martes, 18 de julio de 2023

La comunicación educativa en "El filósofo autodidacta" de Ibn Tufail

Uno de los problemas de mayor interés dentro de la obra de Ibn Tufail es el referido a la dimensión social de la formación de Havy Ibn Yaqzan, su protagonista. ¿Es "El filósofo autodidacta" una muestra de individualismo naturalista? ¿Acaso critica la dimensión social del hombre? ¿Reclama la perspectiva individualista de la educación soslayando la social? La obra de Ibn Tufail no menosprecia la dimensión social del hombre, sino que la critica; ni la idea matriz de aquella es demostrar que la razón humana puede evolucionar por sí sola sin necesidad de la comunidad. El encuentro de Havy con Absal, que parece una parte sobreañadida y desvaída de la línea argumental, representa, sin embargo, la comunicación del saber, como vehículo de participación de la propia felicidad, a los demás. 

El primer contacto entre Havy y el místico Absal simboliza la comunicación entre el que crea la ciencia y el que cree en la ciencia "hecha", o entre el saber de la razón y el saber por la fe:


Al efecto, se propuso vivir en compañía de Absal, y como este notase también que no hablaba, estuvo seguro de que ningún daño había de inferirse a su religión de vivir en su compañía, esperaba además, que le enseñaría el lenguaje, la ciencia y la religión, granjeándose en esto la mayor retribución y dignidad para con Dios.


Uno y otro tienen que enseñarse mutuamente algo. Havy le habla de sus éxtasis, y Absal de la oración, de la limosna, del ayuno, de la peregrinación..., es decir, de las prácticas sociales de la religión. 

La casualidad y el deseo de comunicar a otros hombres sus saberes les lleva a otra isla, de la que es jefe y soberano Salaman. Algunos viejos amigos de Absal se reúnen con ellos. Havy quiere comunicarles sus vivencias, pero fracasa en el intento. ¿Quiénes son estos improvisados alumnos? Los "pseudointelectuales", la "masa", los que tienen siempre prejuicios, los que "aunque amantes del bien y deseosos de la verdad", sólo se ocupan de las "cosas vanas de este mundo", los que toman "por su Dios a sus propios atributos", los que tienen "ansia de acrecentar sus caudales", "los que se ocupan de la externo de la ley", los que, en resumen, conviven sin formar comunidad. 

Es que la comunicación social y educativa de Havy Ibn Yaqzan y Absal significa genuina y primariamente la auténtica comunidad, mientras que los amigos de Salaman, en él representados, simbolizan la alienación o ausencia de comunidad: el pretendido fracaso de la comunicación no es tal, y la interpretación del individualismo a ultranza no es correcta. 

En cuanto al naturalismo que parece mostrarse en la obra desde las primeras páginas, quizás por el escenario en que se desarrolla la acción argumental, no deja de ser puro simbolismo; la isla en que vive Havy no es sino la ciudad rodeada de murallas, en la que el hombre parece condenado a vivir solo, aislado de los demás, hasta que encuentra el otro, con quien forma comunidad. Por todas estas razones textuales rubricar con palabras de naturalismo, o individualismo, o pesimismo pedagógico, la obra y pensamiento de Ibn Tufail puede resultar a la larga inconsecuente y falso, porque la obra es en realidad una crítica social, en la que la comunicación educativa de bienes espirituales fundamenta la nueva ciudad, es decir, la sociedad que ha de surgir por un desarrollo connatural al modo de ser del hombre. 

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