse a los poderosos. Los últimos tiempos del reino visigodo fueron una pugna continua entre las facciones nobiliarias en lucha por el poder, que podemos ejemplificar en el enfrentamiento, ya en el siglo VIII, del rey Rodrigo y los hijos de su antecesor Vitiza. Este estado de cosas facilitó la invasión de la Península por los musulmanes.