domingo, 7 de junio de 2020

La necesidad de la verificación en la investigación histórico-pedagógica

Es inútil decir que toda la cuestión relativa a los problemas de las fuentes y de los documentos implica al sector de la investigación histórico-pedagógica en la misma medida que a los sectores filosóficos, literarios, filológicos,más bien debe lamentarse; a este propósito, que incluso cuando a menudo el análisis de los textos y de los documentos se deba a estudiosos de la pedagogía, no es siempre exacto. A veces la idea, el concepto, el principio, la tesis prevalecen sobre la realización y sobre las verificaciones sistemáticas del texto y del documento; la individualización de las fuentes, la situación de los textos, la edición crítica, la veracidad, la objetividad, el valor y el cotejo de las fuentes y de los documentos son indispensables como de lo demás la verificación de la autenticidad, de la datación, de la mentalidad, de la cultura, de la orientación y de la veracidad de quien los ha producido. Cada texto y cada documento debe ser visto, por así decirlo, con transparencia y frente a ellos el historiador de la pedagogía no puede mantenerse en una postura muy prudente, porque no se trata solamente de utilizarlos sino de verificar su valor, su capacidad, las garantías en un contexto casi siempre contradictorio.

Johann Gustav Droysen (1808-1884)
El análisis filológico y contextual ofrece muchas garantías pero no lo es todo; por lo tanto, queda todavía como ejemplar la técnica indicada por Droysen (Sumario de historia) en el ámbito de una reconstrucción histórica en la cual, junto a los cánones lógicos (casi una crítica de la razón pura histórica) estaban presentes la investigación del sentido del devenir histórico, las implicaciones metodológicas, la clarificación del deber de la historia y del trabajo histórico también en sus aspectos artesanales. De Droysen interesa la forma de trazar el órgano del pensamiento y de la investigación histórica, la contrapunción continua entre la extrema diligencia en indicar y en predisponer la metodología y los instrumentos de la investigación histórica y el debate sobre la finalidad de la historia hasta llegar a interpretaciones de tipo ético-pedagógico:


La importancia práctica de los estudios históricos está en el hecho que ellos -y solamente ellos- dan al Estado, al pueblo, al ejército, la imagen de ellos mismos. El estudio de las disciplinas históricas es el fundamento de la educación y de la preparación política [...]. El Estado es solamente el más complicado de entre los organismos de las fuerzas éticas; pero también cada una de las otras grandes instituciones requiere similares autocontroles a través de la discusión histórica: los requiere el gobierno de la Iglesia, la dirección de las empresas industriales, la organización de una expedición científica.

Son reclamaciones, que está bien analizar, porque a veces, en nombre y utilizando la metodología más diestra, son posibles interferencias y yuxtaposiciones que tienen poco que ver con la investigación misma.

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